martes, 2 de agosto de 2011

La operación Urano y el puente aéreo de Stalingrado: análisis de responsabilidades (III)

Es curioso, pero Hitler llevaba semenas sospechando de un ataque similar al ocurrido, aunque no probablemente no se esperaba tal debacle. A finales de Octubre Los servicios de inteligencia (FHO) habían detectado concentraciones de tropas en el río Don, justo enfrente del 3° Ejército Rumano. El FHO interpretó que estas tropas serían utilizadas para un ataque contra el Grupo de Ejércitos Centro, pero sólo sería un ataque local. Posteriormente sí habría posibilidades de un ataque contra el Grupo de Ejércitos B. Goring ofreció desplegar las recien formadas divisiones de la Luftwaffe para ayudar a los rumanos, pero Hitler no aceptó debido a la inexperiencia de la tropa. La 6 Panzer Division junto a dos divisiones de infantería fueron enviadas desde Francia para actuar como reserva.

Esta no fue la única evidencia de Urano. A partir del 6 de Noviembre se detectaron concentraciones similares frente 4° Ejército Panzer, al sur de Stalingrado. El 12 de Noviembre el FHO alertó de un posible ataque con el objetivo de cortar la línea ferrea a Stalingrado, pero el Grupo de Ejércitos B apenas tenía reservas. En cualquier caso se alertó al 48 Panzer Korps y 29 Panzer-grenadier.

Al inicio de Urano, Hitler estaba disfrutando de unos días de descanso en el complejo de Berghof, al sur de Bavaria. Zeitzler llamó por teléfono desde el cuartel de Prusia Oriental para informar que cientos de tanques habían arrollado a los rumanos por donde él había sospechado que podía producirse un ataque. Hitler ordenó al mariscal Weichs (comandante del Grupo de Ejércitos B) para todas las acciones ofensivas y mandar tropas de Stalingrado al flanco. El austriaco confiaba en que el 48° Panzer Korps pudiese controlar la situación.

Al día siguiente, cuando los soviéticos arrollaron el frente sur de Stalingrado, Hitler se dio cuenta de la gravedad de la situación: el 6° Ejército y una gran parte del 4° Ejército Panzer corrían el riesgo de ser rodeados. Con este panorama, llamó a uno de sus mariscales más preparados, Von Manstein. Este debía iniciar un ataque contra Velikiye Luki, en el extremo norte. Ahora se haría cargo del recien creado Grupo de Ejércitos Don. Hitler también le prometió 6 divisiones panzer y 4 de infantería, junto a unidades de la Luftwaffe.

En los siguientes días se selló el destino del 6° Ejército. Es muy probable que nunca queden claras las responsabilidades del fracaso, pero fue una decisión influenciada por muchos motivos, desde egos a razones estratégicas. Antes de analizar los hechos es bueno hacer un repaso a los principales implicados en la decisión y su posición:

- Adolf Hitler: fuhrer de Alemania.
- Hermann Goring: comandante en jefe de la Luftwaffe.
- Hans Jeschonnek: jefe del estado mayor de la Luftwaffe.
- Wolfram von Richthofen: jefe de la Luftflotte 4.
- Martin Fiebig: jefe del VIII Fliegerkorps, subordinado a la Luftflotte 4.
- Kurt Zeitzler: jefe de estado mayor del OKH.
- Wilhem Keitel: comandante supremo del OKW.
- Alfred Jod: jefe de estado mayor del OKW.
- Friedrich Paulus: comandante en jefe del 6 Ejército.
- Arthur Schmidt: jefe de estado mayor del Ejército.
- Wolfgang Pickert: comandante de la 9 Flak division y oficial de la luftwaffe de mayor rango en la bolsa de Stalingrado.

Lo más sencillo es comenzar con los comandantes de la Luftwaffe en la zona. Para Fiebig y Von Richtofen era una locura abastecer tal número de hombres con un puente aéreo. El segundo movió cielo, mar y tierra para convencer a otros oficiales de ello, pero no tenía la influencia necesaria.

Hitler estaba en una posición bien difícil. Una retirada significaba perder gran parte de material y evacuar todo el terreno ganado en la ofensiva de Verano de 1942. Por si ésto fuera poco, el Grupo de Ejércitos A podía ser embolsado en el Caúcaso. Finalmente, en Septiembre había dado un discurso afirmando que nada le movería de Stalingrado, y suponía una humillación el abandonar Stalingrado.

Jeschonnek fue una persona clave, ya que estuvo en la conferencia del 20 de Noviembre en Berghof. Goring no pudo asistir porque estaba presidiendo una conferencia sobre la producción de combustible en su estado de Karinhall. No existen minutos de la reunión pero se sabe que Hitler le informó de que el 6 Ejército iba a ser rodeado en unos días, y que se estaba organizando una operación de rescate al mando de Manstein.

Dicho de esta manera, la perspectiva cambia. Jeschonnek imaginó que sólo sería un suministro temporal porque el Grupo de Ejércitos Don conseguiría enlazar con la bolsa. En Demyansk la Luftwaffe fue capaz de abastecer a 100.000 soldados durante meses (300 toneladas diarias).

El problema es que la situación era muy diferente. Los flancos de Manstein iban a depender de ejércitos húngaros e italianos, equipados de manera similar a los rumanos. Los soviéticos esperaban un ataque alemán y el terreno les era favorable.

El hecho de que la Luftwaffe tuviese éxito en Demyansk no garantizaba el éxito en Stalingrado. Ahora se contaba con más experiencia y dentro de la bolsa había más bases, pero el número de soldados era mucho mayor y la distancia de vuelo sobre territorio enemigo más larga. Una diferencia fundamental es que la VVS de finales de 1942 era muy diferente a la del primer año, y las reformas de Novikov se iban a notar.

El staff de Jeschonnek cometió un error que iba a pesar -y mucho-. En los cáculos originales se asumió que los contenedores de suministros de "250kg" y "1.000kg", se transportaba esa cantidad de pertrechos. El problema es que esa cantidad se refería al enganche de las bombas donde eran colocados, siendo la capacidad de 2/3 de lo indicado. Jeschonnek se arrepintió -y mucho- de haber informado a Hitler que era posible un suministro si los aviones de transporte estaban disponibles. Cuando quiso informar a Hitler del error, Goring intervino.

Goring es considerado uno de los principales responsables del desastre. Cuando el 6 Ejército fue rodeado y se pidió ayuda a la Luftwaffe, él vio en ello una excelente oportunidad para recuperar algo de la influencia perdida. Cuando aseguró a Hitler que el puente aéreo era posible no consultó con ningún oficial, y tampoco es que estuviese muy enterado de la situación porque pasaba gran parte del tiempo en viajes de compras, vacaciones y otras actividades. Cuando Jeschonnek le informó del error le prohibió hacer referencia de ello a Hitler, y una vez organizado el puente aéreo se hizo a un lado y volvió a sus viajes y compras.

La actuación de Goring causó gran fricción con Zeitzler. El jefe de estado mayor del OKH no era un oficial con mucha imaginación, pero sí tenía iniciativa y carácter. El fue uno de los que más insistió en la ruptura, y en medio de una discusión con Goring, le retó a que dijese la cantidad de suministros diaria que necesitaba el 6 Ejército. Como es de esperar, Goring no tenía ni idea, por lo que Zeitzler le tuvo que dar el dato. Luego afirmó que la Luftwaffe podía suministrar esas 500 toneladas diarias. Esto causó ira en Zeitzler, que le acusó de mentiroso. Hitler tuvo que mediar, pero Zeitzler no terminó ahí. En las siguientes semanas siguió la dieta de los soldados del 6 Ejército, perdiendo peso de manera alarmante. Finalmente Hitler le tuvo que ordenar que cesase esa actitud.

La opinión de Keitel y Jodl es bastante conocido. Además ellos estaban con Hitler cuando fue informado en el Berghof. El primero -como era de esperar- se limitó a confirmar la opinión del fuhrer con frases como "El 6° Ejército debe aguantar" o "El frente del Volga se debe mantener". No por nada sus compañeros le apodaban Lakaitel (en referencia a lacayo) por su actitud servicial.

Jodl era un oficial mucho más competente, y dio su opinión con cautela. En la actual situación, el 6° Ejército estaba destinado a ser destruido, pero no se podían abandonar los territorios conquistados. Era esencial lanzar una operación de rescate. Mientras tanto, la Luftwaffe debería ayudar al 6° Ejército.

En la bolsa de Stalingrado las opiniones también eran diferentes. Pickert afirmaba sin bagajes que el puente aéreo era un suicidio, y no cesó de repetirselo a Paulus y Schmidt. Fiebig y Von Richtofen también advirtieron a Paulus del peligro. Este vacilaba; por una parte sabía que las oportunidades para romper el cerco disminuían con las horas, pero no quería contradecir a Hitler. Además, sus tropas andaban escasas de combustible y en caso de ruptura se debería abandonar a miles de heridos. Lo cierto es que Paulus comenzó a sufrir cierto agotamiento mental y su jefe de estado mayor comenzó a tomar decisiones. Schmidt era un nazi convencido, e insistió en el suministro aéreo, a pesar de las advertencias de otros oficiales. Para facilitar el puente aéreo redujo la cantidad requeria de 750 toneladas a 500, que serían en gran parte combustible y munición. Mientras se esperaba un rescate los soldados se alimentarían de los miles de caballos presentes en la bolsa.

3 comentarios:

  1. Buenas Alejandro

    Excelente síntesis. Al respecto pienso que si hubiera habido unidad de criterios en el Alto Mando podría haberse hecho desistir a Hitler de la idea de mantener el "erizo" de Stalingrado. El problema es que por cuestiones de "peloteo" (caso de Keitel) o de intereses personales (caso de Göring), a Hitler no le faltó el coro de voces a favor de mantenerse en el Volga.

    La opción de que Paulus desobeciera, por más que parezca razonable, era muy dificil en la práctica, porque no me cabe duda de que Hitler lo habria destituido ipso facto de haberlo intentado.

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Hola Von Kleist

    Gracias por el comentario, se agradece. La verdad es que es un tema muy interesante; es una lástima que no existan los minutos de las reuniones. Por ejemplo, tras Urano pasaron varios días hasta que Hitler fue a Prusia Oriental. En Berghof recibió varias llamadas de teléfono. Creo que David Irving intentó reconstruir alguna reunión utilizando el diario de Goering.

    De todas maneras todos guardaron muy bien la ropa. Milch se enteró de los problemas del cálculo de Jeschonnek tras la guerra, lo cual le dolió enormemente.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Dramático relato donde el Ego asesinó a un cuarto de millón de soldados. De todas maneras falta alguien en el relato: Von Manstein.

    ResponderEliminar