Este libro fue uno de los que más tiempo me llevó leer en el 2014. En total son más de 800 páginas, de las que casi 700 son de texto. La edición que adquirí fue la de tapa blanda, publicada en el 2007. En internet se encuentra a precios muy asequibles. El estilo varía bastante depediendo del tema; en general es bastante denso.
Prusia ha sido siempre un imperio que ha fascinado a muchos historiadores. Gracias a una serie de victorias militares en las épocas de Bismarck y Federico el Grande, su ejército siempre se asocia a la disciplina y efectividad. A pesar de ello, es la única de las principales europeas que ha desaparecido completamente. Hoy en día su territorio ha quedado dividido entre Polonia, Rusia y la República Federal Alemana.
A pesar de la fama, apenas hay libros que se centren en la historia de Prusia. El historiador Christopher Clark viene a cubrir gran parte de este hueco con esta obra, que sobresale en muchos aspectos. El libro narra la existencia de Prusia desde el siglo XVII hasta la disolución de Prusia Oriental tras la Segunda Guerra Mundial. El autor cubre todos los campos: político, cultural, educacional, financiero, religioso y militar.
En la primera parte del libro se analiza la ascensión de Prusia a potencia de Europa central, rivalizando con Austria. Antes hay una introducción al nacimiento en 1417, cuando Frederick Hohenzollern adquirió los derechos de Brandemburgo al emperador Sigismundo. A base de diplomacia, matrimonios y alianzas el ducado de Brandemburgo se va asentando dentro del Sacro Imperio Germánico. La Guerra de los 30 Años es analizada en mucho detalle porque Brandemburgo sufrió enormes daños humanos y materiales. En esta parte se destaca el papel de Federico Guillermo, el gran elector (der Große Kurfürst), clave en la creación de un ejército efectivo y en la consolidación del ducado. Gracias a una inteligente política de alianzas, Brandemburgo pasa a controlar Prusia, antes propiedad de los reyes polacos. En 1701 convierte en reino. En esta parte tampoco se descuidan los aspectos económicos y sobre todo religiosos. En Europa central había un delicado equilibrio entre catolicismo, protestantismo y calvinismo, y Prusia no era ajena a ésto.
Los siguientes reyes darán mucha importancia a mantener buenas relaciones con Austria, que sigue siendo la principal potencia. Esta vendría a ser la segunda parte del libro. Federico Guillermo I perfeccionaría el ejército y crearía una eficiente administración, que fue heredada por su hijo, el famoso Federico El Grande. Tras declarar la guerra a Austria, conquista la rica provincia de Pomerania, alterando el equilibrio en el Sacro Imperio Germánico. Esto causa 3 guerras, conocidas como las de Silesia. En muchos momentos Prusia está al borde de la derrota, pero los problemas de coordinación de sus enemigos y diferentes circunstancias –la muerte de la Zarina Caterina la Grande- permiten una paz ventajosa. En estos capítulos el autor no olvida otros aspectos del reinado de Federico El Grande, como la tolerancia religiosa, la reforma de la educación, la economía, y la construcción de muchos edificios públicos en Berlín. Otros aspectos más negativos, como su odio a los polacos y prejuicios contra judíos también se mencionan.
Prusia llega a la época napoleónica con un enorme prestigio, pero los sucesores de Federico el Grande no fueron capaces de mantenerlo en el campo de batalla. Su sucesor, Federico Guillermo II era un rey popular y contribuyó al desarrollo de las artes y música, pero su política exterior fue un desastre.
Este aspecto no mejoró con su hijo Federico Guillermo III. Perdió la oportunidad de unirse a las potencias de la Tercera Coalición, y tuvo que enfrentarse en solitario a la Grande Armée de Napoleón. El ejército era más grande que el de Federico el Grande, pero no había sido reformado como el francés y fue derrotado estrepitosamente en la batalla de Jena-Austerstadt. Esta victoria es una de las más brillantes de Napoleón.
Tras la derrota Prusia pierde gran parte de su territorio y pasa a ser una potencia de segunda. Napoleón impone a Federico Guillermo III un tratado de paz humillante.
Aprendiendo de las derrotas, el rey nombra a ministros reformistas y la suerte vuelve a sonreír en 1813. Napoleón es derrotado en Rusia y Prusia se une a la coalición. En el congreso de Viena logra ganancias territoriales, pero no se anexiona completamente Sajonia, principal objetivo.
Con las guerras napoleónicas concluidas, el autor narra la siguiente fase, que va hasta las revoluciones de 1848. Casi todo el contenido hace referencia a los problemas de Prusia para dotarse de una constitución moderna al estilo británico. Los monarcas prusianos eran muy conservadores y veían con malos ojos que “hubiese un trozo de papel entre él y sus súbditos”. Tras la revolución de 1848 se hacen algunas concesiones. El rey se ve obligado a ceder y crea una asamblea, pero esta no logra acordar una constitución. El rey termina aprobando una muy monárquica y limitada en los derechos civiles.
La mayoría de los puntos negativos empiezan en esta parte. Hasta ahora todos los campos han sido tratados en detalle, pero en este punto el libro se queda sin fuelle y empieza a tratar las cosas de una manera breve. La guerra de 1870 frente a Francia es resumida en unas líneas. El periodo de Bismarck, la unificación alemana y el crecimiento económico se analiza, pero sin tanto detalle. La política exterior es casi inexistente. Posteriormente llega a la Primera Guerra Mundial. El autor ni menciona la invasión rusa de Prusia en 1914, clave en los acontecimientos posteriores. Su opinión sobre el Reich alemán me parece correcta –un gigante industrial liderado belicistas- pero decepciona el escaso contenido.
Tras la Primera Guerra Mundial viene la integración de Prusia en la nueva república, y como algunos aspectos positivos (la eficiente administración, legislación laboral) pueden ser rescatados. El autor destaca que hubo mucha resistencia de varios políticos prusianos al régimen nazi, pero este finalmente se hizo con el poder.
El punto final llega con la disolución de Prusia Oriental y la evacuación/expulsión de la población alemana. Aquí tampoco hay mucho detalle, a pesar de que hoy en día es más sencillo acceder a archivos soviéticos. Este proceso apenas ha sido estudiado en detalle, por lo que el autor pierde una oportunidad de oro.
La obra me ha parecido excelente, pero creo que está desequilibrada. Hay un “bajón” tras la Revolución de 1848 que desequilibra el libro. Por ejemplo, las diferencias entre piestismo, luteranismo y calvinismo son tratadas ad nauseum, pero apenas detalla la abdicación del Kaiser o la Revolución de 1918. Es probable que sea un fallo de la editorial y no del autor, que es un auténtico experto. A pesar de todo, recomendaría sin ninguna duda el libro a cualquier interesado en la historia de Prusia, aunque hace falta un buen nivel de inglés. No parece que haya una traducción al castellano.
Prusia ha sido siempre un imperio que ha fascinado a muchos historiadores. Gracias a una serie de victorias militares en las épocas de Bismarck y Federico el Grande, su ejército siempre se asocia a la disciplina y efectividad. A pesar de ello, es la única de las principales europeas que ha desaparecido completamente. Hoy en día su territorio ha quedado dividido entre Polonia, Rusia y la República Federal Alemana.
A pesar de la fama, apenas hay libros que se centren en la historia de Prusia. El historiador Christopher Clark viene a cubrir gran parte de este hueco con esta obra, que sobresale en muchos aspectos. El libro narra la existencia de Prusia desde el siglo XVII hasta la disolución de Prusia Oriental tras la Segunda Guerra Mundial. El autor cubre todos los campos: político, cultural, educacional, financiero, religioso y militar.
En la primera parte del libro se analiza la ascensión de Prusia a potencia de Europa central, rivalizando con Austria. Antes hay una introducción al nacimiento en 1417, cuando Frederick Hohenzollern adquirió los derechos de Brandemburgo al emperador Sigismundo. A base de diplomacia, matrimonios y alianzas el ducado de Brandemburgo se va asentando dentro del Sacro Imperio Germánico. La Guerra de los 30 Años es analizada en mucho detalle porque Brandemburgo sufrió enormes daños humanos y materiales. En esta parte se destaca el papel de Federico Guillermo, el gran elector (der Große Kurfürst), clave en la creación de un ejército efectivo y en la consolidación del ducado. Gracias a una inteligente política de alianzas, Brandemburgo pasa a controlar Prusia, antes propiedad de los reyes polacos. En 1701 convierte en reino. En esta parte tampoco se descuidan los aspectos económicos y sobre todo religiosos. En Europa central había un delicado equilibrio entre catolicismo, protestantismo y calvinismo, y Prusia no era ajena a ésto.
Los siguientes reyes darán mucha importancia a mantener buenas relaciones con Austria, que sigue siendo la principal potencia. Esta vendría a ser la segunda parte del libro. Federico Guillermo I perfeccionaría el ejército y crearía una eficiente administración, que fue heredada por su hijo, el famoso Federico El Grande. Tras declarar la guerra a Austria, conquista la rica provincia de Pomerania, alterando el equilibrio en el Sacro Imperio Germánico. Esto causa 3 guerras, conocidas como las de Silesia. En muchos momentos Prusia está al borde de la derrota, pero los problemas de coordinación de sus enemigos y diferentes circunstancias –la muerte de la Zarina Caterina la Grande- permiten una paz ventajosa. En estos capítulos el autor no olvida otros aspectos del reinado de Federico El Grande, como la tolerancia religiosa, la reforma de la educación, la economía, y la construcción de muchos edificios públicos en Berlín. Otros aspectos más negativos, como su odio a los polacos y prejuicios contra judíos también se mencionan.
Prusia llega a la época napoleónica con un enorme prestigio, pero los sucesores de Federico el Grande no fueron capaces de mantenerlo en el campo de batalla. Su sucesor, Federico Guillermo II era un rey popular y contribuyó al desarrollo de las artes y música, pero su política exterior fue un desastre.
Este aspecto no mejoró con su hijo Federico Guillermo III. Perdió la oportunidad de unirse a las potencias de la Tercera Coalición, y tuvo que enfrentarse en solitario a la Grande Armée de Napoleón. El ejército era más grande que el de Federico el Grande, pero no había sido reformado como el francés y fue derrotado estrepitosamente en la batalla de Jena-Austerstadt. Esta victoria es una de las más brillantes de Napoleón.
Tras la derrota Prusia pierde gran parte de su territorio y pasa a ser una potencia de segunda. Napoleón impone a Federico Guillermo III un tratado de paz humillante.
Aprendiendo de las derrotas, el rey nombra a ministros reformistas y la suerte vuelve a sonreír en 1813. Napoleón es derrotado en Rusia y Prusia se une a la coalición. En el congreso de Viena logra ganancias territoriales, pero no se anexiona completamente Sajonia, principal objetivo.
Con las guerras napoleónicas concluidas, el autor narra la siguiente fase, que va hasta las revoluciones de 1848. Casi todo el contenido hace referencia a los problemas de Prusia para dotarse de una constitución moderna al estilo británico. Los monarcas prusianos eran muy conservadores y veían con malos ojos que “hubiese un trozo de papel entre él y sus súbditos”. Tras la revolución de 1848 se hacen algunas concesiones. El rey se ve obligado a ceder y crea una asamblea, pero esta no logra acordar una constitución. El rey termina aprobando una muy monárquica y limitada en los derechos civiles.
La mayoría de los puntos negativos empiezan en esta parte. Hasta ahora todos los campos han sido tratados en detalle, pero en este punto el libro se queda sin fuelle y empieza a tratar las cosas de una manera breve. La guerra de 1870 frente a Francia es resumida en unas líneas. El periodo de Bismarck, la unificación alemana y el crecimiento económico se analiza, pero sin tanto detalle. La política exterior es casi inexistente. Posteriormente llega a la Primera Guerra Mundial. El autor ni menciona la invasión rusa de Prusia en 1914, clave en los acontecimientos posteriores. Su opinión sobre el Reich alemán me parece correcta –un gigante industrial liderado belicistas- pero decepciona el escaso contenido.
Tras la Primera Guerra Mundial viene la integración de Prusia en la nueva república, y como algunos aspectos positivos (la eficiente administración, legislación laboral) pueden ser rescatados. El autor destaca que hubo mucha resistencia de varios políticos prusianos al régimen nazi, pero este finalmente se hizo con el poder.
El punto final llega con la disolución de Prusia Oriental y la evacuación/expulsión de la población alemana. Aquí tampoco hay mucho detalle, a pesar de que hoy en día es más sencillo acceder a archivos soviéticos. Este proceso apenas ha sido estudiado en detalle, por lo que el autor pierde una oportunidad de oro.
La obra me ha parecido excelente, pero creo que está desequilibrada. Hay un “bajón” tras la Revolución de 1848 que desequilibra el libro. Por ejemplo, las diferencias entre piestismo, luteranismo y calvinismo son tratadas ad nauseum, pero apenas detalla la abdicación del Kaiser o la Revolución de 1918. Es probable que sea un fallo de la editorial y no del autor, que es un auténtico experto. A pesar de todo, recomendaría sin ninguna duda el libro a cualquier interesado en la historia de Prusia, aunque hace falta un buen nivel de inglés. No parece que haya una traducción al castellano.
Fuentes y enlaces de interés:
- Iron Kingdom:
The Rise and Downfall of Prussia, 1600-1947, de C. Clark, Penguin (2007).
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