El autor de este libro me es conocido porque hace años leí “Moscú 1941”,
que me gustó mucho. Cuando apareció este volumen sobre Afganistán, fue
directo a la lista de “futuros”. Rodric Braithwaite fue embajador
británico en la URSS entre 1988 y 1992. Estos años fueron unos de los
más convulsos en la historia de Rusia. Gracias a sus experiencias y
contactos, tiene un conocimiento sobresaliente del país.
Afgantsy narra desde el punto de vista soviético la invasión de Afganistán a finales de los años 70 y el posterior conflicto en el país. Braithwaite utiliza testimonios, entrevistas y libros escritos por autores soviéticos. Tras revisar la bibliografía y fuentes, dudo que otro autor occidental tenga tal acceso a personalidades rusas.
El libro comienza con una historia de Afganistán hasta los años 70. Desde el siglo XIX este país fue una pieza más en el tablero de las potencias europeas, que rivalizaban por controlarlo. Destaca sobre todo la tensión entre el imperio británico y ruso. Posteriormente un gobierno comunista se hizo con el poder, aunque había muchos problemas porque estaba dividido en dos corrientes irreconciliables.
Braitwaite dedica un capítulo entero a hacer un analisis de la invertención. Es el más detallado que he leido hasta ahora. Al contrario que en otras obras, no se echa la culpa a algún miembro específico del Politburo (por ejemplo Andropov), sino que se presenta como una sucesión de hechos –el asesinato de Taraki- que precipitan la intervención. Merece la pena destacar que siempre hubo dudas en torno a la operación porque la imagen de la URSS quedaría muy dañada.
Los siguientes capítulos explican desde un punto de vista militar la invasión. La URSS creó un ejército y preparó un ataque sorpresa al palacio presidencial, que es narrado con todo lujo de detalles. El estilo es muy ameno, y el autor añade multitud de anécdotas. Por ejemplo, los soviéticos no tenían acceso a muchos de los productos que se vendían en los bazares: musica occidental, vaqueros, pornografía, radiocassetes…
La segunda parte del libro cuenta cómo los soviéticos se empantanaron en Afganistán. En muchas ocasiones se utilizan paralelismos con Vietnam: los aliados afganos tenían muchos problemas para imponer su autoridad, mucha gente rechazaba la presencia de los soviéticos, la sociedad soviética mostró rechazo a las operaciones… el autor no hace un análisis detallado de las operaciones militares, pero sí de los principales problemas y virtudes de los soviéticos. Por ejemplo, muchos soldados mostraban un deseo sincero por ayudar a los afganos y veían una oportunidad para exportar la revolución de 1917. La URSS invirtió en hospitales y escuelas para mejorar el nivel de vida, e intentó reducir la represión que ejercía el gobierno afgano.
El autor tampoco nos muestra una visión idilica del conflicto y no tiene reparos en explicar los problemas del 40° Ejército: la situación sanitaria estuvo a punto de colapsarse por la falta de higiente, y la corrupción era enorme. El nivel de los oficiales variaba, y había algunos que sólo pensaban en ascender y hacer meritos, sin tener en cuenta las pérdidas. Ante los ataques enemigos, los soviéticos respondían de manera salvaje y causaban muchas muertes entre la población civil.
Una de las cosas que más me gusta de Braithwaite es que no tiene problemas en entrar en temas polémicos, ni en explicar leyendas urbanas. La más interesante en Afgantsy es sobre el uso de soldados de Asia Central. Algunos analistas pensaban que eran reclutas de pobre calidad en los que el ejército apenas confiaba. El autor da una explicación muy convincente con datos de lo contrario. Sirvieron y sufrieron en la misma proporción que reclutas de otras repúblicas, como la rusa. El análisis que hace sobre las novatadas (Dedovshchina) a los nuevos reclutas me pareció muy didáctico.
La tercera parte del libro se centra en los intentos soviéticos de salir del conflicto, y de la retirada del país. De nuevo aparecen muchos paralelismos con Vietnam. Los soldados se ven rechazados, y las promesas no se cumplen porque la economía está al bordel del colapso. La llegada de Gorbachov hace que se busque con más ahinco una retirada en las mejores condiciones posibles. Esto causa tensiones con otros miembros del gobierno.
Como era de esperar, también se cuenta la guerra civil que siguió en Afganistán hasta 1994, cuando el presidente Najibullah es castrado y ahorcado en Kabul. También hay una comparativa de la ocupación actual con la de la época soviética. El autor se basa en conversaciones e impresiones de un viaje suyo al país en 2008. Según su impresión, los afganos veían como mejores soldados a los soviéticos porque no llevaban tanta parafernalia y no recurrían a bombardeos masivos en tanta escala. También hay cierto buen recuerdo. Esto seguro que da que hablar, pero tampoco sorprendería si en cierta medida se debe al sindrome “Cualquier tiempo pasado fue mejor”.
El libro termina con un recuerdo para los veteranos. Gracias a internet, han aparecido multitud de páginas y foros donde han podido contactar entre ellos. Además, los últimos gobiernos rusos han mejorado el estatus de los combatientes, que no eran considerados veteranos por la URSS. En el 2009, miles de ellos asistieron a actos que conmemoraban el 20° aniversario de la retirada. El autor estuvo en ellos. La foto de la portada del libro es suya.
Fuentes y enlaces de interés:
- Afgantsy: The Russians in Afghanistan, 1979-89, de Sir Rodric Braithwaite, Profile Books (2012).
Afgantsy narra desde el punto de vista soviético la invasión de Afganistán a finales de los años 70 y el posterior conflicto en el país. Braithwaite utiliza testimonios, entrevistas y libros escritos por autores soviéticos. Tras revisar la bibliografía y fuentes, dudo que otro autor occidental tenga tal acceso a personalidades rusas.
El libro comienza con una historia de Afganistán hasta los años 70. Desde el siglo XIX este país fue una pieza más en el tablero de las potencias europeas, que rivalizaban por controlarlo. Destaca sobre todo la tensión entre el imperio británico y ruso. Posteriormente un gobierno comunista se hizo con el poder, aunque había muchos problemas porque estaba dividido en dos corrientes irreconciliables.
Braitwaite dedica un capítulo entero a hacer un analisis de la invertención. Es el más detallado que he leido hasta ahora. Al contrario que en otras obras, no se echa la culpa a algún miembro específico del Politburo (por ejemplo Andropov), sino que se presenta como una sucesión de hechos –el asesinato de Taraki- que precipitan la intervención. Merece la pena destacar que siempre hubo dudas en torno a la operación porque la imagen de la URSS quedaría muy dañada.
Los siguientes capítulos explican desde un punto de vista militar la invasión. La URSS creó un ejército y preparó un ataque sorpresa al palacio presidencial, que es narrado con todo lujo de detalles. El estilo es muy ameno, y el autor añade multitud de anécdotas. Por ejemplo, los soviéticos no tenían acceso a muchos de los productos que se vendían en los bazares: musica occidental, vaqueros, pornografía, radiocassetes…
La segunda parte del libro cuenta cómo los soviéticos se empantanaron en Afganistán. En muchas ocasiones se utilizan paralelismos con Vietnam: los aliados afganos tenían muchos problemas para imponer su autoridad, mucha gente rechazaba la presencia de los soviéticos, la sociedad soviética mostró rechazo a las operaciones… el autor no hace un análisis detallado de las operaciones militares, pero sí de los principales problemas y virtudes de los soviéticos. Por ejemplo, muchos soldados mostraban un deseo sincero por ayudar a los afganos y veían una oportunidad para exportar la revolución de 1917. La URSS invirtió en hospitales y escuelas para mejorar el nivel de vida, e intentó reducir la represión que ejercía el gobierno afgano.
El autor tampoco nos muestra una visión idilica del conflicto y no tiene reparos en explicar los problemas del 40° Ejército: la situación sanitaria estuvo a punto de colapsarse por la falta de higiente, y la corrupción era enorme. El nivel de los oficiales variaba, y había algunos que sólo pensaban en ascender y hacer meritos, sin tener en cuenta las pérdidas. Ante los ataques enemigos, los soviéticos respondían de manera salvaje y causaban muchas muertes entre la población civil.
Una de las cosas que más me gusta de Braithwaite es que no tiene problemas en entrar en temas polémicos, ni en explicar leyendas urbanas. La más interesante en Afgantsy es sobre el uso de soldados de Asia Central. Algunos analistas pensaban que eran reclutas de pobre calidad en los que el ejército apenas confiaba. El autor da una explicación muy convincente con datos de lo contrario. Sirvieron y sufrieron en la misma proporción que reclutas de otras repúblicas, como la rusa. El análisis que hace sobre las novatadas (Dedovshchina) a los nuevos reclutas me pareció muy didáctico.
La tercera parte del libro se centra en los intentos soviéticos de salir del conflicto, y de la retirada del país. De nuevo aparecen muchos paralelismos con Vietnam. Los soldados se ven rechazados, y las promesas no se cumplen porque la economía está al bordel del colapso. La llegada de Gorbachov hace que se busque con más ahinco una retirada en las mejores condiciones posibles. Esto causa tensiones con otros miembros del gobierno.
Como era de esperar, también se cuenta la guerra civil que siguió en Afganistán hasta 1994, cuando el presidente Najibullah es castrado y ahorcado en Kabul. También hay una comparativa de la ocupación actual con la de la época soviética. El autor se basa en conversaciones e impresiones de un viaje suyo al país en 2008. Según su impresión, los afganos veían como mejores soldados a los soviéticos porque no llevaban tanta parafernalia y no recurrían a bombardeos masivos en tanta escala. También hay cierto buen recuerdo. Esto seguro que da que hablar, pero tampoco sorprendería si en cierta medida se debe al sindrome “Cualquier tiempo pasado fue mejor”.
El libro termina con un recuerdo para los veteranos. Gracias a internet, han aparecido multitud de páginas y foros donde han podido contactar entre ellos. Además, los últimos gobiernos rusos han mejorado el estatus de los combatientes, que no eran considerados veteranos por la URSS. En el 2009, miles de ellos asistieron a actos que conmemoraban el 20° aniversario de la retirada. El autor estuvo en ellos. La foto de la portada del libro es suya.
Fuentes y enlaces de interés:
- Afgantsy: The Russians in Afghanistan, 1979-89, de Sir Rodric Braithwaite, Profile Books (2012).
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