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martes, 1 de mayo de 2012

Ki-44 Tojo Aces of World War 2 (Aircraft of the Aces), de N. Millman


El Ki-44 Shoki –apodado Tojo por los aliados- fue uno de los aviones más peculiares de la fuerza aérea japonesa (JAAF). Al ser diseñado como interceptor, se hizo hincapié en la trepada y potencia de fuego, al contrario que en otros cazas japoneses.

Como fue producido en cantidades escasas (poco más de 1.200 ejemplares), apenas hay información sobre el modelo. La literatura japonesa es muy poco conocida y no hay mucho material traducido. Los informes aliados de la época solían mezclar los diferentes aparatos, por lo que es difícil encontrar material. El libro, a pesar de tener sólo 100 páginas, es una obra excelente. Al mismo tiempo, se trata de un tema bocanada de aire fresco en la serie de ases de Osprey. La última obra reseñable sobre el Ki-44 fue publicada en 1996, y no era más que una edición de otra de los años 70.

El libro tiene 6 capítulos que cubren los teatros en los que participó este avión: China, Burma, India Oriental, Filipinas, Japón… el primero se centra en China, a donde fue enviado un pequeño número de Shokis para realizar pruebas. El autor ha hecho una investigación de primera, e identifica muchos de los enemigos derribados. El principal enemigo en los teatros es el P-40 en sus diferentes versiones, un enemigo tenaz a pesar de la superioridad en prestaciones del Shoki. Posteriormente los Ki-44 se medirían a P-38 y P-51, aunque el autor no entra en tantos detalles.

En un principio el Ki-44 no fue demasiado popular entre los pilotos japoneses, que estaban acostumbrados a cazas ligeros y maniobrables como el Ki-27/43. A medida que fueron desarrollando tácticas la opinión fue cambiando. El principal problema del Shoki es que era producido en números paupérrimos. Esto se puede apreciar en todos los capítulos. Los japoneses apenas podían enviar 40 aparatos a un teatro porque la producción no daba para más. En Abril de 1944 se alcanzó la máxima cifra mensual: 85 aparatos mensuales. A medida que se avanza en la lectura, uno se da cuenta de que Japón no puede sostener las pérdidas y cada vez manda a pilotos peor entrenados. El autor hace hincapié en esto con datos en la mano.

La parte final analiza los combates contra el B-29 sobre Japón. El B-29 era un formidable adversario debido a sus prestaciones, resistencia, altura de vuelo y protección. Otras obras afirman que el Ki-44 fue rápidamente sustituido por cazas superiores, como el Ki-84 o Ki-100. Sin embargo, los Shoki seguían constituyendo un 15% de las unidades de defensa fijas. Incluso se utilizaron como cazas nocturnos.

Las fotos son de excelente calidad, y muchas de ellas no las había visto antes. Hubiese estado bien si se hubiese añadido algún mapa, ya que casi todas las ciudades mencionadas son desconocidas para los lectores. También me hubiese gustado ver más detalles de la evaluación americana del aparato. Por cierto, en el apartado de bibliografía el autor no hace referencia al mismo. Hubiese estado muy bien un listado de informes de los archivos nacionales americanos, por si alguien quiere profundizar más sobre el tema, aunque este no suele ser el caso en los Osprey.

Este libro lo recomendaría a cualquier persona interesada en aviones de la SGM, sobre todo la del teatro del pacífico. Se nota que el autor ha estado años investigando, y que no es simplemente un libro por encargo.


Fuentes y enlaces de interés:

- Ki-44 Tojo Aces of World War 2 (Aircraft of the Aces), de N. Millman, Osprey (2011).

viernes, 16 de marzo de 2012

P-51 Mustang capturado por Japón

El P-51 no sólo sirvió en Alemania. De hecho, es el único caza que luchó en las 3 capitales del eje (Berlín, Roma y Tokio). Su presencia muy destacada en el frente “CBI” (China-Burma-India) del Pacífico. A día de hoy los combates en este lugar son prácticamente desconocidos, pero lo cierto es que el Mustang tuvo un papel importante, ya que sustituyó a cazas como el P-40, anticuados en 1943-45. En un combate entre Mustang y cazas japoneses un Mustang fue capturado por los japoneses, que lo pudieron evaluar frente a modelos locales.

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P-51 Evalina (foto de Yasuho Izawa y cortesía de Henry Sakaida)

El debut del P-51 en el CBI tuvo lugar en Noviembre de 1943, cuando el 311 Fighter Bomber Group llegó al teatro. Los primeros combates tuvieron lugar ese mismo mes sobre Rangún, cuando se enfrentaron al 64 Sentai, una experimentada unidad de Ki-43.

La captura ocurriría el 16 de Enero de 1945. El piloto 1st Lt Sam McMillan se montó en un P-51C código 44-1086, con el apodo “Evalina”. Esta montura era normalmente utilizada por otro piloto, 1st Lt Oliver Strawbridge. El apodo del aparato era el nombre de su novia en aquella época. La misión era un ataque a un aeropuerto en Suchow. Este tipo de misiones eran muy inpopulares debido a lo peligroso de las mismas, ya que los japoneses solían instalar numerosa artillería AAA de protección.

Años después McMillan recordaría aquella misión: “Estaba haciendo una pasada a ras de suelo desde 20.000 o 30.000 pies, los japoneses no podían seguirnos con sus armas asi que apuntaban a un lugar por donde podiamos pasar y abrían fuego con todo lo que tenían”. “Yo me llevé su tiro de suerte, me encontré con una muralla de plomo”.

El P-51 recibió varios impactos en el motor, y McMillan rápidamente decidió salir de allí. Debido a los daños era difícil mantener la altitud y el motor no cesaba de pararse y rearrancar. Al volar demasiado bajo para tirarse en paracaidas, McMillan buscó rápidamente un claro donde poder aterrizar. Finalmente vio un arroza, pero cuando estaba a punto de tocar tierra, los controles dejaron de funcionar y el avión resbaló a 400mph hasta deternerse. El avión había caido 170kms al noreste de Hankow en la provincia de Hubei. McMillan no tuvo oportunidad de escapar porque la guarnición japonesa había visto el aparato en la zona.

Antes de que McMillan pudiera salir de la cabina, soldados japoneses se le echaron encima. Tras ser arrastrado, recibió una terrible paliza. Al mismo los oficiales estaban maravillados, el P-51 estaba intacto a pesar de estar cubierto con algo de barro. En parte, McMillan tuvo suerte de que el aparato estaba intacto, ya que los japoneses le necesitarían vivo para reparar los daños y preguntarse sobre el funcionamiento.

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Diagrama del P-51C con escaparelas japonesas. A destacar la cabina de burbuja (Gaetan Marie)

Las noticias llegaron rápidamente al Arsenal Aéreo (Shinsa Bu) de Japón y se procedió al envio del WO Nobuhara Mitsumoto y al mecánico 2n Lt Tadao Sakai para inspeccionar el aparato, que fue escondido bajo un árbol para evitar su destrucción. Mitsumoto y Sakai llegaron con un grupo de mecánicos y un intérprete; la reparación del P-51 fue relativamente simple porque ya existía cierta experiencia con aviones americanos (en años anteriores los japoneses habían capturado un buen número de B-17 y P-40). Tras enderezar las hélices y reparar el motor, el aparato estaba listo.

La mañana siguiente, el avión voló hasta Hankow. Como es de esperar, la expectación era enorme, y muchos pilotos se acercaron a ver el pájaro. Para evitar riesgos, el avión recibió símbolos japoneses. Finalmente, en Marzo de 1945, el avión llegó a la base de Fussa. El piloto escogido para probar el P-51 fue el Maj. Yasuhiko Kuroe, que curiosamente había servido en el 64 Sentai. En esa época era uno de los mejores ases del JAAF. En su informe Kuroe destacó que el P-51 poseía similares prestaciones que el Ki-84 en giros; mejor trepada y picada; y un excelente “direction finder”. También destacó que las ametralladoras .50 eran mucho mejores que las japonesas de 12.7.

"Me asombré de las prestaciones. Las características de giro eran espléndidas, casi como las de un Ki-84 en giros horizontales. El transmisor de la radio era excelente, el armamento y otros sistemas eran muy buenos (en términos de calidad), particularmente comparado a equivalentes japoneses, y además tenía un equipo de navegación por radio.

Su velocidad punta era inferior a la del Fw-190A importado, pero la velocidad en picados y estabilidad durante el mismo eran excelentes. Después de las pruebas de consumo estimamos que podría alcanzar Iwo Jima desde Japón. Más delante esto se hizo realidad."

El Maj. Yohei Hinoki, un as que precisamente había perdido una pierna en un combate contra Mustang, también pudo probar el aparato*. La experiencia le cortó la respiración:

“¡Era un guante para el piloto, se comportaba muy bien y estaba muy bien diseñado. Era muy rápido y compacto. Y no perdía aceite!"

"El Mayor General Imagawa me pidió que aprendiese a dominar el P-51 y luego demostrarlo a otros pilotos. No tenía mucha confianza en mi capacidad de volar un avión tan avanzado con mi pierna inutilizada, pero me decidí a hacerlo lo mejor posible.

Volé a la base de Omasa y finalmente pude echarle un vistazo. Podía apreciar la superioridad de su equipo, y su brillante fuselaje con la boca roja abierta de un dragón. Ví varios puntos rojos en un lado de la cabina, probablemente victorias registradas por el piloto americano contra cazas japoneses. Con el radiador bajo el fuselaje, tenía un aspecto pulcro y mortifero.

Me recordaba el día que pude ver por primera vez el P-51 sobre los cielos de Burma un 25 de Noviembre de 1943. El Mayor Kuroe, que me trajo el P-51 desde China, me dijo lo fácil que era de volar el P-51. Al montar me impresionó el cómodo asiento y no tuve ningún problema con poner mi pierna artificial en el pedal del timón de profundidad. Para mi había muchas cosas nuevas. Lo primero era el cristal blindado, con un grado de transparencia superior al del fino cristal japonés; segundo: el asiento estaba protegido por una capa de acero como no había visto en ningún caza antes; había un sistema de regulación automático del radiador, y el sistema de oxigeno era nuevo para mí. Mi impresión general es que estaba mejor equipado que cualquier avión japonés que había visto".

El JAAF utilizó al Evalina para entrenar sus pilotos en combates simulados frente Ki-61, Ki-43, Ki-44 y Ki-100. Kuroe se sentía tan a gusto en el Mustang que afirmó que ningún caza japonés Al final, el P-51 dejó de volar debido al desgaste del generador. Como solución, el Maj. Hinoki prometió derribar otro P-51 para sustiturlo, pero cuando lo logró el avión cayó al mar y al poco tiempo la guerra terminó. No se supo del destino del Evalina.

A pesar de que el P-51 capturado no estaba en condiciones óptimas, causó una excelente impresión entre los japoneses. No hay que olvidar que su industria estaba plagada de problemas entre 1943 y 1945, los motores de +1.500HP no eran muy fiables, el acabado de los aparatos era cada vez peor y en áreas como armamento o protección de los pilotos, estaban por detrás de otras naciones. Merece la pena destacar que no se hace referencia a los depósitos autosellantes o protección para el piloto, y es que los cazas del ejército estaban bastante mejor protegidos que los de la fuerza aeronaval.

Fuentes y enlaces de interés:

- Flight Journal, Collectors Edition, P-51 Mustang, the legend at war. Artículo de Henry Sakaida (2008).
- Mustang: The Story of the P-51 Fighter, de R.W. Gruenhagen, Arco N.Y. (1976).