Estas memorias me aparecieron en la página de Amazon a precio de saldo (£1,99). El hecho de que son las únicas memorias de un comandante de Churchill Crocodile, y que fuesen alabadas por B. H. Liddell Hart me convencieron para comprarlas.
El libro no es muy largo, apenas 200 páginas. Su autor quedó tan espantado de lo que vio que las escribió en tercera persona. En la introducción ya explica que no le gusta esa idealización de la tecnología militar, que hace olvidar el drama de los muertos (*).
Índice del libro. |
A lo largo de las páginas Wilson describe las operaciones en Normandía, Holanda y Alemania. El estilo es algo seco pero muy honesto. No tiene problema en reconocer que tras ver como quedaban los soldados incinerados por los lanzallamas no volvió a acercarse a un campo de batalla por el que había pasado. Las descripciones de cómo quedan los carros tras ser destruidos son también muy gráficas.
La obra no tiene muchos detalles técnicos sobre el Churchill, pero hay datos útiles sobre la durabilidad/disponibilidad, y alguna anecdota interesante, como el disparar a la parte inferior del mantelete del Panzer V Panther para que rebotase y penetrase el techo.
En resumen, un libro recomendable a los aficionados a tanques. En formato Kindle está a precio de saldo (£1.99), pero es recomendable tener un buen nivel de inglés.
Fuentes y enlaces de interés:
- Flame Thrower: Memoir of a Crocodile Tank Commander, D-Day to the Rhine, de Andrew Wilson. Spitfire Publishers LTD (2022), formato Kindle
Recuerdo una película sobre la SGM en la que la trama es el asalto a una isla en el Pacífico. Antes de la batalla los soldados comentan las peores formas de morir, y llegan a la conclusión que las peores eran por lanzallamas y por bayoneta.
ResponderEliminarEn un documental sobre la Primera Guerra Mundial citan una carta escrita por un oficial alemán que vio el uso de los lanzallamas por primera vez; lo describió como "el último ejemplo de bestialismo creado por el ser humano".
EliminarSiempre me dio curiosidad la utilidad real de este tanque en particular y de los funnies en general. Con el remolque de combustible, su tamaño y velocidad y poco alcance debía ser ir como con una diana.
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