jueves, 24 de abril de 2025

Análisis de la colaboración militar entre Ucrania y sus socios en la guerra contra Rusia

Hace unas semanas el New York Times publicó un reportaje sobre la colaboración entre Ucrania y sus socios en la guerra contra Rusia. Sus autores entrevistaron a 300 funcionarios y militares de varios países, ofreciendo una visión muy completa de cómo los socios de Ucrania han ayudado en las operaciones.

Mucha de la información ya había sido publicada, pero de forma fragmentada. Para complementar los datos voy a añadir datos proporcionados por otras fuentes, incluyendo de Rusia. Es una pena que no se hable demasiado del bando ruso, especialmente de las preparaciones para hacer frente a la ofensive de 2023, el efecto de la movilización, o cómo se han introducido drones. En el texto sí que se menciona que a los militares occidentales les sorprendió lo rápido que redesplegaron tropas tras retirarlas del norte de Ucrania. Pensaban que tardarían meses y lo hicieron en un par de semanas.

Creo que es una buena idea empezar con un resumen del artículo. Los datos subrayados han sido analizados y comparados con otras fuentes en la parte de abajo, después del resumen.
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La Asociación: La historia secreta de la guerra en Ucrania, de Adam Entous en el NYT

La inteligencia de diversas fuentes se canalizaba a través de un centro de mando en Wiesbaden. El contacto principal de Ucrania era Zabrodskyi, oficial que ha estudiado tanto en Rusia como en EE. UU. Entre 2017 y 2019 fue comandante de la "Operación Antiterrorista" (ATO) en Donbass. Posteriormente, participó en las elecciones parlamentarias dentro del partido Solidaridad Europea y hasta marzo de 2023 fue diputado de la Rada. Posteriormente se incorporó a las FFAA como vicecomandante con Zaluzhnyi, puesto del que fue destituido en febrero de 2024.

En los primeros meses de la invasión la coordinación fue muy fructífera. Los ucranianos utilizaron la inteligencia (coordenadas de objetivos) para atacar con cañones como el M777, uno de los primeros modelos de armamento occidental entregados. Por seguridad y prudencia no se mencionaba el origen de la información, ni se suministraban datos de principales funcionarios rusos (por ejemplo el jefe de estado mayor) o soldados individuales.

El concepto se probó atacando un radar de contrabatería Zoopark, y posteriormente se lograron grandes éxitos, como el bombardeo de unos pontones instalados por los rusos que causó grandes pérdidas, con 400 muertos según fuentes ucranianas. A mediados de 2022 los ucranianos logran alcanzar el cuartel general del 58° Ejército de Armas Combinadas, matando a varios generales y oficiales de estado mayor.

El problema es que los M777 tenían un alcance limitado (15 millas), por lo que se decidió suministrar sistemas HIMARS. Esto permitió atacar más objetivos y a más distancia, lo que sorprendió a los rusos.

La exitosa ofensiva de Ucrania en septiembre de 2022 se debe a que Rusia sacó tropas de allí para enviarlas a Jerson, descuidando el frente de Oskil. El ataque en este punto ya había sido sugerido por el general estadounidense Donahue, pero los ucranianos preferían planes más ambiciosos. El general Zaluzhnyi prefería un ataque hacia Melitopol, algo que los oficiales de la OTAN no creían posible por el estado de las FFAA ucranianas y la capacidad limitada de entregar M777.

El plan inicial era de lanzar dos ataques (uno para engañar), con el objetivo de recuperar Jerson y la orilla occidental del rio Dnieper. Si quedaba munición se cruzaría el río.

Alrededor del 4 de septiembre los ucranianos comenzaron dos semanas de bombardeos a las tropas rusas. El mando ruso respondió mandando refuerzos, y Zalushnyi respondió atacando en Jarkov. Nadie esperaba un colapso ruso y alcanzar la orilla occidental del río Oskil. La reputación de Syrskyi, encargado de la operación subió por las nubes (a).

En el sur se informó que el cuerpo ruso se estaba quedando sin munición, por lo que los oficiales de la OTAN apremiaron a los ucranianos a atacar, pero éstos vacilaron. El general Donahue insistió al comandante en el frente, mayor-general Andrii Kovalchuk, que avanzara. Al negarse los mandos de la OTAN maniobraron para que fuese destituido.

Estas semanas fueron de gran tensión porque la inteligencia estadounidense interceptó una conversación en la que el general Surovikin hablaba de utilizar un arma táctica para evitar que los ucranianos cruzasen el Dnieper y abriesen un camino a Crimea.

En Europa, los generales Cavoli y Donahue pedían al sustituto de Kovalchuk, general de brigada Tarnavskyi, que avanzara con sus brigadas, derrotara al cuerpo en la orilla oeste del Dnieper y se apoderara de su equipo. En Washington, los principales asesores de Biden se preguntaban con nerviosismo lo contrario: si no sería necesario presionar a los ucranianos para que frenaran su avance.

Los ucranianos lograron recuperar Jerson pero no cruzaron el Dnieper, el avance no fue lo suficientemente rápido y los rusos se pudieron retirar en orden.

A finales de 2022 funcionarios del Pentagono creían que era un buen momento para firmar un acuerdo porque esta podría ser su mejor posición. Cuando el jefe de estado mayor conjunto, general Milley, lanzó esa idea en un discurso, muchos de los partidarios de Ucrania (incluyendo los republicanos del Congreso, que en ese entonces apoyaban abrumadoramente la guerra) gritaron "apaciguamiento".

En el cuartel general de Wiesbaden se vio que los rusos se estaban atrincherando. Los oficiales estadounidenses propusieron una pausa: si los ucranianos dedicaban el próximo año, o incluso más, a formar y entrenar nuevas brigadas, estarían mucho mejor posicionados para luchar hasta Melitopol. Los británicos, por su parte, argumentaban que si los ucranianos iban a atacar de todas formas, la coalición debía ayudarlos. No tenían que ser tan buenos como los británicos y los estadounidenses, diría el general Cavoli; simplemente tenían que ser mejores que los rusos.

Para principios de 2023 los ucranianos tenían más autonomía para los ataques. El lanzado contra un barracón en Makiivka es un ejemplo, ya que la información fue obtenida por su inteligencia.

Los juegos de guerra de enero de 2023 dieron como resultado un nuevo plan con dos frentes.

La ofensiva secundaria, a cargo de las fuerzas del general Syrskyi en el este, se centraría en Bajmut, donde se luchaba desde hacía meses, con una finta hacia la región de Lugansk, una zona conquistada por Rusia en 2022. Se creía que esta maniobra mantendría a las fuerzas rusas en el este y allanaría el camino para el esfuerzo principal, en el sur: el ataque a Melitópol, donde las fortificaciones rusas ya se estaban pudriendo y derrumbando en el frío y la lluvia del invierno.

Pero problemas de otro tipo ya estaban afectando al nuevo plan. El general Zaluzhnyi podía haber sido el comandante supremo de Ucrania, pero su supremacía se veía cada vez más comprometida por su competencia con el general Syrskyi. Según funcionarios ucranianos, la rivalidad se remontaba a la decisión de Zelenski, en 2021, de ascender a Zaluzhni por encima de su antiguo jefe, Syrskyi. La rivalidad se intensificó tras la invasión, ya que los comandantes competían por las limitadas baterías HIMARS. El general Syrskyi había nacido en Rusia y había servido en su ejército; solía hablar ruso en las reuniones hasta que mejoró su ucraniano. Zaluzhnyi a veces lo llamaba con desdén «ese general ruso». Pese a todo Syrskyi aceptó cumplir órdenes.

Syrskyi y Zelenski eran partidarios de rodear a las tropas rusas en Bajmut para sembrar la discordia en sus filas. Los soldados recien entrenados podían atacar hacia Melitopol. Zaluzhnyi y los oficiales estadounidenses no estaban de acuerdo. Además, los ucranianos enviarían sólo 4 brigadas sin experiencia al extranjero para su entrenamiento, y prepararían 8 más en Ucrania. Los nuevos reclutas eran mayores, en su mayoría de entre 40 y 50 años. Cuando llegaron a Europa, un alto funcionario estadounidense recordó: "Lo único que pensábamos era: 'Esto no es bueno'".

La edad de reclutamiento era de 27 años. El general Cavoli, quien había sido ascendido a comandante supremo aliado para Europa, pidió al general Zaluzhnyi que "metiese a sus jóvenes de 18 años en el partido". Pero los estadounidenses concluyeron que ni el presidente ni el general asumirían una decisión tan políticamente delicada.

Por otra parte, los rusos se habían adaptado y retirado centros logísticos y puestos de mando a más de 50 millas del frente, fuera del alcance de los HIMARS. Los oficiales pidieron ATACMS, con un alcance de 190 millas, pero recibieron un no de respuesta, y es que el jefe de estado mayor ruso, Gerasimov, había advertido contra la entrega de armas con este alcance. Pese a todo, veían todavía una oportunidad de lograr la victoria si la ofensiva empezaba el 1 de mayo.

El 1 de mayo llegó y no hubo ofensiva.los ucranianos disponían de suficientes recursos pero qierían empezar a recibirlo todo. A finales de mayo la inteligencia vio que los rusos estaban formando rápidamente nuevas brigadas.

El general Zaluzhnyi esbozó el plan final en una reunión de la Stavka (mando supremo de las FFAA). El general Tarnavskyi dispondría de 12 brigadas y la mayor parte de la munición para el asalto principal sobre Melitopol. El teniente general Yurii Sodol se dirigiría a Mariupol. El general Syrskyi lideraría el esfuerzo de apoyo en el este, alrededor de Bajmut, recientemente perdida tras meses de guerra de trincheras.

Entonces, el general Syrskyi habló. Según funcionarios ucranianos, afirmó que quería romper con el plan y ejecutar un ataque a gran escala para expulsar a los rusos de Bajmut. Después, avanzaría hacia el este, hacia la región de Lugansk. Por supuesto, necesitaría más hombres y munición.

Los estadounidenses no fueron informados del resultado de la reunión. Sin embargo, la inteligencia estadounidense observó que las tropas y la munición ucranianas se movían en direcciones incompatibles con el plan acordado.

Poco después, en una reunión organizada apresuradamente en la frontera polaca, Zaluzhnyi admitió ante los generales Cavoli y Aguto que los ucranianos habían decidido lanzar ataques en tres direcciones a la vez. La decisión no fue bien recibida porque no era el plan.

Lo que sucedió, según los funcionarios ucranianos, fue que tras la reunión de la Stavka, Zelenski ordenó que la munición de la coalición se dividiera equitativamente entre los generales Syrskyi y Tarnavski. El general Syrski también recibiría 5 de las brigadas recién entrenadas, dejando siete para la batalla de Melitopol.

El avance fue demasiado lento, y los oficiales de la OTAN se quejaron de que los ucranianos perdían demasiado tiempo ante posiciones rusas que podían ser aisladas. En dirección a Mariupol se identificó un punto débil en las defensas y se logró avanzar a mejor ritmo, hasta 8 millas (b). Los autores creen que se debe a que el responsable, general Godol, seguía los consejos del general Agusto.

El problema es que cuando Tarnavski pidió refuerzos a Syrskyi éste se negó. Estaba confiado de que podía alcanzar Lugansk. Una de las claves del éxito de la información de la OTAN, la velocidad, ya no funcionaba tan bien. Al no haber tanta munición los comandantes ucranianos tenían que confirmar las posiciones que atacaban y esto retrasaba el avance. El escaso avance y los problemas fueron minando la confianza entre los ucranianos y socios.

El retraso de 24-48 horas permitió a los rusos traer más refuerzos y construir más fortificaciones. Cuando se insistió al general Tarnavskyi sobre la necesidad de avanzar éste le respondió que debía rotar las tropas, y con sólo 7 brigadas no se podía hacer lo suficientemente rápido. Para intentar salvar la operación se suministró un pequeño número de ATACMS con munición cluster, y se logró alcanzar un punto adelantado de helicópteros, destruyendo varios (4).

La última recomendación estadounidense fue que el general Syrskyi se hiciera cargo de la batalla de Tokmak. Esta fue rechazada. Entonces propusieron que el general Sodol enviara a sus marines a Robotyne a romper la línea rusa. Pero en lugar de eso, el general Zaluzhnyi ordenó a los marines que fueran a Jersón para abrir un nuevo frente en una operación que, según los estadounidenses, estaba condenada al fracaso: intentar cruzar el Dnieper y avanzar hacia Crimea. Los marines lograron cruzar el río a principios de noviembre, pero se quedaron sin hombres ni municiones. Se suponía que la contraofensiva asestaría un golpe de gracia. En cambio, tuvo un final ignominioso.

El director de la Administración Presidencial de Ucrania, Andrey Yermak, declaró a The Times que la contraofensiva se había visto "frenada principalmente " por la "vacilación política" de los aliados y los "constantes" retrasos en la entrega de armas. Según otro alto funcionario ucraniano, "la verdadera razón por la que no tuvimos éxito fue que se asignó un número inadecuado de fuerzas para ejecutar el plan".

En cualquier caso, el "devastador" resultado de la contraofensiva dejó  heridas en ambas partes. Según Wallander, funcionaria del Pentágono «Se mantuvieron las importantes relaciones», «Pero ya no era la hermandad inspirada y confiada de 2022 y principios de 2023».

Cuando llegó 2024 ya no había el optimismo del año anterior, Rusia presionaba el frente en el este y la administración Biden se veía obligada a cruzar líneas rojas para mantener en flote a Ucrania. Los generales Cavoli y Aguto explicaron que no veían una vía posible para recuperar territorio de manera significativa ese año. La coalición simplemente no podía proporcionar todo el equipo para una gran contraofensiva. Los ucranianos tampoco podían construir un ejército lo suficientemente grande como para organizarla.

Los ucranianos tendrían que moderar sus expectativas, centrándose en objetivos alcanzables para mantenerse en la lucha mientras desarrollaban la capacidad de combate para potencialmente lanzar una contraofensiva en 2025: necesitarían erigir líneas defensivas en el este para evitar que los rusos se apoderaran de más territorio. Y tendrían que reconstituir las brigadas existentes y formar nuevas, a las que la coalición ayudaría a entrenar y equipar.

Zelenski expresó su apoyo, pero los estadounidenses sabían que lo hacía a regañadientes. En repetidas ocasiones, había dejado claro que quería, y necesitaba, una gran victoria para levantar la moral en casa y reforzar el apoyo occidental. Apenas unas semanas antes, había ordenado al general Zaluzhnyi que obligara a los rusos a retroceder a las fronteras de Ucrania de 1991 para el otoño de 2024. El general sorprendió a los estadounidenses al presentar un plan que requería 5 millones de proyectiles y un millón de drones. A lo que el general Cavoli respondió, en un ruso fluido: "¿De dónde?".

Varias semanas después, en una reunión en Kiev, el comandante ucraniano encerró al general Cavoli en la cocina del Ministerio de Defensa y, fumando furiosamente, hizo una última súplica inútil. "Estaba entre dos fuegos: el presidente y los socios", dijo uno de sus asesores.

Como solución intermedia, los estadounidenses le presentaron a Zelenski lo que creían que constituiría una victoria contundente: una campaña de atques con misiles de largo alcance y drones para obligar a los rusos a retirar su infraestructura militar de Crimea y devolverla a Rusia. Se denominaría Operación Lunar Hail (Granizo Lunar).

Hasta esa fecha, los ucranianos, con la ayuda de la CIA y las armadas estadounidense y británica, habían utilizado drones marítimos, junto con misiles Storm Shadow y SCALP, para atacar a la Flota del Mar Negro. La contribución de Wiesbaden fue de inteligencia.

Pero para proseguir la campaña más amplia de Crimea, los ucranianos necesitarían muchos más misiles, cientos de ATACMS. En el Pentágono, las viejas advertencias no habían desaparecido. Pero después de que el general Aguto informara al secretario Austin sobre todo lo que Lunar Hail podía lograr, recordó un asesor, dijo: "Bien, hay un objetivo estratégico realmente convincente aquí. No se trata solo de atacar cosas".

A finales de enero, cuando se dio luz verde a las entregas de ATACMS saltó la noticia de que general Zaluzhnyi iba a ser destituido y sustituido por Syrskyi. Los estadounidenses no se sorprendieron; habían estado oyendo numerosos murmullos de descontento presidencial. Los ucranianos lo achacarían a la política, al temor de que el popular general Zaluzhnyi pudiera desafiar a Zelenski por la presidencia. También estuvieron en la reunión de la Stavka, donde el presidente prácticamente dejó en ridículo a Zaluzhnyi, y la posterior decisión del general de publicar un artículo en The Economist declarando que la guerra estaba en punto muerto, pues los ucranianos necesitaban un avance tecnológico cuántico. Esto incluso mientras su presidente clamaba por una victoria total.

El nombramiento de Syrskyi supuso un alivio cauteloso. Los estadounidenses creían que ahora contarían con un socio con la confianza del presidente; esperaban que la toma de decisiones se volvería más consistente.

Syrskyi también era un referente. Parte de ese conocimiento provenía del recuerdo de 2023, la cicatriz de Bajmut: la forma en que el general a veces rechazaba sus recomendaciones, incluso intentando socavarlas. Aun así, los generales Cavoli y Aguto sentían que comprendían sus peculiaridades; al menos los escuchaba atentamente y, a diferencia de algunos comandantes, apreciaba y, por lo general, confiaba en la inteligencia que le proporcionaban.

Para el general Zabrodskyi, la reestructuración fue un golpe personal y una incógnita estratégica. Consideraba al general Zaluzhnyi un amigo, y había renunciado a su escaño parlamentario para convertirse en su adjunto (pronto sería destituido). Cuando el general Aguto se enteró, le llamó con una invitación permanente a su residencia de veraneo en Carolina del Norte; los generales podrían salir a navegar. "Quizás en mi próxima vida", respondió el general Zabrodskyi).

El cambio de guardia llegó en un momento particularmente incierto para la alianza: incitados por Trump, los republicanos del Congreso estaban reteniendo 61.000 millones de dólares de ayuda militar. Durante la batalla de Melitopol, el comandante había insistido en usar drones para validar cada punto de interés. Ahora, con muchos menos cohetes y proyectiles, los comandantes del frente adoptaron el mismo protocolo. Wiesbaden seguía generando puntos de interés, pero los ucranianos apenas los utilizaban.

Los ATACMS llegaron en secreto a principios de la primavera, para que los rusos no se dieran cuenta de que Ucrania podía atacar a través de Crimea.

También se suavizó la prohibición de la presencia estadounidense en territorio ucraniano. Para generar confianza y coordinación, la administración triplicó con creces el número de oficiales en Kiev, a unas tres docenas.

Quizás la línea roja más difícil, sin embargo, era la frontera rusa. Pronto, esa línea también sería redefinida.

En abril, el bloqueo financiero finalmente se resolvió, y otros 180 ATACMS, docenas de vehículos blindados y 85.000 proyectiles de 155 milímetros comenzaron a llegar desde Polonia.

Sin embargo, la inteligencia de la coalición detectaba otro tipo de movimiento: componentes de una nueva formación rusa, el 44° Cuerpo de Ejército, avanzaban hacia Belgorod, justo al norte de la frontera con Ucrania. Los rusos, viendo una ventana de oportunidad limitada mientras los ucranianos esperaban recibir la ayuda estadounidense, se preparaban para abrir un nuevo frente en el norte de Ucrania.

Los ucranianos creían que los rusos esperaban llegar a una carretera principal que rodeaba Jarkov, lo que les permitiría bombardear la ciudad, la segunda más grande del país, con fuego de artillería. La ofensiva rusa expuso una asimetría fundamental: los rusos podían apoyar a sus tropas con artillería desde el otro lado de la frontera; los ucranianos no podían contraatacar utilizando equipo o inteligencia estadounidense.

Sin embargo, con el peligro llegó la oportunidad. Los rusos se mostraban complacientes con la seguridad, convencidos de que los estadounidenses jamás permitirían que los ucranianos dispararan contra Rusia. Unidades enteras y sus equipos se encontraban a la intemperie, prácticamente sin defensa, en campo abierto.

Los ucranianos solicitaron permiso para usar armas suministradas por EE. UU. al otro lado de la frontera. Es más, los generales Cavoli y Aguto propusieron que Wiesbaden ayudara a guiar esos ataques, como ya hizo en Ucrania y en Crimea, proporcionando puntos de interés y coordenadas precisas.

La Casa Blanca aún debatía estas cuestiones cuando, el 10 de mayo, los rusos atacaron. Este fue el momento en que la administración Biden cambió las reglas del juego. Los generales Cavoli y Aguto recibieron la misión de crear un "área de operaciones": una zona en suelo ruso donde los ucranianos pudieran disparar armas suministradas por EE.UU. y Wiesbaden pudiera apoyar sus ataques.

Al principio, abogaron por una zona amplia para abarcar una amenaza relacionada: las bombas planeadoras (bombas soviéticas rudimentarias transformadas en armas de precisión con alas y aletas). Una zona con una extensión de unos 305 kilómetros permitiría a los ucranianos usar su nuevo ATACMS para atacar campos de bombas planeadoras y otros objetivos en el interior de Rusia. Sin embargo el secretario Austin lo consideró una extensión de la misión, y no quería desviar el ATACMS de Lunar Hail.

En cambio, se les ordenó a los generales que elaboraran dos opciones: una que se adentrara unos 80 kilómetros en Rusia, con el alcance estándar del HIMARS, y otra con casi el doble de profundidad. Finalmente, en contra de la recomendación de los generales, Biden y sus asesores optaron por la opción más limitada, pero con un área ampliada para proteger Sumy y Jarkov. La CIA también fue autorizada a enviar oficiales a la región de Járkov para ayudar a sus homólogos ucranianos en las operaciones dentro de la zona.

La zona entró en funcionamiento a finales de mayo. Los rusos fueron tomados por sorpresa: con los "puntos de interés (objetivos)" y las coordenadas de Wiesbaden, así como con la propia inteligencia ucraniana, los ataques del HIMARS contra la zona de operaciones ayudaron a defender Jarkov. Los rusos sufrieron algunas de las mayores bajas de la guerra.

Lo impensable se había hecho realidad. Estados Unidos estaba ahora involucrado en la muerte de soldados rusos en territorio ruso soberano. Pese a todo, en verano de 2024 los ejércitos ucranianos en el norte y este estaban peligrosamente desbordados. Aun así, el general Syrsky seguía diciendo a los estadounidenses: «Necesito una victoria».

Un presagio se repitió en marzo, cuando los estadounidenses descubrieron que el Directorio de Inteligencia de Ucrania, el GUR, planeaba a escondidas una operación terrestre en el suroeste de Rusia. El jefe de la estación de la CIA en Kiev confrontó al comandante del GUR, teniente-general Kyrylo Budanov: si cruzaba a Rusia, lo haría sin armas ni apoyo de inteligencia estadounidenses. Lo hizo, sólo para ser obligado a retroceder.

En momentos como estos, los funcionarios de la administración Biden bromeaban amargamente diciendo que sabían más sobre lo que los rusos planeaban al poder espiarlos, que sobre lo que planeaban sus socios ucranianos.

Para los ucranianos, sin embargo, "no pregunten, no digan" era "mejor que preguntar y parar", explicó el teniente general Valeriy Kondratiuk, excomandante de la inteligencia militar ucraniana. Añadió: "Somos aliados, pero tenemos objetivos diferentes. Nosotros protegemos a nuestro país, y ustedes protegen sus miedos fantasmales de la Guerra Fría".

En agosto, en Wiesbaden, el tour del general Aguto llegaba a su fin. Partió el 9. Ese mismo día, los ucranianos hicieron una críptica alusión a algo que estaba sucediendo en el norte. El 10 de agosto, el jefe de la estación de la CIA también partió para ocupar un puesto en el cuartel general. En medio de la inestabilidad del mando, el general Syrskyi actuó: envió tropas a través de la frontera suroeste rusa, hacia la región de Kursk.

Para los estadounidenses, la incursión supuso una grave violación de la confianza. No se trataba sólo de que los ucranianos los hubieran mantenido apartados una vez más, sino de que habían cruzado en secreto una línea mutuamente acordada, introduciendo equipo suministrado por la coalición en territorio ruso comprendido dentro de la zona de operaciones, violando las normas establecidas al momento de su creación.

La zona se había establecido para evitar una catástrofe humanitaria en Jarkov, no para que los ucranianos la aprovecharan para apoderarse de territorio ruso. “No fue casi un chantaje, fue un chantaje”, dijo un alto funcionario del Pentágono.

Los estadounidenses podrían haber desconectado la central de operaciones. Sin embargo, sabían que hacerlo, explicó un funcionario de la administración, “podría conducir a una catástrofe”: los soldados ucranianos en Kursk perecerían desprotegidos por los cohetes HIMARS y la inteligencia estadounidense.

Kursk, concluyeron los estadounidenses, era la victoria que Zelenski había estado insinuando desde un primer momento. También era una prueba de sus cálculos: seguía hablando de una victoria total. Pero uno de los objetivos de la operación, explicó a los estadounidenses, era la influencia: capturar y mantener territorio ruso que pudiera intercambiarse por territorio ucraniano en futuras negociaciones.

Las operaciones de provocación, antes prohibidas, ahora estaban permitidas.

Antes de que el general Zabrodskyi fuera relevado, él y el general Aguto habían seleccionado los objetivos de Lunar Hail. La campaña requería un grado de apoyo sin precedentes desde la época del general Donahue. Oficiales estadounidenses y británicos supervisarían prácticamente todos los aspectos de cada ataque, desde determinar las coordenadas hasta calcular las trayectorias de vuelo de los misiles.

De los aproximadamente 100 objetivos en Crimea, el más codiciado era el puente del estrecho de Kerch, que unía la península con Rusia continental. Putin veía el puente como una poderosa prueba física de la conexión de Crimea con la patria. Derribar el símbolo del presidente ruso se había convertido, a su vez, en la obsesión del presidente ucraniano.

También había sido una línea roja estadounidense. En 2022, el gobierno de Biden prohibió ayudar a los ucranianos a atacarlo; incluso los accesos del lado crimeo debían ser tratados como territorio ruso soberano. (Los servicios de inteligencia ucranianos intentaron atacarlo ellos mismos, causando algunos daños).

Pero después de que los socios acordaran Lunar Hail, la Casa Blanca autorizó al Ejército y a la CIA a colaborar en secreto con los ucranianos y los británicos en un plan de ataque para derribar el puente: el ATACMS debilitaría los puntos vulnerables de la cubierta, mientras que los drones marítimos explotarían junto a sus puntales.

Pero mientras se preparaban los drones, los rusos reforzaron sus defensas alrededor de los puntales.

Los ucranianos propusieron atacar solo con el ATACMS. Los generales Cavoli y Aguto respondieron: el ATACMS por sí solo no sería suficiente; los ucranianos debían esperar hasta que los drones estuvieran listos o suspender el ataque.

Finalmente, los estadounidenses cedieron y, a mediados de agosto, con la reticente ayuda de Wiesbaden, los ucranianos lanzaron una volea de ATACMS contra el puente. Este no se derrumbó; el ataque dejó algunos "baches", que los rusos repararon, se quejó un funcionario estadounidense, añadiendo: "A veces necesitan intentarlo y fracasar para ver que tenemos razón".

Dejando a un lado el episodio del Puente Kerch, la colaboración de Lunar Hail se consideró un éxito significativo. Buques de guerra, aeronaves, puestos de mando, depósitos de armas e instalaciones de mantenimiento rusos fueron destruidos o trasladados a tierra firme para escapar del ataque.

Para la administración Biden, el fallido ataque a Kerch, junto con la escasez de ATACMS, reforzó la importancia de ayudar a los ucranianos a utilizar su flota de drones de ataque de larga distancia. El principal reto era evadir las defensas aéreas rusas y localizar objetivos.

Una política desde hacía tiempo prohibía a la CIA proporcionar inteligencia sobre objetivos en suelo ruso. De esta manera, la administración permitiría a la CIA solicitar “variaciones”, excepciones que autorizarían a la agencia de espionaje a apoyar ataques dentro de Rusia para lograr objetivos específicos.

Los servicios de inteligencia identificaron un vasto depósito de municiones en la ciudad de Toropets, a unos 470 kilómetros al norte de la frontera con Ucrania, que suministraba armas a las fuerzas rusas en Jarkov y Kursk. El gobierno aprobó la modificación. Toropets sería una prueba de concepto.

Oficiales de la CIA compartieron información de inteligencia sobre las municiones y vulnerabilidades del depósito, así como sobre los sistemas de defensa rusos en camino a Toropets. Calcularon cuántos drones necesitaría la operación y trazaron sus tortuosas rutas de vuelo.

El 18 de septiembre, un gran enjambre de drones se estrelló contra el depósito de municiones. La explosión, tan potente como un pequeño terremoto, abrió un cráter del ancho de un campo de fútbol.

Los estadounidenses abogaron por concentrar los ataques con drones en objetivos militares de importancia estratégica, el mismo tipo de argumento que habían esgrimido, infructuosamente, para centrarse en Melitopol en la contraofensiva de 2023. Sin embrago, los ucranianos insistieron en atacar una gama más amplia de objetivos, incluyendo instalaciones de petróleo y gas y sitios políticamente sensibles en Moscú y sus alrededores (aunque lo harían sin la ayuda de la CIA).

Zelenski le dijo al secretario de Estado estadounidense "La opinión pública rusa se va a volver contra Putin", a lo que éste respondió "Se equivoca. Conocemos a los rusos".

El secretario Austin y el general Cavoli viajaron a Kiev en octubre. Año tras año, la administración Biden había proporcionado a los ucranianos un arsenal cada vez más sofisticado y había cruzado muchas de sus líneas rojas. Aun así, el secretario de defensa y el general estaban preocupados por el mensaje que transmitía el debilitamiento de la situación sobre el terreno. Los rusos habían estado avanzando lenta pero constantemente contra las reducidas fuerzas ucranianas en el este, hacia la ciudad de Pokrovsk, su "gran objetivo", como la llamó un oficial estadounidense. También estaban recuperando territorio en Kursk. Sí, las bajas rusas se habían disparado, pero seguían avanzando.

Austin relataría más tarde cómo contempló esta disparidad de efectivos mientras miraba por la ventanilla de vehículo, que serpenteaba por las calles de Kiev. Le impactó, según les dijo a sus ayudantes, ver a tantos hombres de veintitantos años, casi ninguno de ellos uniformado. En una nación en guerra, explicó, los hombres de esta edad suelen estar ausentes, en la lucha.

Este era uno de los mensajes difíciles que los estadounidenses habían venido a transmitir a Kiev, al explicar lo que podían y no podían hacer por Ucrania en 2025. Zelenski ya había dado un pequeño paso al reducir la edad de reclutamiento a 25 años. Aun así, los ucranianos no habían podido completar las brigadas existentes, y mucho menos construir nuevas. Austin presionó a Zelenski para que diera un paso más grande y audaz, y comenzara a reclutar a jóvenes de 18 años. A lo que Zelenski replicó, según un funcionario presente: "¿Para qué reclutaría a más gente? No tenemos equipo para darles".

"Y sus generales informan que sus unidades están faltos de personal", le recordó Austin. "No tienen suficientes soldados para el equipo que tienen".

Era el eterno impasse.

En opinión de los ucranianos, los estadounidenses no estaban dispuestos a hacer lo necesario para ayudarlos a prevalecer. En opinión de los estadounidenses, los ucranianos no estaban dispuestos a hacer lo necesario para ayudarse a sí mismos a prevalecer.

Zelenski solía decir, en respuesta a la pregunta sobre el reclutamiento, que su país luchaba por su futuro, que los jóvenes de entre 18 y 25 años eran los padres de ese futuro. Para un funcionario estadounidense, sin embargo, "no es una guerra existencial si no obligan a su gente a luchar".

El general Baldwin, quien desde el principio había contribuido de forma crucial a conectar a los comandantes de los socios, había visitado Kiev en septiembre de 2023. La contraofensiva se estaba estancando, las elecciones estadounidenses se avecinaban y los ucranianos no dejaban de preguntar por Afganistán. Los ucranianos, recordó, estaban aterrorizados de que ellos también fueran abandonados. No dejaban de llamar, queriendo saber si Estados Unidos mantendría el rumbo, preguntando: "¿Qué pasará si los republicanos ganan el Congreso? ¿Qué va a pasar si gana el presidente Trump?".

Siempre les decía que mantuvieran el ánimo, dijo. Aun así, añadió: "Crucé los dedos, porque realmente ya no sabía nada". Trump ganó, y el miedo se apoderó de ellos.

En sus últimas semanas, Biden realizó una serie de maniobras para mantener el rumbo, al menos de manera momentanea, y reforzar su proyecto en Ucrania. Cruzó su última línea roja —ampliar el área de operaciones para permitir los ataques ATACMS y Storm Shadow contra Rusia— después de que Corea del Norte enviara miles de tropas para ayudar a los rusos a desalojar a los ucranianos de Kursk.

Uno de los primeros ataques apoyados por Estados Unidos tuvo como objetivo e hirió al comandante norcoreano, coronel general Kim Yong Bok, mientras se reunía con sus homólogos rusos en un búnker de mando.

El gobierno también autorizó a Wiesbaden y a la CIA a apoyar ataques con misiles de largo alcance y drones una zona del sur de Rusia utilizada como base para el asalto a Pokrovsk, y permitió que los asesores militares abandonaran Kiev para trasladarse a puestos de mando más cercanos a los combates. En diciembre, el general Donahue recibió su cuarta estrella y regresó a Wiesbaden como comandante del Ejército de Estados Unidos en Europa y África. Había sido el último soldado estadounidense en partir tras la caótica caída de Kabul. Ahora tendría que afrontar el nuevo e incierto futuro de Ucrania.

Mucho había cambiado desde la partida del general Donahue dos años antes. Pero en cuanto a la cruda cuestión territorial, no había cambiado mucho. En el primer año de la guerra, con la ayuda de Wiesbaden, los ucranianos habían tomado la delantera, recuperando más de la mitad del territorio perdido tras la invasión de 2022. Ahora, luchaban por pequeñas franjas de terreno en el este (y en Kursk).

Uno de los principales objetivos del general Donahue en Wiesbaden, según un funcionario del Pentágono, sería fortalecer la hermandad y revitalizar la maquinaria, para detener, quizás incluso repeler, el avance ruso. (En las semanas siguientes, con Wiesbaden proporcionando puntos de interés y coordenadas, la marcha rusa hacia Pokrovsk se ralentizaría y, en algunas zonas del este, los ucranianos avanzarían. Pero en el suroeste de Rusia, a medida que la administración Trump reducía su apoyo, los ucranianos perderían la mayor parte de su moneda de cambio: Kursk).

A principios de enero, los generales Donahue y Cavoli visitaron Kiev para reunirse con el general Syrskyi y asegurarse de que acordara los planes para reabastecer las brigadas ucranianas y reforzar sus líneas, según informó el funcionario del Pentágono. Desde allí, viajaron a la base aérea de Ramstein, donde se reunieron con Austin en lo que sería la última reunión de los jefes de defensa de la coalición antes de que todo cambiara.

Con las puertas cerradas a la prensa y al público, los homólogos de Austin lo aclamaron como el "padrino" y "arquitecto" de la alianza que, a pesar de toda la confianza rota y las traiciones, había sostenido la resistencia y la esperanza de los ucranianos, iniciada en serio aquel día de primavera de 2022 cuando los generales Donahue y Zabrodskyi se conocieron por primera vez en Wiesbaden. Austin es un hombre sólido y estoico, pero al devolver los cumplidos, se le quebró la voz.

"En lugar de despedirme, permítanme darles las gracias", dijo, conteniendo las lágrimas. Y luego añadió: "Les deseo a todos éxito, coraje y determinación. Damas y caballeros, sigan adelante".

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El bombardeo de unos pontones instalados por los rusos que causó grandes pérdidas, con 400 muertos según fuentes ucranianas.

Esta batalla, conocida como la de Siversky Donets fue bastante comentada en su momento porque las imágenes satélite mostraban decenas de vehículos rusos destruidos en los puntos de cruce (enlace). Es sin duda un ejemplo de lo peligroso de estas operaciones, ya que las unidades se deben juntar para pasar por los pontones. En Wikipedia existe una entrada sobre ella..

A mediados de 2022 los ucranianos logran alcanzar el cuartel general del 58° Ejército de Armas Combinadas, matando a varios generales y oficiales de estado mayor.

No he encontrado más datos de este ataque, aunque es bien conocido que desde el comienzo de la guerra han fallecido oficiales de alta graduación. Una posibilidad es que los autores se refieran a 2023 en vez de 2022. El 11 de julio de 2023 el vicecomandante del Distrito Militar Sur, teniente-coronel Oleg Tsokov, falleció en un ataque al cuartel general del 58° Ejército Combinado en Berdyansk.

Alrededor del 4 de septiembre los ucranianos comenzaron dos semanas de bombardeos a las tropas rusas. El mando ruso respondió mandando refuerzos, y Zalushnyi respondió atacando en Jarkov. Nadie esperaba un colapso ruso y alcanzar la orilla occidental del río Oskil. La reputación de Syrskyi, encargado de la operación subió por las nubes.

Serhiy Ponomarenko, vicecomandante del 9° batallón de la 3° Brigada de Tanques, también destaca que se disponía de mucha más munición, recuerda que para la operación en Jarkov (septiembre de 2022) se utilizaban 100-120 proyectiles al día por cada pelotón (de 3 tanques). Posteriormente ha habido situaciones en que a una compañía completa (10 tanques) se les daba 10 (enlace).

Para principios de 2023 los ucranianos tenían más autonomía para los ataques. El lanzado contra un barracón en Makiivka es un ejemplo, ya que la información fue obtenida por su inteligencia.

Este ataque fue comentado en su momento (enlace). Parece que el objetivo fue identificado debido al uso masivo de teléfonos móviles - tampoco sería de sorprender si había algún evento teniendo en cuenta las fechas. Según fuentes rusas Ucrania utilizó 6 HIMARS, de los cuales 2 fueron interceptados. El resto impactó en el edificio, que se vino abajo. El último balance de muertos daba 139.

Los juegos de guerra de enero de 2023 dieron como resultado un nuevo plan con dos frentes.

Como curiosidad, el antiguo jefe de estado mayor de las FFAA ucranianas, mayor-general Viktor Nazarov, declaró en una entrevista en febrero de 2025 que en diciembre de 2022 Zaluzhnyi propuso atacar Belgorod, rodeando o tomando la ciudad. El objetivo era evitar los ataques a Jarkov y amenazar el flanco noreste de Rusia. Nazarov cree que tras la destitución de Zaluzhnyi la propuesta perdió apoyos y se apostó por otras operaciones (Kursk).

El retraso de 24-48 horas permitió a los rusos traer más refuerzos y construir más fortificaciones. Cuando se insistió al general Tarnavskyi sobre la necesidad de avanzar éste le respondió que debía rotar las tropas, y con sólo 7 brigadas no se podía hacer lo suficientemente rápido. Para intentar salvar la operación se suministró un pequeño número de ATACMS con munición cluster, y se logró alcanzar un punto adelantado de helicópteros, destruyendo varios (4).

Aquí hay opiniones diferentes. Nazarov cree que la ofensiva de mayo de 2023 fracasó porque la inteligencia no proporcionó una información correcta o completa al Estado Mayor. No cree que se deba a los estandares de entrenamiento. No se saturaron las defensas y Rusia pido desplegar tropas entrenadas y de manera coordinada, a lo que hay que añadir la superioridad en el aire.

Cuando se le pregunta por la línea Surovikin Nazarov explica que el problema no es que había muchas fortificaciones, aunque se habían construido algunas: "la densidad de minas era tal que superaba todos los estándares soviéticos, probablemente varias veces o incluso un orden de magnitud. Y estaba cuidadosamente cubierta por fuego. Además, operaban drones y nuestras capacidades de unidades de ingeniería y de desminado eran extremadamente limitadas."

El avance fue demasiado lento, y los oficiales de la OTAN se quejaron de que los ucranianos perdían demasiado tiempo ante posiciones rusas que podían ser aisladas. En dirección a Mariupol se identificó un punto débil en las defensas y se logró avanzar a mejor ritmo, hasta 8 millas.

La última recomendación estadounidense fue que el general Syrskyi se hiciera cargo de la batalla de Tokmak. Esta fue rechazada. Entonces propusieron que el general Sodol enviara a sus marines a Robotyne a romper la línea rusa.

La 47° Brigada luchó en Robotyne los testimonios recabados hablan de que romper en esa zona era casi una misión suicida:

Su primer comandante, el teniente coronel Oleksander Sak, fue relevado en septiembre de 2023 tras la catastrófica ofensiva en el frente de Zaporozhye. La 47ª Brigada perdió en tres meses a un 30% de sus soldados, según fuentes militares consultadas por este diario en aquel verano. Ucrania necesitaba resultados urgentes en el frente, tanto por la presión de su cúpula política como la de sus aliados internacionales, y el Ejército de Tierra se lanzó a una misión casi suicida sin dominio aéreo y frente a unas fortísimas defensas rusas.

A Sak se le acusó de persistir en una táctica inútil, de enviar columnas de blindados que quedaban bloqueados en campos de minas y que eran aniquilados por drones y artillería. Según un entrevistado “nuestros comandantes tenían demasiadas expectativas y malas predicciones sobre nuestro potencial cuando empezó la contraofensiva”. “Luego cambiaron y hubo órdenes más inteligentes, pero perdimos muchos recursos y nos quedamos sin mucha gente experimentada."

A Sak lo sustituyó el coronel Oleksander Pavlii. Este ocupó el cargo hasta el pasado enero. Militares de la propia brigada lo acusaron públicamente de no entender el funcionamiento interno (de una estructura basada en modelos OTAN) y de sustituir las bajas en infantería con personal que no estaba preparado para operaciones de combate en primera línea"

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Dmitro Riumshin, el sustituto de Pavlii, duró solo dos meses como comandante de la 47ª Brigada, de enero a marzo. Varias fuentes consultadas indican que la primera razón de su cese fueron las elevadas bajas en Avdiivka y la segunda, que no era un hombre de confianza del nuevo comandante de las Fuerzas Armadas, Oleksandr Syrskyi.

Uno de los entrevistados explica que ha "hablado con un millar de soldados en este frente y mi conclusión es que la teórica militar de la OTAN no sirve si no la combinas con la soviética, que es la rusa ... Ninguna base de la OTAN en Europa tiene nuestra experiencia de combate, por eso nos apoyamos cada vez más en nuestros propios instructores”.

En el blog también se puede encontrar esta entrevista con Mykola Melnyk, un veterano de la 47° Brigada que participó en las operaciones (enlace). A continuación su testimonio sobre la ofensiva:

A mediados de mayo la unidad fue trasladada a la región de Zaporozhye, en el sur. Ya había una planificación a nivel cuerpo y todos los comandantes de compañía fueron invitados. Allí empezaron a mostrarnos lo que sucedería a continuación. Es decir, en mayo ya sabía lo que "había que hacer, entendí los objetivos de mi misión. Reunió a los comandantes de pelotón y de departamento y comenzó a demostrar sus acciones a todos. Incluso pudimos simular las posiciones que teníamos que asaltar, y todas las noches practicamo... Forzamos todos nuestros recursos económicos, compramos dispositivos de visión nocturna, porque no había suficientes, aunque éstabamos mejor equipados que otras brigadas. Había una camaradería muy fuerte. Cada soldado entendió su misió, cada uno podía decir claramente lo que estaba haciendo en cada fase

Melnyk era realista sobre los tiempos duros que corren en Ucrania, y era consciente de que lo planeado puede no salir según lo planeado. Dijo a sus soldados una cosa simple: será difícil, y no lucharán por Ucrania, sino por ellos mismos.

La primera experiencia de la ofensiva fue un retraso en el asalto (9 de junio)... según el plan debíamos atacar justo detrás del 3° batallón, pero debido a errores de planificación se hizo, por decirlo suavemente, con tres horas de retraso, así que, por supuesto, ya no se pudo ayudar. Ya era de mañana y durante el día era muy difícil luchar contra los rusos debido a su superioridad en artillería, aviación y drones.

Por ello comenzaron a cumplir los objetivos en las hileras de árboles

Los rusos, teniendo en cuenta los datos adquiridos con el 3° batallón, ajustaron el fuego. El avance planeado pasó de 12 km a 6, pero empezaron las preguntas sobre los próximos pasos.

Después de escuchar lo sucedido, Melnyk explicó sus órdenes a los comandantes de sección y división, prometió a las unidades del destacamento que los cubriríamos hasta que los Bushmaster abriesen fuego. "Y así sucedió. Los cubrimos, ellos hicieron su trabajo, gracias a eso aún logramos tomar ciertas posiciones, repeler los contraataques y, en principio, preparar con calma para la defensa. Los rusos no pudieron eliminarnos con contraataques."

El objetivo original de la ofensiva era tomar Robotyne el primer día, algo que no se logró hasta finales de agosto. El plan de la gran contraofensiva se basó en cosas simples: un moscovita ve un "Bradley", "Leopard" y huye. Eso era todo. "¡Chicos, van a a abandonar las posiciones!" ¡Pero el "Bradley" no dispone de defensa activa! "¡No hace falta! Es muy bueno". Los tanquistas (¿de su brigada? nunca habían disparado con el Leopard 2, sólo habían operado T-72.

Melnyk destaca que los sistemas de gestión de batalla (BMS en inglés) permitían saber dónde estaban los vehículos de su brigada. Destaca la importancia de mantener la comunicación con los oficiales superiores, porque fue caótico. La comunicación se mantuvo, pero el comandante de la brigada no entendía lo que pasaba. Los rusos les estaban disparando con todo: proyectiles de 150 y 120 mm, cohetes Grad. En cada hilera de árboles había misiles AT. Tampoco se podía maniobrar porque todo estaba minado, sólo se podía avanzar o retroceder.

En la fase inicial la compañía de Melnyk debía recibir apoyo de un T-64, pero éste fue alcanzado por un misil AT. Posteriormente recibió apoyo de otro tanque.

Melnyk destaca el rendimiento del Bradley. Aguntó todo menos misiles de Ka-52, que en una ocasión hizo detonar uno de ellos. En otros no. En otra ocasión un proyectil impactó en el lateral debajo de un costado, la onda expansiva rompió el cableado pero el blindaje aguantó la metralla. El Bradley puede resultar alcanzado, pero la tripulación sobrevive. Y el motor siempre sigue funcionando. El conductor-mecánico puede que se esté recuperando de una conmoción cerebral, pero el motor sigue en marcha. En el BMP-2 muere toda la tripulación

Melnyk fue herido al pisar una mina, un compañero logró rescartarle y ponerle 4 torniquetes en 1-2 minutos. Ha perdido una pierna y parte del pie. Esto se debe a que en Zaporozhye no hubo tiempo para lavarle las heridas, y cuando fue tratado un par de días más tarde en Dnepropetrovsk el proceso de supuración ya había comenzado.

Lleva 5 meses de rehabilitación por lo que fue herido el mismo junio. Melnyk sigue estando dispuesto a defender Ucrania pero no sabe en qué posición o condición.

Finalmente, los estadounidenses cedieron y, a mediados de agosto, con la reticente ayuda de Wiesbaden, los ucranianos lanzaron una volea de ATACMS contra el puente. Este no se derrumbó

Como explicó el amigo Charly015, el Ministerio de Defensa ruso informó de un ataque, añadiendo que 12 ATACMS habían sido derribados (enlace).

Por estas fechas también se atacaron puentes en Chongar (1 y 2).

Los servicios de inteligencia identificaron un vasto depósito de municiones en la ciudad de Toropets, a unos 470 kilómetros al norte de la frontera con Ucrania, que suministraba armas a las fuerzas rusas en Jarkov y Kursk. El gobierno aprobó la modificación. Toropets sería una prueba de concepto.

Este ataque efectivamente sucedió en septiembre de 2024. Por esas fechas también se logró alcanzar otro en Tijorets. Se calcula que en el primero había 30.000 toneladas de munición, de las que una buena parte fue destruida. En el segundo el estado mayor de Ucrania estimó haber destruido 2.000 tonelaladas de munición.

 

8 comentarios:

  1. hola Alejandro y todos: excelente trabajo, gracias. Les comparto algunas consideraciones. En general, el tono del informe del NYT me parece una pieza clásica de construcción de relato oficioso que con el tiempo se convertirá en oficial. En síntesis crea la impresión en el lector de una casi infalible capacidad de inteligencia y un gran profesionalismo de los mandos occidentales, entorpecidos por la política y la falta de estrategia ucranianas. No invalido totalmente esta forma de ver las cosas, pero me parece evidente la intención de construir relato. Por otro lado se magnifican las deficiencias rusas al punto de crearnos la impresión de que si los ucranianos hubiesen hecho lo que se les decía habrían derrotado a Rusia sin tantas complicaciones. Creo que tus chequeos demuestran que hay una parte del relato que falta y que es imposible hacerse una idea sin incorporarla. Es verdad que Rusia es muy vulnerable a la inteligencia de EEUU, también es verdad que sus comunicaciones eran propias de un ejército de tercer mundo (supongo que han ido mejorando), y que la corrupción y burocratismo son importantes. Aún así el relato del NYT evita reconocer que cada ataque recomendado o directamente planificado por sus generales ha sido una demostración de su propia incapacidad y falta de doctrina para una guerra abierta contra un enemigo profesional. Sus ataques, aunque cuentan con una ventaja inicial suministrada por la inteligencia, se empantanan rápidamente y las bajas, si no fueran ucranianas, serían inaceptables. Esto último me parece muy relevante: occidente se ha dado cuenta que una guerra convencional hoy en día es una picadora de carne a gran escala y que sus sociedades no están preparadas para ese sacrificio.

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    1. Le has dado al clavo, propaganda para hacerla historia oficial, lo malo es que los vencedores esta vez no son quienes la escriben, saludos desde zacatecas, México

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    2. eres de mexico alejandro :0 pensaba que eras español.

      buen argumento la diferencia es que ahora la propaganda esta en todos lados

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    3. Hola wbulle, soy español, lo que pasa es que hay varios Alejandro en el blog. La verdad es que es un placer que te lean desde rincones tan lejanos. Saludos.

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  2. coincido completamente... y me quedo con tu última frase:

    "occidente se ha dado cuenta que una guerra convencional hoy en día es una picadora de carne a gran escala y que sus sociedades no están preparadas para ese sacrificio."

    la doctrina occidental de "menos pero mejor" quedó demostrado que no funciona en una guerra convencional moderna .
    en realidad en ninguna guerra convencional a menos que ésta sea asimpetrica.
    dudo que algún pais de la UE o USA hoy acepten el nivel de perdidas que estan encajando Ucrania y Rusia en este conflicto... la diferencia es que estos contendientes se "criaron" como uno (la URSS) y eso ya está en su idiosincracia... saben lo que es una guerra y sus consecuencias.

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  3. Gracias, seguramente ampliaré la entrada con información fragmentada en las entradas sobre Ucrania. Algunos apuntes:

    - Ucrania disponía de pocos equipos especializados para hacer frente a los campos de minasy fortificaciones
    - La plantilla del Ejército Ruso era mucho mayor tras llamar a filas a 300.000 reservistas
    - Rusia mantenía la superioridad en el aire y disponía de buenas cantidades de munición

    Saludos.

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  4. Los relatos son parte del "Atrás de Escena" de casi cualquier conflicto bélico.

    Lo que me asombra no son los números de pérdidas ( que son Escalofriantes para ambos), sino la "liviandad" con la que se trata dicho punto.
    Basta escuchar a Putin, Lavrov ó Zajarova expresándose sobre el conflicto, para que se te hiele la sangre.

    Del otro lado lo mismo, ó peor.
    Con acciones tan deleznables como poner bombas en vehículos Civiles, para aniquilar civiles directamente, no como efecto colateral, por ejemplo la hija de Dugin.

    Lo de Lloyd Austin sobre la edad de reclutamiento es normal, el valor de un no Estadounidense está al nivel de una bestia, ellos necesitan esa carne de cañón para quemar.


    Lo increíble, es que con todo ésto, los "garantes" de la paz sean precisamente los Estadounidenses, es un delirio.

    Y Europa juega siempre con Fuego, les gusta la Adrenalina.
    Espero que nunca pase nada, porque donde pase algo, los Rusos les van a devolver el favor.

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