Este
libro "cayó" por accidente en unas vacaciones. No conocía al autor,
pero el tema era muy interesante: Chechenia tras la primera guerra
contra Rusia y el estallido de la segunda. Jagielski fue un testigo
excepcional porque estuvo en Dagestán cuando Basayev y otros
combatientes lanzaron ataques desde Chechenia. El primer ministro,
Vladimir Putin, aprovechó el ataque y la colocación de bombas en
edificios en Rusia para invadir Chechenia y ajustar las cuentas con esta
región.
En los meses anteriores Jagielski estuvo viajando por
Chechenia y entrevistando a muchos altos mandos, como Dudayev, Masjadov o
bassayev. Gracias a ello tiene una versión excepcional sobre los
hechos. Por ejemplo, no he leido una biografía de Masjadov tan detallada
como en este libro. Este dirigente checheno se hizo muy famoso por
dirigir las operaciones contra los rusos. En el ejército soviético se
había granjeado una excelente reputación como oficial de artillería, y
para muchos era una esperanza para la región, pero nunca pudo controlar
las bandas de terroristas y criminales que convirtieron Chechenia en un
santuario del crimen.
Portada del libro (amazon.es)
La
descripción de Bassayev también es excelente. El autor repasa su
juventud y cómo empieza a luchar contra los rusos y sus aliados en el
Caúcaso. No sólo se mencionan sus acciones más exitosas, como los
secuestros en Budennyovsk o un Tu-154 en Turquia, pero también algunos
desastres. A mediados de los 90 fue contratado junto a otros chechenos
para luchar en Azerbayan (contra Armenia, apoyada por Rusia). Los
resultados no fueron muy buenos, y tuvo que salir por piernas. Al
comienzo de la primera guerra de Chechenia su grupo fue emboscado por
los rusos y masacrado, perdiendose algunos de los mejores hombres.
La
historia de Chechenia y su resistencia a Rusia se repasa desde la época
de los zares. Tampoco faltan las referencias a las relaciones con sus
vecinos. el Caúcaso siempre ha sido un lugar muy complejo, y se nota.
Tras 1991 surgió en muchos chechenos un deseo de ser independientes,
pero la situación era complicada debido a la corrupción y luchas de
poder. Jagielski también explica la peculiar interpretación del islam,
que está mezclado con muchas tradiciones locales. Esto causó muchos
problemas cuando comenzaron a llegar los primeros voluntarios de Arabia
Saudí porque la interpretación wahabbita era mucho más estricta, y
causaba muchas fricciones con los ancianos, figuras muy respetadas en
Chechenia.
En la parte final del libro se narra la invasión rusa.
Los chechenos estaban convencidos de que podrían hacerles frente, pero
esta vez los rusos fueron mucho más precavidos. Antes de avanzar
aplastaban toda resistencia con helicópteros y tanques. Mientras
escribía el autor tuvo que dejar de viajar con 3 guardaespaldas y
esconderse en una casa con una familia chechena. Los rusos tenían muy
controlada la prensa y no permitían a los periodistas desplazarse
independientemente.
Un joven Aslan Masjadov junto a su familia (http://www.adamalla.com)
El
libro no entra en detalles sobre batallas o armamento, tampoco es el
objetivo, pero sí cuenta muchos detalles y anecdotas interesantes que
nunca había leido. El relato de cómo los chechenos creen haber sobornado
a los rusos (una autentico problema en la primera guerra) para poder
abandonar Grozni y son diezmados en campos de minas mientras se les
bombardea con artillería y aviación es dantesco. Gracias a una
entrevista con un cirujano checheno uno se da cuenta de la magnitud del
desastre. Tras esta batalla, y la de Kommonskoye, los guerrilleros se
fueron refugiando en las montañas y no volvieron a representar un
peligro como el de 1994-96.
La obra tiene algo más de 300 páginas
pero se lee rápido. La versión que lei es en español y la traducción
es buena, salvo algunas faltas de ortografía menores. El precio me
pareció un poco alto (24 euros en papel y 14 en Kindle), pero esto suele
ser un problema en todos los libros editados en España.
Fuentes y enlaces de interés:
- Torres de piedra, de Wojciech Jagielski. Ficcion Real (2011). Traducción de Francisco Javi Villaverde González.