Este libro me llamó la
atención por las circunstancias del autor. Adelbert Holl era un capitán de
infantería en la Wehrmacht hecho prisionero en Stalingrado. Tras pasar 7 años
en diferentes campos de prisioneros de la URSS, fue repatriado en 1950. Holl
escribió este relato en 1965
La verdad es que el libro
me ha parecido decepcionado mucho. A lo largo de la obra Holl se dedica a
criticar a los soviéticos mientras suelta un tufo nazi casi insoportable. Los
guardias soviéticos son criaturas despreciables, completamente inferiores a los
alemanes, incluso desde el punto de vista espiritual. Las mujeres son feas y
sucias. Todas las descripciones vienen acompañadas de estribillos como “la tierra del socialismo”, o “paraíso de trabajadores y campesinos”.
Como suele ser la tónica en
muchas de estas memorias, los crímenes de la Alemania nazi no se mencionan. Le
llama la atención que los médicos judíos le traten bien “a pesar de lo
ocurrido”, pero no explica el qué.
Para Holl sólo hay algo
peor que un ciudadano soviético: un alemán que es miembro del Comité Nacional
por una Alemania Libre. En el libro cita los nombres y apellidos de todos
ellos, para que quede bien claro.
El trabajo en cada uno de
los campos es descrito en mucho detalle. Como se puede esperar, las condiciones
son terribles. Las temperaturas bajan por debajo de -40°C, el trabajo es
extenuante y la comida de mala calidad. Dicho esto, tampoco es que el ciudadano
medio viviese muy bien. En alguna ocasión la actitud del autor tampoco ayuda, y
es que ponerse a celebrar el cumpleaños de Hitler cantando el himno alemán
seguro que no ayuda.
Pese a que sólo pague algo
más de 1 euro, no recomiendo el libro. El de Furmanski me causó mejor impresión
(ver enlaces), y está disponible a un precio similar.
Fuentes y enlaces de interés:
- After Stalingrad: Seven Years as a Soviet Prisoner of War, de Adelbert
Holl. Pen and Sword Military (2016).
Esta gente venía envenenada con el Nazismo y caen en manos soviéticas. O lo encaraba desde la Necedad o del Arrepentimiento. Dudo que haya otras opciones para los que tuvieron que atravesar ambas tragedias.
ResponderEliminarUn saludo
...no serían tan malos los Rusos cuando éste "pollo" pudo contarlo...si soy yo, no lo cuenta.
ResponderEliminarLa mayoría de los prisioneros alemanes murieron. Este tuvo suerte (o algo hizo).
EliminarSi estás siete años prisionero hablarás pestes de tus guardianes, es lógico. La enorme mayoría no contó el cuento; que este lo haya hecho no significa que la cosa fuese sencilla
EliminarUn apunte sobre los pocos prisioneros de Stalingrado que sobrevivieron. Aparte de las condiciones terribles de los campos de prisioneros (notar aquí tb que Rusia no estaba plagada por gordos en esos años) todos fueron capturados después de mucho tiempo luchando rodeados con dietas de morirse de hambre; sus condiciones no fueron especialmente peores que las de los demás prisioneros alemanes (que podían esperar un ratio de supervivencia del 50-60% aprox), simplemente no lo resistieron por su lamentable situación inicial.
EliminarEs lo que iba a comentar ahora. Cuando los alemanes se rinden muchos ya habían pasado el punto de no retorno. Los soviéticos tampoco estaban preparados para recibir tal número de prisioneros, y en las epidemias de tifús murieron no pocas enfermeras soviéticas. Otro dato que siempre se olvida es que la mortandad de los italianos fue incluso más alta.
EliminarSegún los datos soviéticos, un ~15% de los prisioneros alemanes murieron en cautividad. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que el porcentaje es para prisioneros que fueron dados de alta en el sistema de campos. O sea, que un prisionero que muere por las heridas o que es ejecutado no se cuenta. Tampoco parece que se incluyan a miembros del Volksturm o Hitlerjugend, que fueron liberados al poco de tiempo de ser capturados.
Otro factor es la definición de "alemán", que variaba. En los años 30 había muchas comunidades fuera de Alemania, como en los Sudeten. Los soviéticos a éstos los catalogaban según el país de origen.
Saludos.
"Las mujeres son feas y sucias"
ResponderEliminar¿Como alguien en esa situación, puede presentar atención a algo tan banal?
Como dijo Alejandro, parece que al autor le quedaron los estereotipos racistas nazis que describían a los rusos como asiáticos subhumanos.
EliminarParece ser que dicho autor tiene otro libro sobre Stalingrado, en este caso referido a la batalla en sí, que debe ser como una especie de primera parte de este que comentas: "An Infantryman in Stalingrad: From 24 September 1942 to 2 February 1943"
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