El
diario de Helmut Lipfert contiene este interesante combate con un
Yak-3 (*) en la cabeza de puente
de Gran (Hungría). Lo del piloto soviético tiene tela; está en desventaja
numérica y sobre territorio enemigo pero sigue con el ataque. Lipfert y
su punto probablemente volaban en un Bf 109 G-10/14. La traducción es
mía, también he incluido un par de fotos:
Al mismo tiempo tuve el placer de conocer al nuevo Yak.
Este último caza ruso era algo superior a nosotros en velocidad y
maniobrabilidad, el armamento era igual al nuestro, y sólo en picadas
nuestras máquinas demostraron ser superiores. Nuestra nueva cita con el
nuevo Yak casi termina mal. Prokoph y yo estabamos en nuestras líneas y
no sospechabamos nada. Yo tenía como costumbre evitar volar en línea
recta y dirección constante. No sólo eso sino que además cambiaba de
altura. Como resultado a muchos pilotos no les gustaba volar conmigo.
Pero gracias a estos continuos cambios era imposible que el enemigo se
aproximase sin ser visto. Prokoph era el mejor punto para este tipo de
vuelo.
Yak-3 (copyright desconocido).
Entonces ví un Yak solitario acercandose a nosotros por
detrás. Nos quedaba poco combustible y no queriamos entrar en combate.
El ruso parecía tener otras ideas. A pesar de estar volando a velocidad
máxima se acercaba a nosotros, y finalmente nos vimos obligados a girar.
Sólo pudimos escapar del primer ataque maniobrando de repente. El Iván
ascendió y luego picó para ponerse detrás de Prokoph. Inicialmente
intenté volar alrededor del círculo y ponerme en la cola del enemigo,
pero eso estaba fuera de cuestión. Estabamos girando a toda potencia a
muy baja altura. El ruso se lo tomaba con calma y se elevaba una vez
tras otra, dejandose caer y ajustando la trayectoria para disparar con
deflexión.
Cuando empezaba a disparar corregía a Prokoph, que
escuchaba mis palabras y respondía inmediatamente. Mi punto fue
alcanzado varias veces, pero siguió mis instrucciones con precisión y
evitó ser derribado. Esto era demasiado para mí. “Sigue girando”, le
ordené “y lo más cerrado posible”, voy a ascender y picar sobre el ruso
para ayudarte.
El avión de Prokoph fue alcanzado varias veces más
en la cola. Si no hubiese estado tan furioso, me hubiera puesto a
admirar al ruso por la manera en la que, de manera repetida, ascendía,
se dejaba caer en el círculo y sólo disparaba cuando la deflexión era
correcta. Prokoph no se quejaba o lloraba pidiendo ayuda, simplemente
giraba para mantenerse con vida. Entonces estuve en una posición para
picar desde arriba. “Endereza Prokoph”.
Bf 109 G-14 del JG 53 en las Ardenas (via wwiiaircraftperformance.org)
La máquina rusa se
enderezó casi simultaneamente por lo que abrí fuego una fracción de
segundo antes que el piloto enemigo. La ráfaga entera le dio justo
cuando iba a disparar, lo que hizo que rompiese y girase. Le había dado
de pleno, pero había logrado varios impactos más en el avión de Prokoph.
Entonces me posicioné detrás del ruso, que se movía suavemente de un
lado para otro, sólo pude escupir balas en vez de apuntar con precisión.
A pesar de la columna de humo negro se separó de mí y poco a poco
aumentó la distancia entre nosotros. Igual podría haberle alcanzado,
pero ya no había combustible. No tenía más elección que regresar.
No
estoy mintiendo cuando digo que estaba impresionado con este modelo
ruso. El nuevo Yak parecía un adversario mucho más peligroso que el
Mustang.
Prokoph, al que había mandado a casa, ya había
aterrizado cuando llegué. “Vaya, Herr Hauptmann”, me saludó, “¡Después
de esta tendremos que cubrirnos la espalda!”.
No tuvimos que
esperar mucho para la siguiente oportunidad. Ahora parecía que no había
más que estos nuevos Yaks –que designamos Yak-3- en la cabeza de puente
de Gran. El encontronazo anterior nos vino muy bien. Muchos de nuestros
camaradas no querían creer nuestros informes y tuvieron que aprender por
las malas. Tuvimos una serie de saltos en paracaidas.
Aunque pueda sorprender, en condiciones normales los Yak más avanzados eran tan rápidos o más que los Bf 109 de 1944/45. La gráfica de abajo muestra una comparación de velocidades a diferentes alturas. Los Yak superan al modelo alemán. Destaca el Yak-3, que lo logra con un motor mucho menos potente. Esto se debe al cuidadoso acabado y escaso peso de la célula.
La maniobra que hace el piloto soviético es probable que sea un "Yo Yo". Como muestra el gráfico, el piloto atacante gana altura y pierde velocidad, de manera que pueda picar sobre el objetivo. Se trata de una maniobra complicada, que requiere un buen entrenamiento para hacerla.
Fuentes y enlaces de interés: