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domingo, 14 de enero de 2024

Homenaje en Hungría a los soldados que lucharon en el Don

El pasado 12 de enero se celebró en Hungría una emotiva ceremonia para conmemorar a los héroes del Don, los soldados del II Ejército defendían este sector, uno de los flancos de Stalingrado. Como muchos habrán leido, los soviéticos arrollaron las posiciones húngaras en la segunda fase del cerco a Stalingrado. Las bajas húngaras fueron masivas, 100.000 en un mes. El número de muertos en combate o congelados (*) ascendió a 42.000, y los prisioneros a 28.000. Otros 30.000 fueron heridos. Las pérdidas de material fueron del 70%.












La historia militar húngara considera esta batalla una de sus grandes catástrofes, y la pérdida de miles de hombres supuso un duro trauma para la sociedad. En el Ejército servían oficiales en activo y en reserva, suboficiales, hombres llamados a filas, funcionarios...

Quien tenga la oportunidad que no se pierda el Museo de Historia Militar de Budapest. Precisamente la sala que más me gusto fue la dedicada a esta batalla.

Fuentes y enlaces de interés:

- https://honvedelem.hu

Me gustaría recomendar otro par de enlaces que sigo a menudo. La página de Facebook del Instituto y Museo de Historia Militar (enlace) es actualizada con mucha frecuencia y se publican fotos y documentos muy interesantes. En twitter está la cuenta de Yurii Kazakov, sobre la cultura y actualidad en este país.

(*) Las temperaturas fueron de -30°C a -40°C

viernes, 1 de diciembre de 2023

The Lighthouse of Stalingrad, de Iain MacGregor

El año pasado el autor Iain MacGregor publicó un libro sobre la batalla de Stalingrado con la novedad de utilizar las memorias del general Friedrich Roske, inéditas hasta ahora. Roske llegó a dirigir las operaciones en la bolsa de Stalingrado mientras Paulus se centraba en coordinar los esfuerzos con el estado mayor, por lo que sus impresiones son únicas.

Friedrich Roske presenta una trayectoria interesante. Participó en la Primera Guerra Mundial, y en la década de los 20 se formó como ingeniero estructural, llegando a trabajar en Nueva York. En 1934 se alista de nuevo en el Ejército, y participa en la campaña de Polonia de 1939, ascendiendo a mayor.

Tras la campaña de Francia pasa a la reserva, pero vuelve al servicio al poco tiempo debido a las pérdidas de oficiales. En invierno de 1941 pasó a enseñar táctica en la Escuela de Dresde, lo que marcaría su destino porque cuando hubo que sustituir al comandante de un regimiento de la 71° División, los oficiales se acordaron de este instructor de tácticas. En 1942 esta división era una de las unidades luchando en Stalingrado, y Roske utilizaría sus conocimientos como ingeniero estructural en la lucha callejera.

El libro se centra en los combates en torno a la Casa de Pávlov, donde participaría la 71° División. Tras una introducción a la campaña de 1942 MacGregor narra los combates utilizando testimonios de ambos bandos y desmontando la versión soviética del enfrentamiento. Merece la pena destacar el testimonio Albert Wittenberg, un suboficial veterano de la batalla y cuyo relato no se había publicado.

Portada.

Índice (1).

Índice (2).

En la parte final se narran los combates dentro de la bolsa, con los conocidos problemas de suministro. Al utilizar el testimonio de Roske el autor ofrece una versión más completa que en otros libros.

La versión que leí del libro está en inglés y la saqué de una biblioteca. No es una obra especialmente larga -menos de 300 páginas-, y se lee con facilidad. Como en otras ocasiones he echado en falta un mapa más nítido de las operaciones.

El libro se ha publicado en español -en la sección de enlaces hay una reseña en El País-. Lo recomendaría a todos aquellos interesados en esta batalla, pero recordando que apenas hay información sobre las operaciones en los flancos o el puente aéreo.  

Fuentes y enlaces de interés:

- The Lighthouse of Stalingrad, de Iain MacGregor. Genérico (2022)
- https://elpais.com
https://forum.axishistory.com/

sábado, 9 de marzo de 2019

Identificada una fosa común en Stalingrado

El pasado diciembre las autoridades rusas descubrieron una fosa común con más de 1.800 soldados alemanes en Volvogrado, antiguo Stalingrado. El hallazgo se produjo de manera fortuita, cuando unos trabajadores instalaban una tubería de agua. La fosa tiene unas dimensiones de 131 metros de largo, 7 de ancho y 2,13 de profundidad.

El gobierno ruso ya ha dado aviso a la Comisión Alemana de Tumbas de Guerra (Volksbund), entidad que cuida los cementerios de soldados alemanes en otros países. En total se han encontrado 1.837 cuerpos.

Utensilios de soldados (Copyrigth en la foto).

Este tipo de descubrimientos son comunes en la antigua Stalingrado, aunque no en esta escala. Los restos seguramente serán trasladados a Rossoschka, donde hay un cementerio para los soldados de ambos bandos.

Fuentes y enlaces de interés:

- https://www.dailymail.co.uk

domingo, 18 de diciembre de 2016

Paulus tras la Segunda Guerra Mundial

Tras terminar el libro “Stopped at Stalingrad” me entró curiosidad por el paradero de Friedrich Paulus, comandante del VI Ejército en Stalingrado. La historia es bien conocida. Esta formación, junto a otras, fue rodeada en Stalingrado y diezmada. En febrero de 1942 los alemanes capitularon, y 91.000 prisioneros marcharon a Siberia. El lamentable estado de los prisioneros, las enfermedades, y las duras condiciones causaron la muerte de miles de ellos. Tan solo unos 5.000 volverían a Alemania.

Paulus sufrió mucho durante el cerco. Muchos oficiales le apremiaron a que lo rompiese por su cuenta, pero nunca quiso desobedecer la orden de Hitler. Sus esperanzas estaban puestas en Manstein, que intentó romper el cerco sin éxito.

Justo antes de la capitulación, Hitler ascendió a Paulus a Mariscal de Campo. Era un regalo envenenado: ningún mariscal alemán había sido capturado y Hitler esperaba que se suicidase. Paulus no tenía intención de ello y se rindió a los soviéticos. Estos hicieron toda la propaganda posible sobre el reo, y hasta le añadieron el título “Von” para darle un origen aristocrático.

Inicialmente Paulus no colaboró con los soviéticos, pero tras el atentado del 20 de Julio comenzó a hacerlo con el Comité Libre de Alemania. Las autoridades alemanas respondieron arrestando a algunos familiares y presionando sin éxito a su mujer para que cambiase el apellido.

Tras la guerra siguió en manos soviéticas, y participó en los juicios de Nuremberg, siendo llamado como testigo para las acusaciones de Goring, Jodl y Keitel de varios crímenes. Aquí ocurrió uno de los capítulos más polémicos de su vida. Un periodista le preguntó que tal estaban los soldados que habían sido capturados en Stalingrado. Paulus respondió que le dijese a sus mujeres e hijos que estaban bien. El por qué de esta respuesta probablemente no se sabrá del todo. Es probable que los soviéticos le mantuviesen aislado, pero no era difícil averiguar cual iba a ser el destino de esos soldados.

En este periodo también pasó una temporada en Yalta (Crimea) con el permiso de Stalin, donde se verificó que no tenía tuberculosis activa en los pulmones. En 1953, tras la muerte del dictador soviético los prisioneros alemanes pudieron volver a casa. Paulus eligió volver a Alemania del Este ya que le preocupada la crítica hacia él en Occidente.

Las autoridades de la RDA le ofrecieron protección y unas excelentes condiciones. A su llegada, el 26 de Octubre de 1953, había una delegación del ministerio de defensa junto a antiguos oficiales del VI Ejército. Paulus pasó a vivir en una mansión en Dresden, y se le asignó un coche y un adjunto, el capitán Heinz Beutel. También se puso a su disposición a la asistenta que su familia tenía durante la guerra. Merece la pena recordar que no abandonó a su mujer en la RFA, ya que esta falleció antes de su regreso a Alemania. Su familia tenía autorización a visitarle con libertad, y pasó con ella las Navidades de 1953.


Paulus hablando en una conferencia, 1954 (Bundesarchiv).

En verano de 1954 dio una conferencia de prensa como parte del comité “Ausschuss für deutsche Einheit” (Contra la integración de la RFA en Occidente). También dio algunas clases en la academia de oficiales en Dresden. Posteriormente se le nombró jefe investigador para asuntos militares de la KVP (Kasernierten Volkspolizei) en Dresde, aunque en realidad no tenía nada que hacer; el puesto había sido creado expresamente para él.

En 1955 participa en dos conferencias organizadas para antiguos oficiales del Ejército. En ellas Paulus proponía una Alemania unidad y sin alianzas. Esta posición le convertía casi en un extraterrestre en las Alemanias de posguerra. Estaba claro que había demasiados intereses como para permitirlo, y a esas alturas todos los antiguos oficiales se habían posicionado. A pesar de su vida acomododa, permaneció bajo vigilancia de la Stasi durante el resto de su vida.

La publicación de las memorias de Von Manstein (Victorias perdidas) le irrita mucho. En esta obra Von Manstein afirma que Paulus debería haber roto el cerco por su cuenta. Esto causó consternación entre muchos oficiales del VI Ejército –no sólo Paulus- porque en ese periodo el VI dependía de Manstein, que nunca dio la orden de romper el cerco. Paulus afirmó: 


”Lo tienes que leer tu mismo. Según lo que está escrito aquí, Manstein no tiene absolutamente ninguna responsabilidad en la destrucción del VI Ejército. Miente deliberadamente. Echa toda la culpa a Hitler y a mí. Tú estabas en todas las conferencias que tuve con él por radio. Sabes que escondió la situación real del frente, y cómo bloqueó mis movimientos. Y este antiguo comandante de ejércitos falsifica los hechos y esconde la verdadera razón de esta catastrofe militar ¡Con todo el respeto que le tenía! Mientras viva lucharé todos sus intentos de lavarse las manos."

A finales de 1955 se le diagnosticó una esclerosis incurable, a pesar de los esfuerzos de médicos alemanes y soviéticos. Paulus falleció el 1 de Febrero de 1957. Sus restos reposan en Baden-Baden, junto a los de su esposa, fallecida en 1949.

Fuentes y enlaces de interés:

- http://forum.axishistory.com/
- http://www.forosegundaguerra.com/viewtopic.php?f=5&t=7193&start=15
- http://www.youtube.com/watch?v=_6w6F0gFzaw (excelente documental)

lunes, 31 de octubre de 2016

Carta del Mariscal Antonescu a Von Manstein

La actuación rumana en Stalingrado ha pasado muchas veces desapercibida por la tragedia del VI ejército, pero sin duda alguna los rumanos fueron un aliado muy importante de Alemania. Las relaciones entre ambos países nunca fueron sencillas. Los alemanes no siempre cumplían las promesas de suministro, y muchas veces despreciaban a sus aliados. La trágica batalla de Stalingrado sólo contribuyo a empeorar las relaciones. En diciembre de 1942 el mariscal Antonescu, líder de Rumanía, escribió una carta a Von Manstein con muchas críticas. Este documento ha sido citado en muchos libros de historia, pero nunca entero.
Señor Mariscal de Campo

Con profundo dolor hago conocimiento del informe del 3 de Diciembre de 1942, que el general Sterea fue obligado a enviar, y manifiesto mi profundo rechazo a los términos

1. Rumania dio casi todas sus fuerzas armadas, con los mejores profesores, los soldados más jóvenes y mejor entrenados, y el material más moderno, que hemos preparado -al igual que los alemanes- para contribuir a aplastar a los bolcheviques, cumpliendo así el papel de Europa, lejos de sus modestos ideales nacionales y políticos.

Este generoso sacrificio no se considera ilimitado. Nadie puede pedir nada más de lo que acordamos suministrar, ya que hasta la fecha, no hay ningún acuerdo político o militar entre Alemania y Rumania.

Como líder del estado rumano y comandante del ejército, actuaré en la medida de lo necesario para evitar el desprestigio o deshonor de mis oficiales y soldados.

2. Usted dirigió personalmente al XIX Armee desde el Dnieper a Kerch y Sebastopol y conoce bien la contribución de las tropas rumanas de primera línea, salvo en las operaciones de Odesa y Don. Quizás usted no sepa mucho del Cuerpo del general Dragalina, pero sabe perfectamente que a él se debe la salvación de una situación crítica en el Donetz el invierno pasado, y también los objetivos que hemos cumplido en el Don, Volga y Cáucaso. Creo que sin las tropas rumanas usted perdería Crimea, y la curva al este del Dnieper se vería amenazada.

3. El invierno pasado se prometió –durante la gran crisis que sufrió- al OKW tropas rumanas de segunda línea. A cambio de ello pedía que las unidades rumanas deberían ser equipadas al mismo nivel que las alemanas, y ser transportadas en las mismas condiciones. A pesar de que el OKW lo prometió, no se ha cumplido. Las tropas del III Ejército tuvieron que caminar 500-600kms hasta el frente, mientras los alemanes iban en tren hasta el final de las líneas férreas. Una vez allí el OKW ordenó al staff rumano que utilizasen los pocos camiones disponibles para transportar a los alemanes al frente.

La división acorazada rumana sólo recibió 22 vehículos blindados y 2 compañías antitanque, pero se denegó el grupo de reconocimiento. La mayoría de las divisiones rumanas –no todas- recibieron como único equipo antitanque 6 piezas AT remolcadas.

4. Ya que sus compatriotas insisten en desacreditar al III Ejército, le informo: el OKH -a través del señor Weichs y Hauffe- es responsable de la actuación de este ejército, en condiciones completamente desfavorables.

El OKH prometió desplegar el III Ejército en el Don en una zona mucho más favorable. Nuestro reconocimiento informó que no era así, y que el enemigo disponía de una cabeza de puente de 70×25kms.

Todos los puntos de observación estaban en manos enemigas. Pedimos al OKH que eliminase la cabeza de puente. Ellos lo prometieron, pero no se cumplió. Después pedimos que nos remplazasen las pérdidas causadas en las operaciones contra esta cabeza de puente, o mantener a los italianos y alemanes que remplazamos en la posición. Nos lo prometieron pero no cumplieron, los italianos y alemanes que sustituimos desaparecieron sin avisarnos o explicar si volverían. Durante ese periodo no prepararon fortificaciones: no había fosas antitanque, ni alambradas, ni refugios. Esto debería haber sido una tarea elemental en una zona sin bosques, ni defensas naturales, y sin alimentos. Las tropas que sustituimos se llevaron todo el forraje y alimento, dejando el suministro de nuestras tropas a nuestra discreción. Estos eran transportados desde 120 kms por nuestros agotados y mal alimentados caballos.

Después de entrar en el sector, no sólo pedí que se liquidase la cabeza, además, y en un esfuerzo conjunto, tomar el área boscosa al norte del Don, ya que para mí era clave en la defensa del sector, pero también para que el enemigo concentrase tropas en secreto.

El III Ejército ocupaba un área de 150kms que no podía cubrir adecuadamente (1 batallón en 4.5kms), y no tenía reservas más que para rechazar pequeñas penetraciones locales: 5 batallones de la 15 División y 2 divizioane (equivalente a 20 piezas de artillería) de la 7 División de Caballería a pie. Esto equivalía a 3 batallaones y una divizion de artillería. Posteriormente llegaron dos divisiones antitanque alemanas (611 y 670).

La situación empeoró porque las divisiones 13 y 14 estaban en el principal eje del ataque soviético. No sólo eso, sino que fueron situadas a constantes ataques desde el momento de llegar hasta la gran ofensiva soviética.

La División 13 fue atacada 32 veces entre mediados de Septiembre hasta el 18 de Noviembre, tanto de día como de noche. En ocasiones había dos ataques seguidos. La División 14 fue atacada 17 veces en el mismo intervalo. Hasta el 19 de Noviembre, la División 13 perdió 115 oficiales y 3.648 soldados. La 14, 98 y 2.163.

Para contraatacar en caso de ataque ruso, se concentró en el sector del III Ejército la primera división acorazada rumana, y las 22 y 14 Panzer Division alemanas. Ambas disponían de un 25% de su potencia nominal (o sea 25% de tanques).

Previamente, el OKH había prometido las siguientes reservas para el III Ejército: 4 divisiones alemanas cerca del III Ejército Rumano y 3 divisiones rumanas en el área de Rostov (VI Cuerpo de ejército). No se hizo nada más. A comienzos de Noviembre, el OKH nos ordenó mandar una división más (la 7) al frente, en vez de una italiana. Los alimentos, materiales de fortificación, combustible y munición nunca estuvieron al nivel esperado. Los documentos y datos están en el informe del coronel Fink.

El IV Ejército rumano, cuyas tropas han estado luchando de manera continúa desde Enero, se ha desangrado cubriendo inicialmente junto al VI Cuerpo un frente de 120kms (20 a 50kms para cada división). Esto mantuvo a las tropas rumanas en condiciones extremas: luchando 90-100 días sin interrupción.

El 20 de Noviembre, cuando el IV Ejército es atacado, los sectores por división pasan de 17kms a 33, usted debe tener en cuenta que la capacidad de combate de la 1, 2, 3 y 4 divisiones estaba reducida al 50%.

Le recuerdo que el VI Cuerpo Rumano consumió entre enero y noviembre 38 batallones de soldados y 11 de caballería.

A pesar de que las condiciones eran mejores que en el III Ejército, la falta de combustible afectaba la capacidad operacional de las tropas, y estaba a punto de colapsarse (porque los vehículos no tenía gasolina y el transporte era a pie – nota traductor). Este era el caso de los soldados (más bien sombras/fantasmas) decorados por el señor general Hoth. La falta de alimentado para los caballos del IV Cuerpo les causó inanición. Esto explica las grandes pérdidas en material y piezas de artillería en el sector del IV Ejército (sin los caballos las piezas debían de ser abandonadas).

Las duras condiciones en el sector del IV Ejército eran conocidas: terreno sin protección natural, sin recursos naturales, condiciones climáticas difíciles y enfermedades.

5. El éxito de la ofensiva rusa no sólo se debe a la ineficacia del III y IV Ejército. Se debe a que el Grupo de Ejércitos B no anticipó el ataque soviético, muy bien preparado y con fuerzas masivas concentradas en secreto. La Stavka atacó al oeste y sur de Stalingrado, regiones a las que el Grupo de Ejércitos B no prestó la debida atención Los hechos lo demuestran. El retraso en formar un alto mando en el Don se debe a la inesperada e inimaginable resistencia de Stalingrado y Cáucaso, lo cual tiene una parte de la culpa de estos trágicos eventos.

Ningún entrenamiento o liderazgo militar podrían haber permitido el éxito de la misión. El triste resultado es que, después del desastre, su mando no existe (Grupo de Ejércitos Don).

Previamente indiqué al general Hauffer mi sospecha de que se lanzaría un ataque hacia Frolov, dirección Rostov-Barmankak-Kalac. Esto ocurrió en dos ejes de ataque y además de los éxitos locales, tuvo graves consecuencias estratégicas en el frente rumano-alemán, Stalingrado, Caúcaso y río Don.

El comandante del Grupo de Ejércitos Weichs y el general Hauffe subestimaron al enemigo y no tuvieron en cuenta mi hipótesis. Consideraban que estaba exagerando.

6. Yo, Mariscal, tengo 40 años de irreprochable servicio y adoración por el país, la justicia, y el honor. Toda esta carrera la hice a través de cuatro guerras y cuatro revoluciones.

Nunca delante de un enemigo exterior, interior o en el frente he entregado mis armas.

Me deshonraría si me dejo deshonrar.

Tengo una responsabilidad política e histórica, y un deber sagrado con mis soldados.

Yo sería un cobarde si tolero los actos de cobardía contra ellos.

En el último minuto se me ha informado de que mis soldados, que lucharon como valientes en el frente, son ahora fusilados por sus soldados en la bolsa de Stalingrado. Se me ha informado que oficiales y suboficiales son desarmados por soldados escondidos lejos del frente. He recibido informes afirmando que las tropas rumanas bajo mando alemán son tratadas de una manera humillante. Para conquistar la localidad de Dubowkij, el Grupo Hollidt ordenó al I Cuerpo del Ejército Rumano realizar 7 ataques seguidos porque el primero no tuvo éxito. Esto produjo las siguientes bajas: 40 oficiales, 15 suboficiales y 1392 soldados. ¿Qué beneficio estratégico y táctico tiene este lugar para justificar esta masacre?

¿Por qué se imponen sacrificios innecesarios a las unidades militares rumanas mientras que las alemanes son protegidas? Le revelaré el caso del destacamento Con Courbier en Odesa. Habían sido enviados para apoyarnos en el sitio de Odesa, para romper las líneas defensivas rusas. El destacamento se mantuvo en reserva durante 2-3 semanas. Después de dos horas en el campo de batalla desistió tras la pérdida de algunos oficiales y 200 soldados. Luego han explicado que no tienen la logística adecuada para poder continuar. Uno de los oficiales alemanes confesó que no se hizo el mea culpa y se culpó a los soldados rumanos, a los que yo había tildado de débiles combatientes. Mientras que los alemanes aceptan estas excusas (la logística) nuestros soldados son enviados sin apoyo y son masacrados. Esto machaca el espíritu de lucha, y empezando con el I Cuerpo Rumano, tendrá un efecto desastroso en la camaradería rumano-alemana, y no servirá para nada en el futuro. Estoy seguro de que usted estará de acuerdo conmigo cuando afirmo que las tropas rumanas se han batido tan bien como las alemanas.

¿Por qué si los soldados del III Ejército no pueden detener el ataque ruso se dice que no se “baten correctamente” y no se dice nada de las divisiones panzer 14 y 22, y jager 611 y 670 que también fueron literalmente aplastadas; cuando a estas el ataque les llegó más tarde que a nosotros y cuando el enemigo había perdido impulso tras luchar contra nosotros? ¿Acaso esos soldados eran valientes y los nuestros fugitivos? ¿es apropiado preguntar qué hicieron las divisiones 62 y 294 que por órdenes del Fuhrer recibidas el día 23 debían ayudar al Grupo Lascar? Parece que la niebla era tan espesa que las armas pesadas no se pudieron desplegar contra el enemigo, tan solo cuando se echaron encima de la posición y baterías. Por eso los aviones no pudieron intervenir. No creo que ninguna otra tropa con organización, entrenamiento, preparación o experiencia comparable a la rumana hubiese podido hacer más que la del III Ejército, que aguantó 3 días sus posiciones pero tuvo que retroceder cuando ni siquiera las reservas alemanes y rumanas podían contener el ataque, por no hablar de rechazarlo.

8. También me han informado de que cuando se han formado nuevas unidades a partir de las disueltas, el general Hollidt ha disuelto la 9 División (rumana) y ha asignado unidades rumanas dispersas, pero con capacidad de combate, a unidades de trabajo. También me han informado que las unidades alemanes bloquean las nuestros servicios (unidades de logística) sin ningún tipo de escrúpulo, quitándoles del camino. Me han informado que las divisiones 62 y 294, que se establecieron sin sus suministros, nos quitaron los nuestros. Finalmente, Señor Mariscal, me han informado que el general del señor Hollidt trata brutalmente al personal del cuartel general aliado (rumano), lo cual es inaceptable para gente civilizada y soldados con honor. Este mismo general pasa por encima de los principios básicos de jerarquía militar y ejercicio de autoridad, y sobre el respeto más elemental a un aliado, que con todo su esfuerzo y lealtad, ha realizado enormes sacrificios para la causa común, sin estar sujeto a ningún compromiso militar o político. Este general dio “ordenes” al III Ejército y no permitió la retirada de unidades rumanas, además advirtió que se reservaba el derecho a dar órdenes si lo veían conveniente.

9. Mariscal, ante estos hechos no nos podemos deshonrar; no se puede pisotear el honor ni sobrepasar ciertos límites. No se deben hacer excesos y mandar a la papelera a unos soldados, que estando como estamos armados, entrenados como nos han entrenado; han sido empleados para lograr una gloria eterna, y cuya intervención se produjo en momentos muy difíciles o incluso críticos para los alemanes, y con total camaradería.

- Cuando las unidades del ejército rumano combaten junto a las alemanas, con menor dotación de equipo moderno a pesar de realizar misiones de similar importancia.
- Cuando las unidades del ejército rumano rescataron a la 46 División en Kerch a pesar de las enormes pérdidas.
- Cuando 4 unidades rumanas recorren 300kms a -30° para tapar el frente en Donetz, perdiendo un 30% de hombres por congelación y un 40% de caballos muertos por el frio. Además, lograron avanzar otros 30 kms sin el apoyo de armamento pesado.
- Cuando otras grandes unidades rumanas son lanzadas en combate para batir un enemigo y detenerlo, cuando el frente alemán está disperso (19 Division en Novorosisk).
- Cuando otras 4 divisiones van del Donetz al Don, llegando al Volga tras recorrer 800kms sin interrupciones, de manera que podían enlazar con las divisiones blindadas alemanas.
- Cuando un ejército tiene los archivos llenos de actos heroicos de gran cantidad de unidades, y todos alabamos la valentía de los oficiales y soldados.
- Cuando el ejército es citado más de 100 veces en la prensa del Fuhrer.
- Cuando un ejército pierde una batalla, los soldados (160.000) que sufrieron 80.000 bajas (los rusos sólo hicieron 37.000 prisioneros) no pueden ser considerados como fugitivos y cobardes, como sí lo fueron las divisiones alemanes el invierno anterior, cuando retrocedieron 100kms sin ningún control y abandonaron todo el material motorizado.
- Cuando 3 generales están privados de mapas y comida y se rinden; cuando un cuarto general lucha hasta el último hombre y fallece al ser alcanzado por un obús en el pecho.
- Cuando en la III División mueren dos de los tres comandantes de regimientos de infantería, cinco de los siete comandantes de batallones, todos los comandantes de compañía y batería, y un comandante de una brigada de artillería que dispara un último proyectil para luego suicidarse junto a su hijo, y un comandante de un regimiento de artillería que perece en un duro combate con bayonetas.
- Cuando un comandante de batallón, después de cinco días de lucha continua, sin comida ni municiones, consigue escapar de la destrucción causada por la aviación en Obliwskaia.
- Cuando la 2 ª División de Montaña lucha sin cesar, hasta el punto de no poder apretar el gatillo debido al agotamiento.
- Cuando el fuhrer fue honesto y honrado y premió con las más altas decoraciones al ejército rumano. Cuando tuvimos entre sus aliados al primer condecorado con las hojas de roble, la Cruz de Caballero y la Cruz de Hierro.
- Este ejército no puede ser tratado como un ejército de inútiles que huye, ni juzgado o responsabilizado por cualquier oficial o soldado alemán.

Por supuesto, Señor Mariscal, hay casos de incumplimiento. También ocurrían porque algunas unidades han estado en un terrible fango durante 10 meses, sometidos a frío o calor extremo. Debido a la falta de reservas las tropas no podían ser relevadas.

Esto no ocurrió con unidades alemanes en el frente sur. Estas eran retiradas para recuperarse y descansar, y algunas fueron enviadas a frentes secundarios o al interior.
En todo el ejército los fallos comunicados fueron aislados. Ellos fueron y son como su ejército. Pero sólo yo y el mando rumano tiene derecho a castigar a estos malvados a muerte.

Sus soldados y desertores vagan por nuestra retaguardia y se dedicaban al contrabando y robo de nuestras posesiones. Hubo soldados que pasaron (con un vehículo - nota mía) por encima de nuestros soldados mientras caminaban. Hubo casos en los que soldados alemanes robaban vehículos a punta de pistola.

Hay oficiales y suboficiales a los que se ha acogido en el país, y como premio han armado a legionarios contra mí. Intentan atacarme y derrocarme. Además astutos rebeldes han pasado la frontera disfrazados de soldados alemanes y mezclados entre ellos. Hubo casos de soldados que fueron capturados mientras vendían material militar a nuestra población. Señor Mariscal, a pesar de todos estos actos, no se ha generalizado y se ha informado a la misión alemana y delegación, a pesar de que sabía que me habrían ejecutado. En los ataques rusos del 19 y 20 de noviembre hubo fallos en las formaciones alemanas. Prueba de ello es el escaso número de soldados disponibles en Morozowskaja.

En cambio, los oficiales alemanes s consideraban desertores a columnas de soldados rumanos retirándose tras recibir órdenes y perseguidos por tanques rusos, o soldados de intendencia aislados en la retaguardia. Todos los soldados rumanos eran considerados desertores. La falta de conocimiento del idioma sólo hizo aumentar la confusión.

Ninguno de nosotros ha permitido que se ensucie el honor del Ejército Alemán con los cuales el Ejército Rumano es deshonorado, algo que ha ocurrido bajo los ojos impávidos e incluso órdenes de oficiales alemanes. Estos, sin conocer todos los hechos, o con una voluntad inexplicable, han tolerado actitudes inaceptables hacia los valientes oficiales y soldados rumanos. Ellos por si solos no pueden ser los culpables de la derrota, no se puede echar la culpa a nadie y con tanta facilidad.

Yo confió en el espíritu de lealtad y justicia del fuhrer. La tengo porque juntos escribimos innumerables páginas de gloria y estoy seguro que el fuhrer, con el genio, lealtad y sentido de la justicia que le caracteriza comprenderá mi dolor y rebelión, y tomará medidas contra los culpables, y absolverá al soldado rumano indignado cuando se conozcan los hechos en su verdadera luz.

Señor Mariscal, le pido que como camarada entienda mi deber y la responsabilidad hacia mis soldados y gente. No puedo esperar un minuto más ante este trato al soldado rumano y su mando.

El soldado rumano sólo debe ser mandado por oficiales y mando rumanos. No puede ser humillado por un extranjero, mucho menos un camarada. Incluso cuando esté equivocado. No puede ser masacrado en ataques inútiles, como no se masacraron las divisiones alemanes número 62 y 294. No puede ser castigado más que por oficiales rumanos. No se puede disponer de nuestras unidades según convenga, como no se hace con las suyas.

Lo ocurrido está por encima de mi constitución, y también de la suya y del honor de su país. Me veo obligado a advertirle de que si esta actitud y hechos no cesan, examinaré la situación de nuestras fuerzas en su frente. Mientras tanto, déjeme recordarle que los soldados y oficiales alemanes ignoran la larga, dolorosa y trágica historia de los rumanos durante 2000 años, caso único en la historia de las naciones. Los príncipes, líderes y combatientes preferían morir por envenenamiento con sus unidades a vivir en cautiverio o desorden. El pueblo rumano de hoy no vivirá por debajo de sus antepasados, Señor Mariscal.

Reciba por favor, excelencia, un fraternal saludo.

ss. Mariscal Antonescu
9.12.1942
Fuentes y enlaces de interés:
- Pace și război (1940-1944): jurnalul mareșalului Ion Antonescu
- El autor agradece a MCM, y al forista "kamikaze" de Axis History Forum su ayuda en la traducción del texto.

viernes, 17 de abril de 2015

Stalingrad: Memories and Reassessments

Hace unos meses mi amigo Miguel Fiz me recomendó este libro para profundizar en la batalla de Stalingrado. El autor, un oficial de estado mayor encargado de inteligencia, participó en la batalla y fue hecho prisionero, por lo que puede contar la batalla de primera mano.

En general la obra me ha parecido excelente, y el autor repasa muchos aspectos que suelen quedar olvidados o son simplificados. El estilo es algo seco, sobre todo en la parte de análisis. Al contrario que en otras muchas memorias, no desprecia a los soviéticos. También utiliza fuentes soviéticas para explicar algunas opiniones, lo cual era una novedad cuando fue publicado. Como curiosidad, este libro fue el primero alenán- traducido y publicado en la URSS sobre Stalingrado.

El autor divide el libro en varias partes. La primera es un testimonio desgarrador sobre la batalla. El autor cuenta con todo detalle el drama humano del VI Ejército. Acusa al régimen nazi, y a Hitler directamente, de sacrificar un ejército sin sentido alguno. El autor va desmontando los argumentos expuestos por Hitler para que se resistiese en el Volga. También es muy crítico con el hecho de que su sacrificio se viese como algo glorioso. El fracaso del puente aéreo dejó al VI Ejército sin movilidad y capacidad de ataque, por lo que los soviéticos sólo tuvieron que esperar a que cayese como una fruta madura.

En los siguientes capítulos se repasan las actuaciones de varios oficiales durante la batalla: Paulus, Von Manstein y Von Seydlitz. El autor analiza las acciones en Stalingrado, literatura, y los testimonios que escribieron después. Von Manstein se lleva la peor parte porque apoyó las decisiones de Hitler. Además intenta culpar a Paulus del desastre, a pesar de que nunca se atrevió a ordenarle de que intentase romper el cerco. También es criticado por no haberse sumado al complot del 20 de julio, y negarse a admitir que la guerra estaba perdida.

Paulus no sale demasiado mal parado. El autor recuerda que los oficiales en las diferentes escalas de mandos estaban a favor de romper el cerco: Paulus, von Weichs y Zeitzler. El autor también recuerda alguno de los comentarios hechos por Paulus tras la guerra, por ejemplo, no tenía una idea clara de los ejércitos rumanos en los flancos, y la falta de combustible obligaría a abandonar heridos y gran parte del material.

En esta sección me sorprendió que no hiciese mención al comentario d Paulus en los juicios de Núremberg. Cuando le preguntaron por los prisioneros aseguró que estaban bien. Esto causó mucha rabia cuando los pocos sobrevivientes volvieron a Alemania. Tampoco insiste en el poco carácter de Paulus, a fin de cuentas, era un producto típico apreciado por los nazis.

El último oficial en ser analizado, Von Seydlitz, es el más interesante porque apenas es mencionado en comparación a otros oficiales. Von Seydlitz, que ya había sufrido un cerco similar en Demyansk, fue de los más partidarios en retirar el VI Ejército del Volga. Si no se actuaba rápido iría perdiendo movilidad hasta convertirse en una formación estática, sin capacidad de maniobra. El puente aéreo era imposible. El autor sirvió bajo las órdenes de Von Seydlitz y le tiene en buena estima. Explica las razones por las que no cumplió las órdenes de Paulus y dio libertad a sus hombres para rendirse. Posteriormente Von Seydlitz encabezó la asociación de oficiales alemanes contrarios a Hitler, y ganó fama de traidor al final de la guerra.

El libro tiene varios apéndices. El primero es sobre literatura de la batalla. A día de hoy está anticuado porque muchas de las obras son de los años 50 y 60. Desde entonces ha aparecido mucha información, y los libros publicados en esa época en la RFA, RDA y URSS han perdido valor. La obra que se considera definitiva (trilogía de Glantz) sólo fue publicada hace años.

En otros apéndices hay traducciones de informes y escritos de oficiales. Sin duda se trata de material muy valioso, aunque hoy en día se puede encontrar en internet.

Para terminar, recomendaría el libro a cualquier persona interesada en conocer más sobre la batalla de Stalingrado. El libro se encuentra a precio de saldo. Hace falta tener un buen nivel de inglés, aunque la traducción sea muy buena.

Fuentes y enlaces de interés:

- Stalingrad: Memories and Reassessment: Memories and Reassessments, de H. Graf con Einsiedel y J. Wieder. W&N (1998).

martes, 12 de febrero de 2013

70° aniversario de Stalingrado: posters

Estos días se celebró en Rusia el 70° aniversario del final de la batalla de Stalingrado. La victoria soviética supuso un punto de inflexión en el frente este, y un golpe psicológico para los alemanes. Como es de esperar, la URSS utilizó la victoria para hacer propaganda. Unos cuantos posters, para agrandar hacer click:

¡Madre - defenderemos el Volga!




 
 Stalingrado - Túnez... los golpes al enemigo desde el este por el ejército rojo convergen con el golpe asestado en el oeste por nuestros aliados en un ataque común.

¡El fuhrer está cabreado, el fuhrer está loco, le derrotan por todas partes!



¡Atención! ¡atencióm! en vez de la prevista "cantata" triunfal "La conquista de Stalingrado", de Adolf Hitler, se tocará la marcha fúnebre "Adios al VI Ejército".


Stalingrado 2 febrero de 1943


Un terrible fantasma. Hitler no puede dormir. Un esqueleto le visita en la oscuridad. Recuerda Hitler ¡Stalingrado! Aquí morimos hace un año y vas a terminar igual.

Esta otra foto no es un poster, pero me gustó mucho y vale la pena incluirla. Dos veteranos de la batalla disparan una ametralladora como parte de una jornada de puertas abiertas (copyright en la foto).


Fuentes y enlaces de interés:

- http://www.militaryphotos.net/forums/sh ... &p=6573127 (traducción al inglés cortesía de BitnikGR)
- http://vitalykuzmin.net/

viernes, 25 de enero de 2013

Red Christmas - The Tatsinskaya Airfield Raid 1942

Este libro lo lei porque desde hace tiempo estoy escribiendo un artículo sobre el puente aéreo de Stalingrado, y me di cuenta que casi todas las obras no entran en muchos detalles de las operaciones soviéticas y alemanas tras el embolsamiento del VI Ejército.

Esta obra me ha venido como guante en mano. Creo que es una de las mejoras obras de Osprey. El autor tiene varias obras interesantes con esta editorial sobre tanques y batallas en el frente este. De entrada me gustó mucho que el autor utilizase documentación primaria para describir la batalla. En la correspondiente sección se pueden ver los manuscritos obtenidos en NARA (National Archives and Records Administration), además de otras obras como la de Christer Bergstrom sobre la campaña aérea en Stalingrado.

El libro es de 82 páginas, por lo que el ataque a Tatsinkaya se puede analizar con bastante detalle, incluyendo las operaciones de la Luftwaffe y VVS. Al utilizar fuentes de ambos paises, el autor describe las operaciones desde ambos puntos de vista. Las fotos son también bastante buenas, sobre todo algunas de la división 306, transportada urgentemente desde Francia a Rusia por las situación. Los mapas son muy claros y no te pierdes.

El autor además cubre los origenes de la operación las tácticas aplicadas por los soviéticos. El análisis y conclusión son muy certeros, y muestran claramente las deficiencias del ejército soviético en 1942/43 a la hora de combinar unidades y ramas de sus FFAA.

Recomendaría este libro a cualquier persona interesada en el frente este, sobre todo la campaña de Stalingrado.

Fuentes y enlaces de interés:

- Red Christmas - The Tatsinskaya Airfield Raid 1942, de R. Forsyth, Osprey (2012).

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Winter Storm, de Hans Wijers


Esta obra la adquirí porque quería más informacion sobre la operación Winter Storm, con la que los alemanes intentaron rescatar al VI Ejército en Stalingrado.

La obra se divide en dos partes. En la primera el autor narra los combates en torno al sector industrial de Stalingrado. La narración se basa en testimonios de soldados que ilustran muy bien el estilo de combate, conocido como “Rattenkrieg” (guerra de ratas). Los bombardeos y ruinas conviertieron las fábricas en autenticas fortalezas donde no existia un frente muy demarcado. En muchas ocasiones los soviéticos utilizan tuneles para atacar a los alemanes por detrás. Las posiciones están tan fortificadas que el avance diario es de unos metros. El autor no olvida mencionar las operaciones de las tropas croatas, integradas en el ejército alemán.

Los mapas no son muy claros. En esta parte del libro no es un problema porque se centra en los asaltos a diversos sectores de las fábricas, por lo que no hace falta mucho detalle. Sí que es un problema más adelante, cuando narra el intento de Manstein de enlazar con la bolsa en Stalingrado.

La segunda parte describe las preparaciones de las divisiones panzer y panzer-grenadier para Tormenta de Invierno. El ataque soviético es cubierto de manera resumida, aunque para mí no es problema porque hay decenas de libro con versiones más detalladas. El autor vuelve a utilizar diarios de soldados para narrar los feroces combates. Esto le da mucho realismo pero también tiene algunos defectos. Los avances alemanes son descritos en todo detalle, y celebran como los soviéticos se dan a la fuga o son derrotados. Sin embargo, cuando un ataque alemán fracasa o se ven obligados a retirarse, no se entra en tanto detalle.

El libro no es muy largo, algo más de 300 páginas. La segunda parte es más fluida y contiene más análisis estratégico que la primera. Mi impresión final es mixta. Se agradece los detalles extras de la operación Tormenta de Invierno, pero hay obras más amenas si lo que se busca es una lectura ligera y con muchos testimonios. La obra de Beevor podría ser un ejemplo.

Fuentes y enlaces de interés:

- Winter Storm, de H. Wijers, Stackpole Books (2012).

domingo, 13 de mayo de 2012

Sacrifice on the steppe

Últimamente he estado leyendo sobre la campaña alemana de 1942 en Rusia, que terminó con el desastre en Stalingrado. Hoy en día existen muchos libros desde el punto de vista alemán, pero pocos desde el de sus aliados –Rumanía, Italía y Hungría-.

La obra de Hope Hamilton viene como guante en mano. Este libro relata la campaña de cuerpo Alpini en el río Don y su destrucción en la operación Pequeño Saturno. El estilo del autor es similar al de autores como Anthony Beevor; combinando la descripción de las operaciones militares con testimonios de veteranos.

El libro comienza con una introducción de la campaña alemana en la URSS. En Agosto de 1941 Mussolini envió un cuerpo expedicionario de 62.000 soldados, el CSIR (Corpo di Spedizione Italiano in Russia). La participación del cuerpo fue muy discreta. Las tropas italianas no tenían la logística adecuada para una campaña en la URSS, y su equipo eran anticuado. Los infantes no tenían ropa de invierno o calzado adecuado, e iban con fusiles de 1891 sin apenas artillería.

Tras el invierno de 1941/42 los alemanes habían sufrido más de un millón de bajas, por lo que pidieron ayuda sus aliados para suplir las pérdidas. Rumanos, húngaros e italianos pusieron más de 200.000 soldados cada uno para apoyar la campaña de 1942. En el caso italiano, los generales italianos no compartían la opinión de Mussolini, que creía que los soviéticos estaban sin reservas y ex haustos. El general Messe, comandante del CSIR se opuso al envio de más unidades, dando las siguientes razones:

- Falta de equipo adecuado y material anticuado.
- Graves problemas de transporte y suministro.
- Escasez de camiones y vehículos blindados.
- Falta de entendimiento y egoísmo de los alemanes.

Mussolini respondió que los alemanes habían prometido cumplir sus promesas, y que a la hora de la victoria, 220.000 soldados pesarían más que 62.000. Finalmente, el general Messe fue sustituido del mando del nuevo del AMIR (Armata Italiana in Russia).

El siguiente capítulo ya se centra en el tema del libro, el cuerpo Alpini. Como el AMIR esperaba tener que luchar en el Caucaso, Italia mandó tres de estas divisiones (Tridentina, Julia y Cuniense). Estas unidades tenían mucha fama como divisiones de montaña, y estaban formadas por reclutas del norte de Italia. Cada una tenía 5.000 mulas y 17.000 soldados. A pesar de la buena moral y esprit de corps, padecían las mismas deficiencias que las divisiones regulares. Apenas había ametralladoras, y se utilizaba el fusil de 1891. Los cañones AT de 47mm daban risa frente a los T-34 en palabras de sus operarios, las radios eran ligeras y móviles, pero tenían poco alcance.

Todos estos problemas hubiesen sido menos graves si las divisiones hubiesen sido enviadas a las montañas del Caúcaso, pero los alemanes decidieron desplegarlas en el Don, cubriendo el flanco norte del VI Armee. Este zona era plana como una mesa de billar, y suponía un riesgo enorme para los Alpini. Algunos mandos calificaron la decisión de bestial y criminal.

El despliegue de los italianos en el río Don fue muy impopular. Los alemanes y húngaros no habían preparado posiciones defensivas, y ni siquiera pasaron mapas detallando los campos minados.

El autor también escribe mucho sobre el tratamiento a los civiles. En esto, los italianos eran muy diferentes a los alemanes, y se quedaron asombrados de la actitud de estos últimos. A pesar de tener un plazo de 36 a 48 horas para transferir los prisioneros rusos, hacían todo lo posible para mantenerlos como auxiliares y así evitarles una muerte segura. Esto, y el buen tratamiento a los civiles, les serviría mucho en los oscuros días de Enero.

El 11 de Diciembre los soviéticos lanzaron la operación Pequeño Saturno. Los italianos llevaban varias semanas avisando a los alemanes de las concentraciones enemigas al otro lado del río, pero los alemanes –que se fiaban más de sus aviones de reconocimiento –las rechazaron. Las tropas italianas resistieron con valor, e intentaron contraatacar con un destacamento móvil y la división Julia, pero finalmente fueron arrolladas por la potencia de fuego enemiga. Tras unos días los Alpini fueron rodeados. La debacle de los Alpini acababa de empezar.

Aprovechando que los soviéticos tenían que consolidar el cerco, las divisiones italianas del CSIR comenzaron a retirarse hacia el este. Las relaciones con los alemanes empeoraron si es que podían hacerlo: los mandos italianos acusaron a sus colegas alemanas de retirar sus unidades para que los Alpini y otros elementos italianos cubriesen la retirada.

Esta parte del libro es muy confusa y los mapas no son de gran calidad, pero tampoco es problema porque la retirada fue un caos en sí mismo. Las radios no funcionaban o estaban interferidas por los soviéticos, y la cohesión de las tropas se rompió. Por ejemplo, el comandante del CSIR trazó varias rutas de retirada, via Rossoh y Vauliki-Rovenki. Esta última localidad cayó en manos enemigas, pero no se pudo informar a las tropas retiradas, por lo que muchas unidades fueron destruidas.

Hope Hamilton utiliza con gran habilidad los relatos de los veteranos para describir el sufrimiento de los Alpini. Las temperaturas llegaron hasta -47°C, apenas había comida y los heridos debían de ser abandonados porque no podían ser transportados. La aviación soviética tenía una superioridad completa y muchas veces ametrallaba o bombardeaba las columnas. Las rutas estaba infectadas de partisanos. En muchas ocasiones la vida o muerte dependía de si se dormía dentro de una cabaña o al aire libre.

El buen trato de los italianos a los civiles fue sin duda la salvación de muchos italianos. A pesar de las necesidades, los civiles ayudaron a muchos soldados hambrientos, y los soldados/partisanos respetaban sus vidas. Hay varios episodios en los que los soldados alemanes son inmediatamente ejecutados pero se respeta a los italianos.

El cerco concluye con varias batallas durante la retirada de los Alpini. La más importante la de Nikolaevka porque se rompió romper el cerco y varios miles de hombres lograron escapar. A pesar de que no hay una descripción detallada no hace mucha falta. Estos enfrentamientos fueron más bien cargas a la desesperada de los italianos, que apenas tenían armamento.

La siguiente parte del libro describe el regreso a casa en 1943 de los sobrevivientes. Si en 1942 todo era propaganda del régimen, ahora se les aislaba para proteger a los civiles de posibles enfermedades. Desde luego no fue un momento agradable para los supervivientes. Muchos estaban heridos o sufrían de congelación. Familiares de otros compañeros buscaban información sobre sus hijos o maridos. Mujeres o hijos enseñando fotos de sus padres o maridos iban a ser escenas habituales en la vuelta a casa de estos soldados.

La parte final de la obra describe lo que ocurrió con los prisioneros. Los soviéticos no estaban preparados para recibir tal número de prisioneros, y muchos de ellos murieron en las marchas hacia los puntos de envío. Estas marchas eran conocidas como las marchas del “Davai” (Vamos), por los gritos de los centinelas. La carencia de comida y bebida era tal que los prisioneros llegaron a lamer los remaches de los vagones, o hacer que hablaban con muertos para recibir más raciones.

Posteriormente las condiciones mejoraron, sobre todo para los oficiales, pero la mortandad fue comparable o incluso superior a la de los alemanes. No hay datos de cuantos italianos cayeron en manos soviéticas porque a veces se tardaba meses en hacer el recuento y tomar los datos, pero de 95.000 soldados desaparecidos en Rusia, volvieron unos 10.000.

El autor termina relatando como italianos y rusos celebraron en Rusia el 50° aniversario de la batalla, que incluía la construcción de una Iglesia.

Desde mi punto de vista, esta obra es excelente si se quiere saber más sobre los aliados de Alemania en la SGM.

Fuentes y enlaces de interés:

- Sacrifice On The Steppe, the Italian Alpine Corps in the Stalingrad Campaign 1942-1943, de H. Hamilton, Casemate (2012).

viernes, 9 de marzo de 2012

La operación Urano y el puente aéreo de Stalingrado: análisis de responsabilidades (IX)

Al día siguiente los problemas comenzaron en los flancos. Los soviéticos atacaron en el frente del Chir, obligando a los alemanes a desviar la mayoría de las unidades de la Luftwaffe para –en palabras de Richtoffen- evitar la catástrofe que se cernía. El 48 panzerkrops tuvo problemas para contener los ataques del 5° Ejército de Tanques y 5° Ejército de Choque. El tiempo era demencial, con niebla e intensas lluvias, pero Von Richtoffen no quería saber nada del tema. La Luftwaffe prosiguió con las misiones de apoyo y causó grandes pérdidas a una unidad soviética acorazada en Yablokhnaya Ravine. Gracias a este apoyo, los panzer continuaron el avance y cruzaron el río Aksay. El papel de la Luftwaffe fue fundamental, porque si se hubiese tardado más los soviéticos hubieran podido preparar una defensa en este río.

Tras cruzar el Aksay la 6 Panzer siguió avanzando hacia el río Mishkova, pero cuando estaban a 20kms sufrieron el primer gran contrataque de los soviéticos. Como en otras ocasiones, la experiencia del bando alemán decantó la batalla, pero estaban exhaustos. El avance se detuvo en Verkhne-Kumsky, entre ambos ríos.

Manstein había recorrido una tercera parte del camino, pero la situación no mejoraba. La situación en los flancos era muy delicada, y la resistencia soviética se endurecía cada vez más. El mariscal solicitó refuerzos, pidiendo la 17 Panzer y 16 Motorizada. Hitler sólo le otorgó la primera, aún a costa de debilitar el sector don-Chir. La segunda reforzaba la unión entre el Grupo de Ejércitos Don y el A, que se estaba retirando del Caúcaso, por lo que se mantuvo en la zona.

El 14 de Diciembre el tiempo volvió a ser demencial, y sólo pudieron aterrizar en la bolsa 69 aviones de transporte con 70 toneladas de combustible, munición y comida. El tiempo era tan malo que sólo se autorizó volar a las tripulaciones entrenadas con el vuelo de instrumentos. Dos de los transportes fueron destruidos.

Mientras tanto, los flancos de Manstein se derrumbaban. Un ataque en el Chir-Don obligó a los alemanes a retirarse de las posiciones al este del Don. La suerte se terminaba para los alemanes. La Stavka llevaba ya varias semanas preparando el siguiente golpe. Como en Urano, los aliados de Alemania recibirían el golpe. El sector del Don-Chir estaba débilmente protegido por el III Ejército Rumano –masacrado en urano-, el destacamento Hollidt –también muy desgastado-, el VIII ejército italiano y el II ejército húngaro. La parte más vulnerable era la de los italianos, que cubrían 270kms de frente y su moral/equipamiento estaba bajo mínimos.

En el río Mishkova el avance alemán proseguía lentamente. El recorrer los 50kms restantes era cada vez más difícil. Si el VI Ejército iba a salvarse, tendría que apoyar la operación.

domingo, 22 de enero de 2012

La operación Urano y el puente aéreo de Stalingrado: análisis de responsabilidades (VIII)


Las tropas de Manstein serían apoyadas por el IV Fliegerkorps. El mariscal contaría con el apoyo de Richtoffen, con quien ya había trabajado en la campaña de Sebastopol.


Mapa con la operación Tormenta de Invierno (via germanmilitaryhistory.com)

Tormenta de Invierno comenzó el 12 de Diciembre con un ataque desde Kotelnikovo hacia la bolsa de Stalingrado. La distancia era de unos 100kms. Manstein prefería atacar desde un lugar más lejano para obtener mayor sorpresa, y la apuesta salió bien. La Luftwaffe atacó posiciones soviéticas y la principal base de la VVS en la zona, en Abganerovo. El tiempo era bueno y los resultados acompañaban: las posiciones del 51 Ejército Soviético eran débiles, por lo que el 57 Panzerkorps de Hoth no tuvo problemas en lograr una ruptura.

A medida que las tropas avanzaban el optimismo llegó a las filas alemanas. Ese mismo día Fiebig escribía en su diario: “¡los rusos se han dado a la fuga, como en los viejos tiempos!”. El éxito convenció a Hitler que el 6° Ejército podría resistir en Stalingrado. Zeitzler pidió que se enviase la 17 Panzer Division para reforzar el ataque, ya que los soviéticos no tardarían en reforzar sus defensas. Hitler no lo autorizó porque la 17 era necesaria en el frente del Chir, para hacer frente cualquier amenaza entre Manstein y el 8 Ejército Italiano.

La respuesta soviética fue rápida. Stalin no estaba muy convencido, pero Vasilevskii se dio cuenta de lo peligroso del ataque y obtuvo permiso para mover el 2° Ejército de la Guardia –uno de los más potentes- al frente de Stalingrado.

En la bolsa de Stalingrado las noticias de Manstein levantaban el ánimo, pero la situación seguía siendo dramática. El 12 sólo llegaron 80 toneladas de suministros, y se perdieron veinte aviones: 10 Ju-52, 8 He-111, 1 Ju-86 y un Fiat BR.20.


miércoles, 18 de enero de 2012

La operación Urano y el puente aéreo de Stalingrado: análisis de responsabilidades (VII)

El día 6 el tiempo mejoró y la VVS pudo atacar en gran número con previsibles resultados: los alemanes perdieron 5 Ju-52, 5 He-111 y 1 Fiat. Esto significaba un 20% de pérdidas entre los aviones enviados (55). Más significativo sería el día 7. La bolsa recibió nada menos que 350 toneladas en 199 aparatos, la cifra máxima que se lograría durante toda la operación. Las pérdidas también fueron cuantiosas: 8 Ju-52, 7 He-111 y 1 Ju-52 rumano. Ante la falta de suministros, Paulus se vio obligado a reducir las raciones a un tercio o la mitad.

Los siguientes días iban a ser decisivos porque Manstein estaba a punto de lanzar ataque para rescatar el VI Ejército. La operación Tormenta de Invierno estaba a punto de empezar.

Tormenta de Invierno

Desde finales de Noviembre, Von Manstein había estado preparando al nuevo Grupo de Ejércitos Don para un ataque en el frente del Chir con el objetivo de enlazar con la bolsa de Stalingrado. Desde el primer momento la operación se vio comprometida por diversos factores, a los que hay que añadir uno de carácter personal. Gero Von Manstein, hijo del famoso mariscal, falleció a finales de Octubre de 1942. Esto afectó profundamente a Von Manstein, algunos colegas llegaron a afirmar que nunca volvió a ser el mismo. 

A pesar de ello, el general prusiano siguió al mando de la operación de rescate. Desde un primer momento, se asignó la máxima prioridad en hombres y pertrechos. Las unidades disponibles eran las siguientes:

- 57 Panzerkorps, que dependía del 4 Ejército Panzer (6 y 23 Panzer Division). La 6 Panzer Division había sido traída desde Francia.
- Destacamento Hollidt: 11 y 22 Panzer junto a 3 divisiones de infantería.
- 48 Panzerkorps: 11 y 22 Panzer Division; 1 División Acorazada Rumana.

A estas unidades hay que añadir la 17 Panzer Division. Inicialmente se pensaba asignarla diréctamente al 57 Panzerkorps, pero Hitler prefirió mantenerla en reserva.

La dificultad de la operación era enorme. Mantein disponía de una fuerza considerable, pero los soviéticos esperaban una operación de rescate y los flancos estaban cubiertos por tropas que habían sido machacadas en las anteriores semanas. El general Hauffe, jefe de la misión alemana en Rumania, le informó que de las 22 divisiones rumanas, 9 estaban completamente destruidas, otras 9 habían huido y no estaban disponibles, y sólo 4 estaban disponibles.

domingo, 18 de septiembre de 2011

La operación Urano y el puente aéreo de Stalingrado: análisis de responsabilidades (VI)

La llegada de Fiebig al mando iba a traer mejoras en la organización y tonelaje enviado, pero el objetivo seguía siendo inalcanzable. El puente aéreo tenía dos grandes enemigos, la meteorología y los soviéticos.

Debido al terreno y corrientes de aire, Stalingrado er una de las ciudades más frias de la URSS. Si la temperatura media en Leningrado durante el mes de diciembre es de unos -6°C, en Stalingrado llegaba a -8°C. Según los estudios británicos, las temperaturas medias entre en el área de Stalingrado estarían por debajo de los 0° desde el 15 de Noviembre hasta nada menos que el 21 de Marzo, por lo que la niveve no se fundiría. El terreno plano favorecía tremendas tormentas de nieve que cortaban carreteras y cerraban aeropuertos. Además, el cielo estaba nublado a escasa altura (unos 650 metros), por lo que los vuelos podían ser muy peligrosos.

La presión soviética sobre la Luftwaffe era también muy significativa. El 4 de Diciembre Novikov orden a sus 2 ejércitos aéreos (8VA y 16VA) centrar sus esfuerzos en la bolsa alemana. Estos dos ejércitos contaban con unos 1.000 aviones -aunque la disponibilidad era del 50%-, en su mayoría modernos. La bolsa de Stalingrado fue dividida en 4 zonas, asignadas a diferentes unidades. También se designaron zonas para la artillería AAA, sobre todo por donde pasaban los aviones de transporte.

Tras la retirada alemana la bolsa quedaba fuera del alcance de los Bf-109, que sólo podían acompañar a los transportes en un tramo. Además, los Bf-109 debían operar en otras zonas, incluyendo el Caúcaso, donde Von Kleist se batía en retirada. La Luftflotte 4 comenzó Blau con unos 325 Bf-109 (273 operacionales). Ahora sólo había 203 (125 operacionales). Merece la pena recordar que dentro de la bolsa había un destacamento del JG3, encargado de proteger los transportes, pero los constantes raids de Sturmovkis los forzaron a la defensiva.

Es curioso, pero algunos pilotos preferían volar sin escolta y aprovechar el mal tiempo. No hay que olvidar que muchas tripulaciones estaban excelentemente preparadas para volar en mal tiempo, por lo que podían evitar ser localizados por los cazas soviéticos. Cuando eran acompañados por Bf-109, estos tenían que volar más alto y estaban constantemente maniobrando para no dejar atrás a los lentos transportes, por lo que era más fácil ser detectados.

Es difícil establecer que porcentaje de pérdidas se debe a cada factor, pero lo cierto es que desde inicios de Diciembre la Luftwaffe estaba perdiendo aparatos a un rítmo insostenible. El 30 de Noviembre 4 Yak-1 del 283 IAD reclamaron 5 Ju-52 y 1 Bf-109 de una formación de 17 Ju-52 y 4 Bf-109. Esto se traducía en unas pérdidas del 23%.

El 2 de Diciembre los vuelos fueron cancelados por el mal tiempo, y se perdieron 7. Sólo 15 Ju-52 y 25 He-111 pudieron aterrizar en la bolsa aquel día. Al día siguiente hubo más suerte y se alcanzo el tonelaje más alto desde el inicio de las operaciones: 115 toneladas. Los soviéticos lanzaron varios ataques, reclamando la destrucción de 17 aparatos en tierra. Las condiciones metereológicas empeoraron hasta tal punto que ningún avión llegó a la bolsa el 3. A pesar del peligro algunas valerorsas tripulaciones intentaron llegar sin lograrlo, y los soviéticos derribaron dos aparatos.

Las condiciones el 3 eran tan malas que ningún aparato aterrizó en la bolsa. El 4 hubo más suerte porque la VVS se quedó en tierra debido al mal tiempo, por lo que 70 transportes pudieron llegar. Merece la pena recordar la ayuda rumana e italiana, completamente olvidada en casi todas las crónicas. Fiat BR20M y Ju-52 del 71 Gruppo O.A. y la Escadrila 105 Transport Greu participaron en las misiones. En total llegaron 141 toneladas –otro record-, y se perdieron 3 aparatos, incluyendo un Fiat BR.20M.

lunes, 12 de septiembre de 2011

La operación Urano y el puente aéreo de Stalingrado: análisis de responsabilidades (V)

La discusión sobre qué hacer con el VI Ejército no significó el cese de los combates en la zona, ni mucho menos. El 25 de Noviembre la Luftwaffe se tuvo que emplear a fondo contra las columnas de tanques soviéticos, que avanzaban hacia la estación de tren de Chir y en el área de Businovka. La VVS no pudi intervenir debido a la falta de aviones y combustible en las bases adelantadas, y los alemanes llegaron a emplear He-111 y Bf-109 en ataques a baja cota. Si bien se causó grandes pérdidas a los soviéticos, se perdió un buen número de He-111. Los ataques soviéticos también afectaron la cantidad de aviones disponibles para volar a la bolsa. El 25 de Noviembre sólo llegaron 32 toneladas, y el día siguiente 50. Estas cifras eran completamente insuficientes.

El 26 de Noviembre Richtoffen organizó la Luftflotte 4 para que se centrase en el puente aéreo. Paulus también se fue preparando para resistir desplegando sus tropas en un aérea de 120 millas. Se decidió utilizar agrupar a los aparatos en 3 bases diferentes dependiendo del modelo. De esta manera se simplificaría el mantenimiento:


Unidades de la Luftwaffe basadas en Tatsinkaya bajo el Oberst Hans Forter
KGrzbV 9
Ju-52
KGrzbV 50
Ju-52
KGrzbV 102
Ju-52
KGrzbV 105
Ju-52
I./ KGrzbV 172
Ju-52
KGrzbV 500
Ju-52
KGrzbV 700
Ju-52
KGrzbV 900
Ju-52
KGrzbV 21
Ju-86
KGrzbV 22
Ju-86
Unidades transferidas desde Italia a finales de Diciembre
I./ KGrzbV 1
Ju-52
I I./ KGrzbV 1
Ju-52


Unidades de la Luftwaffe basadas en Morozovskaya bajo el Oberst Ernst Kuhl
II y III./KG27
He-111
II./KG55
He-111
III./KG55
He-111
KGrzbV 5
He-111
KGrzbV 20
He-111
KGrzbV 23
He-111
III./KG 4
He-111
I./KG 100
He-111


Unidades de la Luftwaffe basadas en Stalino/Taganrog bajo el Major Willers
Staffeln 1 y 3./KG 40
Fw-200
Un Staffeln
Ju-90/290
I./KG 50
He-177

Richtoffen otorgó el mando del puente aéreo al Generalmajor Victor Carganico (antiguo comandante del aeropuerto de Tatsinkaya). Su misión era textualmente "asegurar el suministro aéreo para segurar la supervivencia y eficacia de las tropas cercadas". Para ello no sólo organizaría los envios desde fuera del cerco, sino que se coordinaría con Pickert (responsable de la Luftwaffe dentro del cerco) para asegurar el éxito del puente aéreo.

Carganico no duró mucho al frente de la operación. A pesar de tener experiencia con aviones de carga, no era familiar con los aparatos de combate ni con grandes operaciones. La frustración creció en el dinámico Richtoffen y finalmente le quito el mando el 28 de Noviembre. Su sustituto era el experimentado Martin Fiebig, comandante del famoso VIII Fliegerkorps.