Este libro fue publicado en el 20 aniversario de la dimisión de
Gorbachov como presidente de la URSS. La fecha del título hace
referencia a este histórico acontecimiento. O’Clery estuvo de enviado
especial en Moscú del Irish Times a finales de los 80 y principios de
los 90, por lo que pudo entrevistar a casi todos los protagonistas del
fin de la URSS, incluyendo a Yeltsin y Gorbachov.
El libro narra dos historias paralelas. La primera es el último día de Gorbachov, cuando se prepara para dar un último discurso antes de dimitir. La segunda es la rivalidad entre Gorbachov y Yeltsin dos personas diametralmente opuestas. Gorbachov era un político diplomático, arrogante y sofisticado. Yeltsin era como una apisonadora, temperamental, le daba a la botella… tras su llegada a Moscú comenzó a chocar con el Politburo, al mismo tiempo que se ganaba el apoyo de la gente por su cercania y lucha contra los privilegios y corrupción.
El estilo del libro es muy ameno, similar al de una crónica de periodico. El autor añade todo tipo de anécdotas y bromas, por lo que hay partes muy divertidas. O’Clery se centra en el aspecto político más que en el económico, aunque narra con todo detalle las grandes carestias en la época. El fantasma de una hambruna planeó durante muchos meses a finales de los 80 y principios de los 90. El autor no se anda con rodeos a la hora de explicar los problemas de la economía soviética y la dificultad de aplicar reformas: Es imposible pedir paciencia cuando falta pan y los estómagos están vacios.
Como se ha mencionado antes, el núcleo principal es la relación entre los dos líderes. Primero colaboraron porque Gorbachov veía a Yeltsin como un reformador energético. Luego cae en desgracia porque critica los privilegios de los dirigentes, pero Gorbachov no le destierra*. En 1988 Yeltsin es parcialmente rehabilitado y aprovecha las reformas democráticas para hacerse con el poder en la república rusa, la más importante de la URSS. Desde aquí va minando la autoridad de Gorbachov, cada vez más superado. En cierto momento vuelven a colaborar, y diseñan el plan de 500 días, que convertirá a la URSS en una economía de mercado. Gorbachov se echa atrás porque ve que el plan es demasiado arriesgado y se rodea de elementos conservadores, que le traicionan.
La obra me ha gustado mucho porque narra con mucho detalle los meses posteriores al golpe de estado: negociaciones, la reunión en Belavezha que disuelve la URSS, el destino de los golpistas, la situación económica… la mayoría de los libros salta directamente al final de la URSS en diciembre. También hay muchos aspectos novedosos o poco conocidos, como el desprecio de Gorbachov a algunos líderes de las repúblicas soviéticas, que no dudaron en traicionarle para convertirse en zares locales (“Mejor ser cabeza de mosca que culo de elefante”). El odio por Leonid Kravchuk es comparable al que tiene por Yeltsin.
Otros aspectos que merecen destacar es la resistencia de Bush y otros líderes occidentales a aceptar a Yeltsin. Esto no sólo se debía a la amistad y admiración que sentían por Gorbachov, sino por el recelo que provocaba Yeltsin. Tampoco se deseaba una disolución de la URSS por los potenciales conflictos y el destino del armamento nuclear. Es curioso que Yeltsin en algún momento intentó también evitarla, porque dejaba a 25 millones de rusos fuera de las fronteras, y se perdían zonas estratégicas como Crimea. Los otros líderes no iban a aceptar una negociación de las fronteras y un final como el de Yugoslavia aterrorizaba a todos.
Me pareció curioso que el autor enumerase todas las promesas incumplidas de Yeltsin hacia Gorbachov (literalmente le echó de la dacha y Kremlin para nunca volver), pero le eximiese de parte de la responsabilidad por el desastre económico de 1992. El autor indica que Yeltsin se involucraba poco en las decisiones econse involucraba poco en las decisiones económicas, y la terapia de choque fue diseñada con ayuda de expertos del IMF. Me sorprendió que no insistiese más que que Yeltsin incumplió la constitución en 1993.
Gorbachov también recibe críticas. En occidente es muy popular por haber terminado la Guerra Fría, pero en Rusia se le considera un incompetente o incluso un traidor. Casi todos sus antiguos colaboradores destacan su arrogancia (y la de su mujer Raisa), afirmando que eran tratados como siervos. También destacan su gusto por el lujo, poniendo como ejemplo la gigantesca dacha de Foros, construida a pesar de que en la zona había otras muchas disponibles. En 1996 volvió a presentarse a unas elecciones (en contra de la opinión de todos sus colaboradores y amigos) y logró un 0.5% de los votos.
Las últimas páginas del libro narran la relación entre ambos después de 1991. Tras unos meses Gorbachov volvió a criticar a Yeltsin, que respondió mandando a la policia a requisar a su fundación política, y favoreciendo todo tipo de acusaciones falsas. Algunas de las frases de Gorbachov son realmente memorables. Cuando la URSS se iba a disolver le dijo a Yeltsin que no le iba a dejar como “una mierda flotando en el hielo”. Después de 1991 critica que los tiroteos en Moscú son peores que los de Chicago en los años 30, o que el acto de disolución de la URSS fue un acto de traición.
Con el tiempo y ambos fuera del poder, las cosas se calman, aunque ya no habría contacto entre ellos. El único fue un telegrama de condolencia que Yeltsin envió cuando la mujer de Gorbachov falleció. Este estuvo en el funeral de Yeltsin pero estuvo muy contenido. O’Clery destaca que en el funeral vio a Gorbacho envejecido, como si con la muerte de Yeltsin se hubiese ido algo de él.
En definitica, es un libro que me ha entusiasmado y que recomendaría leer a cualquier persona interesada en el final de la URSS.
El libro narra dos historias paralelas. La primera es el último día de Gorbachov, cuando se prepara para dar un último discurso antes de dimitir. La segunda es la rivalidad entre Gorbachov y Yeltsin dos personas diametralmente opuestas. Gorbachov era un político diplomático, arrogante y sofisticado. Yeltsin era como una apisonadora, temperamental, le daba a la botella… tras su llegada a Moscú comenzó a chocar con el Politburo, al mismo tiempo que se ganaba el apoyo de la gente por su cercania y lucha contra los privilegios y corrupción.
El estilo del libro es muy ameno, similar al de una crónica de periodico. El autor añade todo tipo de anécdotas y bromas, por lo que hay partes muy divertidas. O’Clery se centra en el aspecto político más que en el económico, aunque narra con todo detalle las grandes carestias en la época. El fantasma de una hambruna planeó durante muchos meses a finales de los 80 y principios de los 90. El autor no se anda con rodeos a la hora de explicar los problemas de la economía soviética y la dificultad de aplicar reformas: Es imposible pedir paciencia cuando falta pan y los estómagos están vacios.
Como se ha mencionado antes, el núcleo principal es la relación entre los dos líderes. Primero colaboraron porque Gorbachov veía a Yeltsin como un reformador energético. Luego cae en desgracia porque critica los privilegios de los dirigentes, pero Gorbachov no le destierra*. En 1988 Yeltsin es parcialmente rehabilitado y aprovecha las reformas democráticas para hacerse con el poder en la república rusa, la más importante de la URSS. Desde aquí va minando la autoridad de Gorbachov, cada vez más superado. En cierto momento vuelven a colaborar, y diseñan el plan de 500 días, que convertirá a la URSS en una economía de mercado. Gorbachov se echa atrás porque ve que el plan es demasiado arriesgado y se rodea de elementos conservadores, que le traicionan.
La obra me ha gustado mucho porque narra con mucho detalle los meses posteriores al golpe de estado: negociaciones, la reunión en Belavezha que disuelve la URSS, el destino de los golpistas, la situación económica… la mayoría de los libros salta directamente al final de la URSS en diciembre. También hay muchos aspectos novedosos o poco conocidos, como el desprecio de Gorbachov a algunos líderes de las repúblicas soviéticas, que no dudaron en traicionarle para convertirse en zares locales (“Mejor ser cabeza de mosca que culo de elefante”). El odio por Leonid Kravchuk es comparable al que tiene por Yeltsin.
Otros aspectos que merecen destacar es la resistencia de Bush y otros líderes occidentales a aceptar a Yeltsin. Esto no sólo se debía a la amistad y admiración que sentían por Gorbachov, sino por el recelo que provocaba Yeltsin. Tampoco se deseaba una disolución de la URSS por los potenciales conflictos y el destino del armamento nuclear. Es curioso que Yeltsin en algún momento intentó también evitarla, porque dejaba a 25 millones de rusos fuera de las fronteras, y se perdían zonas estratégicas como Crimea. Los otros líderes no iban a aceptar una negociación de las fronteras y un final como el de Yugoslavia aterrorizaba a todos.
Me pareció curioso que el autor enumerase todas las promesas incumplidas de Yeltsin hacia Gorbachov (literalmente le echó de la dacha y Kremlin para nunca volver), pero le eximiese de parte de la responsabilidad por el desastre económico de 1992. El autor indica que Yeltsin se involucraba poco en las decisiones econse involucraba poco en las decisiones económicas, y la terapia de choque fue diseñada con ayuda de expertos del IMF. Me sorprendió que no insistiese más que que Yeltsin incumplió la constitución en 1993.
Gorbachov también recibe críticas. En occidente es muy popular por haber terminado la Guerra Fría, pero en Rusia se le considera un incompetente o incluso un traidor. Casi todos sus antiguos colaboradores destacan su arrogancia (y la de su mujer Raisa), afirmando que eran tratados como siervos. También destacan su gusto por el lujo, poniendo como ejemplo la gigantesca dacha de Foros, construida a pesar de que en la zona había otras muchas disponibles. En 1996 volvió a presentarse a unas elecciones (en contra de la opinión de todos sus colaboradores y amigos) y logró un 0.5% de los votos.
Las últimas páginas del libro narran la relación entre ambos después de 1991. Tras unos meses Gorbachov volvió a criticar a Yeltsin, que respondió mandando a la policia a requisar a su fundación política, y favoreciendo todo tipo de acusaciones falsas. Algunas de las frases de Gorbachov son realmente memorables. Cuando la URSS se iba a disolver le dijo a Yeltsin que no le iba a dejar como “una mierda flotando en el hielo”. Después de 1991 critica que los tiroteos en Moscú son peores que los de Chicago en los años 30, o que el acto de disolución de la URSS fue un acto de traición.
Con el tiempo y ambos fuera del poder, las cosas se calman, aunque ya no habría contacto entre ellos. El único fue un telegrama de condolencia que Yeltsin envió cuando la mujer de Gorbachov falleció. Este estuvo en el funeral de Yeltsin pero estuvo muy contenido. O’Clery destaca que en el funeral vio a Gorbacho envejecido, como si con la muerte de Yeltsin se hubiese ido algo de él.
En definitica, es un libro que me ha entusiasmado y que recomendaría leer a cualquier persona interesada en el final de la URSS.
Fuentes y enlaces de interés:
- Moscow, December 25, 1991: The Last Day Of The Soviet Union, de Conor O'Clery, Transworld Ireland (2012).
- http://wanderlustmarriage.com/interview-with-irish-journalist-of-the-year-conor-oclery/ (entrevista con el autor)
- http://www.globalpost.com/dispatch/news/regions/europe/russia/110826/gorbachev-moscow-russia-introduction (extractos)
* Posteriormente se arrepiente, y dice que le hubiera mandado de embajador a Mongolia.
Por lo que te leo el autor es muy, pero que muy condescendiente con Yeltsin y eso se denota en multitud de detalles como venir a decir que luchaba contra los privilegios y corrupción, cuando precisamente llego al poder a través de la élite que reinaría Rusia en la siguiente década. O decir que occidente no quería a Yeltsin cuando precisamente Bush padre y John Major mantenían conversaciones telefónicas preparando la caída de Gorbachov, al que se le retiró la promesa de financiación de occidente para dejarlo caer. La disolución de la URSS fue perpetrada para que Yeltsin se hiciese con el poder total en Rusia, que una vez consumada la separación de los países el puesto de Gorbachov dejaría de tener todo sentido.
ResponderEliminarTambién me resultaba chocante decir que Gorbachov en su vida privada era arrogante con sus más allegados, porque más bien pecaba de ingenuidad perpetua, fue su mayor defecto y lo que terminó provocando la llegada al poder de un populista, pero depredador en bastantes sentidos, como fue Yeltsin. Y del mismo nivel de ingenuidad de la de Gorbachov es pensar que Yeltsin no sabía que dejaría fuera de las fronteras Rusas a 25 millones de compatriotas, o venir a decir que el neoliberalismo acabaría destruyendo Rusia pero sus cuentas en Suiza si parecieron enterarse de la corrupción reinante.
El caso de Rusia fue uno de los tantos por donde han pasado los neoliberales provocando el caos y por supuesto no será el último:
En el año 2007 la cadena pública de Reino Unido, BBC, exponía como fue el proceso de cambio de un sistema a otro. Aproximadamente en el punto 33:40 se relata el caso de la URSS: http://vimeo.com/18393812
Desde Estados Unidos también nos ha llegado material audiovisual al respecto de la mano de Oliver Stone: "La historia no contada de Estados Unidos, capitulo 9" a partir del minuto 31 se explican los acontecimientos en la Rusia de Yeltsin http://vimeo.com/80352108
En fin, según lo que relatas, parece un burdo nuevo intento de la reescribir la historia.
Un saludo.
Basicamente pienso como Juan. La caida de la URSS fue una tragedia. Yo tenia 18 años, y lo que mas recuerdo fue mi extrañeza en relacion a que algo que yo consideraba un coloso, la URSS, vencedora de la SGM, mitificada al menos a nivel militar, pudiera disolverse de esa forma. Por aquella epoca mi sentimiento era de simpatia por Gorbachov y animaversion por Yeltsin. Hoy en dia, veo de forma menos indulgente al primero e igual de mal al segundo. Los militares golpistas en cambio tienen mi simpatia, al menos intentaron evitar el desenlace final. Muchas veces pienso en los millones de personas que murieron por defender la URSS a lo largo se 70 años, y como fueron traicionados. En lo personal, a mi me sirvio para ser apatico ante cualquier ideologia o proyecto politico. Supongo que para personas mayores, que vivieron la Guerra Civil Española o la SGM, sobre todo si eran socialistas o comunistas, debio ser un autentico trauma, una especie de enmienda a sus vidas.
ResponderEliminarDe acuerdo con juan.De hecho tener a 25 mill. De rusos fuera de Rusia es en parte un elemento estratégico como hemos visto en Crimea o como ocurre en Georgiano o Bielorrusos.Estalin supo organizar un proceso con muy dificil vuelta atrás que era construir una potencia mundial que precisaba ser homogénea y con el mayor sentimiento de unión posible.Desconozco la vida intima de Gorby pero recuerdo que fue en gran parte el artifice de la distensión nuclear y de que dejásemos de tener el dedo en el gatillo.Yeltsin era mucho mas manejable como individuo por occidente y no gozaba de amigos en el ramo militar ( mejor para occidente si se actuaba con cierta cautela ).Creo que Gorbachov ha sido mucho mas relevante a nivel global que Yeltsin pero es mi humilde opinión.Si tuviera la oportunidad de hacerlo le daría las gracias a Gorbachov
ResponderEliminarHola Juan
ResponderEliminarNo hay evidencias de que la caida de la URSS fuese causada por un plan de la CIA/EEUU o países occidentales. Todos los actos que fueron dinamitando la URSS los realizaron políticos soviéticos (Yeltsin, Kravchuk...).
Lo que cuenta Oliver Stone sobre la "terapia de choque" es correcto, pero también participaron políticos rusos como Egor Gaidar. La terapia había dado buen resultado en Polonia. Yeltsin lo apoyó porque así no sería posible volver al antiguo regimen. Esto da para un debate aparte.
Otro problema que Yeltsin se contró fue el de los bajos precios del petróleo. Durante su mandato tenía muy poco margen de maniobra, y posteriormente su salud se fue minando. Quizás por eso parezca más "manejable" que Gorbachov.
Saludos.
Veo aquí que todavía hay quienes añoran a la URSS. Pobrecitos yo siempre lo recordaré como un gran día para Europa y el mundo y doy gracias por haber sido testigo.
ResponderEliminar'El autor indica que Yeltsin se involucraba poco en las decisiones econse involucraba poco en las decisiones económicas, y la terapia de choque fue diseñada con ayuda de expertos del IMF. Me sorprendió que no insistiese más que que Yeltsin incumplió la constitución en 1993.'
ResponderEliminarTerapia de choque sin liderazgo. ¿Qué puede salir mal?