Hace unos días falleció el antiguo oficial del ejército japonés, Hiroo Onoda. En marzo de 1974 se hizo mundialmente famoso tras rendirse en las Filipinas, donde había sido enviado en 1944. Al estar aislado con otros 3 hombres nunca recibió las noticias de la rendición japonesa. Tras 1945 siguió refugiado en la selva, desde donde lanzaba ataques contra autoridades y civiles filipinos. Para convencerle de que se rindiese hubo que traer a su antiguo jefe.
Onoda al inicio de su carrera militar
Entregando su espada samurai en 1974.
Tras ser recibido en Japón como un héroe vivió una vida discreta. Al volver a su país quedó decepcionado por lo que veía como una erosión de los valores tradicionales, y se marchó a vivir a Brasil unos años.
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