La obra de Correlli Barnett "Hitler´s generals", contiene un capítulo
sobre Ewald Von Kleist, escrita por Samuel W. Mitcham Jr. Si bien es una
biografía centrada en sus operaciones militares, contiene información
sobre sus políticas humanas en la URSS, que le costarían años de prisión
tras la guerra.
Ironicamente, algunos de los éxitos a los que von Kleist debe su promoción lo fueron ignorando las instrucciones de Hitler en lo referido al tratamiento de los pueblos que habían vivido previamente bajo el régimen comunista. En Septiembre de 1942, Kleist afirmó: "Estos vastos espacios me deprimen. Y estas vastas hordas de gentes. ¡Estamos perdidos si no los ponemos de nuestro bando!. Y ganarselos se los ganó, por miles. Con gran previsión, incorporó en su estado mayor a dos antiguos representantes militares en la embajada de Moscú: Liutenant-General Oskar Ritter von Niedermayer y y Major-General Ernst Koestring. Niedermayer, que se había retirado del ejército en 1935, había sido profesor de geopolítica en la universidad de Berlín antes de volver a ser llamado a filas. Previamente había organizado y comandando la división de infantería 162, que incluía hombres de los territorios rusos de Georgia, Armenia, Azerbayán, Kazajstán y Turkestán, asi como voluntarios de Irán, Afganistán y otros territorios del este que se habían unido al ejército alemán para luchar contra los rusos y el comunismo. Como Kleist, Niedermayer era un crítico claro de la políticas nazi de tratar a los pueblos no germanos como subhumanos (Untermeschen).
Niedermayer y Koestring proporcionaron a Kleist con una asesoramiento realmente experto en el tratamiento de los territorios ocupados y sus etnias (no rusas). Como resultado de estas políticas, 825.000 hombres fueron reclutados para luchar contra el régimen de Stalin. Estos hombres incluían karachoevs, kabardinos, osetios, ingusetios, azerbaiyanos, kalmucks, uzbekos y especialmente cosacos. En Septiembre de 1944 Hitler permitió que algunos de estos hombres se incorporasen al ejército de liberación bajo el mando del antiguo general del ejército rojo Vlasov, pero para entonces Alemania había perdido todos los territorios capturados en la URSS y la guerra estaba perdida. Kleist, sin embargo, recibió permiso para utilizar estos reclutas como auxiliares y sobre todo para formar regimientos de caballería cosacos bajo mando alemán. Un cuerpo entero de cosacos fue formado más tarde con estos reclutas.
Fritz Sauckel, plenipotenciario para la importación de mano de obra (o sea, director para la importación de mano esclava en la Alemania nazi), y el Gauletier Erich Koch, el infame comisario del Reich para Ucrania protestaron -junto a otros- por las políticas humanas de Kleist ¡Kleist había llegado tan lejos como asegurarse que el programa laboral de reclutamiento "voluntario" fuese voluntario de verdad! Koch y Sauckel estaban furiosos, pero sus protestas no causaron ningún efecto en el antiguo jinete prusiano. Kleist llegó tan lejos como para llamar a oficiales de la Gestapo, "policía" y SS para decirles categoricamente, que no permitiría excesos en su zona de mando.
Las políticas humanas de Kleist fueron tan exitosas que hasta fueron medio alabadas por Joseph Goebbels, el ministro nazi de propaganda. Si las ideas de Kleist hubiesen sido implementadas en todo el este, es muy probale que hubiesen cambiado el curso de la guerra.
El autor define a Kleist como un no-nazi más que un anti-nazi. Sin embargo no era el tipo de oficial que podía participar en una conspiración, sobre todo una vez después de haber jurado fidelidad a Hitler en 1934 (como el resto del ejército). Como mencioné en otros mensajes, Kleist pasó a la reserva junto Fritsch. A pesar de ser un retiro forzoso, Kleist recibió un importante honor: fue autorizado a llevar el uniforme del octavo regimiento de caballería. Esto le llenó tanto que siguió llevando las hombreras del octavo hasta ser ascendido a Mariscal de Campo. También recibi un retrato firmado de Hitler, una pista de que Hitler contaba con él para el futuro.
Kleist y Manstein eran generales en los que Hitler no confiaba a pesar de respetar su capacidad. La lista de aspectos de Kleist que molestaban a Hitler era larga:
- La constante insistencia en la retirada de Crimea.
- Su actitud humana con los "subhumanos".
- El consejo que dio en Noviembre de 1943, cuando recomendó nombrar un comandante en jefe de la Wehrmacht para dirigir las operaciones en el este.
- La mano dura que aplicaba con funcionarios del partido nazi y SS.
- Sus opiniones pro-monarquicas.
- La amenaza de tomar decisiones por su propia cuenta si no se autorizaba una retirada del río Bug.
Ya en Julio de 1943 Hitler afirmó: "No puedo confiar en Kleist y Manstein. Son inteligentes pero no nacional-socialistas". El final de ambos llegaría en Marzo de 1944. El avión privado de Hitler los trajo a Obersalzburg. Esa misma noche les condecoró con la cruz de caballero con hojas de roble y espadas y les relevó de sus mandos. Hitler les dijo que aprobaba lo que habían hecho en el frente este pero que los días de los grandes estrategas habían terminado y lo que necesitaba ahora eran comandantes que pudiesen sacar hasta el último suspiro de sus tropas. Incluso en este momento, Kleist recomendó a Hitler que negociase una paz con Stalin y terminar la guerra mientras Alemania pudiese obtener unos términos favorables. Hitler le aseguró que no hacía falta porque el ejército soviético estaba casi exhausto. Al enterarse de la noticia el general Zeitzler, jefe del estado mayor del OKH, presentó su dimisión, pero ésta fue rechazada. Este tipo de actitud muestra el por qué Hitler fue tan cuidadoso con Kleist y Manstein.
Fuentes y enlaces de interés:
- Hitler's Generals, editado por Correlli Barnett. Weidenfeld and Nicolson, 1989.
Ironicamente, algunos de los éxitos a los que von Kleist debe su promoción lo fueron ignorando las instrucciones de Hitler en lo referido al tratamiento de los pueblos que habían vivido previamente bajo el régimen comunista. En Septiembre de 1942, Kleist afirmó: "Estos vastos espacios me deprimen. Y estas vastas hordas de gentes. ¡Estamos perdidos si no los ponemos de nuestro bando!. Y ganarselos se los ganó, por miles. Con gran previsión, incorporó en su estado mayor a dos antiguos representantes militares en la embajada de Moscú: Liutenant-General Oskar Ritter von Niedermayer y y Major-General Ernst Koestring. Niedermayer, que se había retirado del ejército en 1935, había sido profesor de geopolítica en la universidad de Berlín antes de volver a ser llamado a filas. Previamente había organizado y comandando la división de infantería 162, que incluía hombres de los territorios rusos de Georgia, Armenia, Azerbayán, Kazajstán y Turkestán, asi como voluntarios de Irán, Afganistán y otros territorios del este que se habían unido al ejército alemán para luchar contra los rusos y el comunismo. Como Kleist, Niedermayer era un crítico claro de la políticas nazi de tratar a los pueblos no germanos como subhumanos (Untermeschen).
Niedermayer y Koestring proporcionaron a Kleist con una asesoramiento realmente experto en el tratamiento de los territorios ocupados y sus etnias (no rusas). Como resultado de estas políticas, 825.000 hombres fueron reclutados para luchar contra el régimen de Stalin. Estos hombres incluían karachoevs, kabardinos, osetios, ingusetios, azerbaiyanos, kalmucks, uzbekos y especialmente cosacos. En Septiembre de 1944 Hitler permitió que algunos de estos hombres se incorporasen al ejército de liberación bajo el mando del antiguo general del ejército rojo Vlasov, pero para entonces Alemania había perdido todos los territorios capturados en la URSS y la guerra estaba perdida. Kleist, sin embargo, recibió permiso para utilizar estos reclutas como auxiliares y sobre todo para formar regimientos de caballería cosacos bajo mando alemán. Un cuerpo entero de cosacos fue formado más tarde con estos reclutas.
Fritz Sauckel, plenipotenciario para la importación de mano de obra (o sea, director para la importación de mano esclava en la Alemania nazi), y el Gauletier Erich Koch, el infame comisario del Reich para Ucrania protestaron -junto a otros- por las políticas humanas de Kleist ¡Kleist había llegado tan lejos como asegurarse que el programa laboral de reclutamiento "voluntario" fuese voluntario de verdad! Koch y Sauckel estaban furiosos, pero sus protestas no causaron ningún efecto en el antiguo jinete prusiano. Kleist llegó tan lejos como para llamar a oficiales de la Gestapo, "policía" y SS para decirles categoricamente, que no permitiría excesos en su zona de mando.
Las políticas humanas de Kleist fueron tan exitosas que hasta fueron medio alabadas por Joseph Goebbels, el ministro nazi de propaganda. Si las ideas de Kleist hubiesen sido implementadas en todo el este, es muy probale que hubiesen cambiado el curso de la guerra.
El autor define a Kleist como un no-nazi más que un anti-nazi. Sin embargo no era el tipo de oficial que podía participar en una conspiración, sobre todo una vez después de haber jurado fidelidad a Hitler en 1934 (como el resto del ejército). Como mencioné en otros mensajes, Kleist pasó a la reserva junto Fritsch. A pesar de ser un retiro forzoso, Kleist recibió un importante honor: fue autorizado a llevar el uniforme del octavo regimiento de caballería. Esto le llenó tanto que siguió llevando las hombreras del octavo hasta ser ascendido a Mariscal de Campo. También recibi un retrato firmado de Hitler, una pista de que Hitler contaba con él para el futuro.
Kleist y Manstein eran generales en los que Hitler no confiaba a pesar de respetar su capacidad. La lista de aspectos de Kleist que molestaban a Hitler era larga:
- La constante insistencia en la retirada de Crimea.
- Su actitud humana con los "subhumanos".
- El consejo que dio en Noviembre de 1943, cuando recomendó nombrar un comandante en jefe de la Wehrmacht para dirigir las operaciones en el este.
- La mano dura que aplicaba con funcionarios del partido nazi y SS.
- Sus opiniones pro-monarquicas.
- La amenaza de tomar decisiones por su propia cuenta si no se autorizaba una retirada del río Bug.
Ya en Julio de 1943 Hitler afirmó: "No puedo confiar en Kleist y Manstein. Son inteligentes pero no nacional-socialistas". El final de ambos llegaría en Marzo de 1944. El avión privado de Hitler los trajo a Obersalzburg. Esa misma noche les condecoró con la cruz de caballero con hojas de roble y espadas y les relevó de sus mandos. Hitler les dijo que aprobaba lo que habían hecho en el frente este pero que los días de los grandes estrategas habían terminado y lo que necesitaba ahora eran comandantes que pudiesen sacar hasta el último suspiro de sus tropas. Incluso en este momento, Kleist recomendó a Hitler que negociase una paz con Stalin y terminar la guerra mientras Alemania pudiese obtener unos términos favorables. Hitler le aseguró que no hacía falta porque el ejército soviético estaba casi exhausto. Al enterarse de la noticia el general Zeitzler, jefe del estado mayor del OKH, presentó su dimisión, pero ésta fue rechazada. Este tipo de actitud muestra el por qué Hitler fue tan cuidadoso con Kleist y Manstein.
Fuentes y enlaces de interés:
- Hitler's Generals, editado por Correlli Barnett. Weidenfeld and Nicolson, 1989.
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