Tras la caida de Francia, el Reino Unido quedó en una situación comprometida. Al acoso de los U-boot se añadía el expansionismo del eje. La política británica –muy clásica en este sentido- fue la de intentar crear un frente europeo con otras naciones. El Reino Unido contriburía con aviación y la potente Royal Navy, mientras que estos aliados podrían movilizar ejércitos terrestres para desangrar a los alemanes. Esta política -poco realista- iba a causar mucha decepción y frustación entre los británicos. Grecia sería una de las primeras.
Los hechos se remontan a Octubre de 1940. Mussolini, con sed de gloria, invade Grecia desde Albania. Confiado en la superioridad italiana, apenas se hacen preparativos. La sorpresa no tarda en llegar: el eguerrido ejército griego no sólo frena el avance italiano sino que incluse llega a ocupar un 20% del territorio albanés. Desde el primer día los griegos recordaron a los británicos las garantías dadas con respecto a la soberanía griega en Abril de 1939. Churchill rápidamente prometió apoyo y declaró: “Les daremos toda la ayuda que esté en nuestras manos,. Lucharemos un enemigo común y compartiremos una victoria unida”.
El Air Chief Marshal Longmore, al mando del RAF Middle East Command, mandó rápidamente un escuadrón mixto de Blenheim (30 Sqdn). Churchill apoyó la decisión, tildándola de sabia y atrevida. En Noviembre llegaron otros dos escuadrones de Blenheim (84 y 211) y uno de Gladiators (80). En Diciembre arribaría otro de Gladiators (112).
Sin duda el teatro griego abría posibilidades muy interesantes para los británicos, pero el entusiasmo de Churchill no era compartido por muchos oficiales de las fuerzas armadas. A finales de 1940 los británicos habían logrado victorias muy significativas en el Norte de Africa y un apoyo a los griegos significaría la salida de elementos aéreos (y probablemente terrestres), vitales en las operaciones africanas. Wavell, comandante en jefe del Middle East Command, se opuso a la decisión, argumentando que Alemania iba a intervenir en ayuda de los italianos, y que al contar con líneas de comunicación interiores, podrían concentrar sus recursos con más facilidad.
Aparte de Grecia estaba el tema de Turquía. Los británicos habían firmado un tratado de mutua ayuda y Churchill confiaba en poder crear un frente en los Balcanes con Grecia, Turquía y Yugoslavia, lo que se traduciría en unas 70 divisiones. La importancia de Turquía fue resaltada en varios informes del estado mayor:
“La defensa de Turquía es más importante que la de Grecia. El War Cabinet está de acuerdo en que si Turquía es atacada se debe de hacer todo lo posible para que resista, y dar toda la ayuda posible para que lo consiga.”
La situación se complicaba según pasaban los días. El 29 de Enero de 1941, el Air Chief Marshall Charles Portal, jefe de estado mayor de la RAF, avisó a Longmoore de que estuviese preparado para enviar 10-15 escuadrones a Turquía. Esto era más de lo aceptable, y Longmoore avisó de las consecuencias de mandar unidades a los Balcanes –que estarían cierto tiempo sin operar- cuando los italianos estaban en plena retirada en el desierto. Portal replicó que no era cuestión de impresionar a Turquía sino de evitar que los Balcanes cayesen en manos alemanas sin apenas esfuerzos.
Personal de la RAF desembarcando en Atenas (Copyright desconocido).
Churchill también comenzaba a dudar de la operación. Si Turquía aceptaba los escuadrones es muy probable que los griegos pidiesen más. Esta cuestión se resolvió cuando Turquía dejó claro que sólo lucharía si era atacada. Al mismo tiempo, Grecia reclamaba más escuadrones pero se negaba a aceptar personal terrestre para no provocar a los alemanes.
Los hechos se remontan a Octubre de 1940. Mussolini, con sed de gloria, invade Grecia desde Albania. Confiado en la superioridad italiana, apenas se hacen preparativos. La sorpresa no tarda en llegar: el eguerrido ejército griego no sólo frena el avance italiano sino que incluse llega a ocupar un 20% del territorio albanés. Desde el primer día los griegos recordaron a los británicos las garantías dadas con respecto a la soberanía griega en Abril de 1939. Churchill rápidamente prometió apoyo y declaró: “Les daremos toda la ayuda que esté en nuestras manos,. Lucharemos un enemigo común y compartiremos una victoria unida”.
El Air Chief Marshal Longmore, al mando del RAF Middle East Command, mandó rápidamente un escuadrón mixto de Blenheim (30 Sqdn). Churchill apoyó la decisión, tildándola de sabia y atrevida. En Noviembre llegaron otros dos escuadrones de Blenheim (84 y 211) y uno de Gladiators (80). En Diciembre arribaría otro de Gladiators (112).
Sin duda el teatro griego abría posibilidades muy interesantes para los británicos, pero el entusiasmo de Churchill no era compartido por muchos oficiales de las fuerzas armadas. A finales de 1940 los británicos habían logrado victorias muy significativas en el Norte de Africa y un apoyo a los griegos significaría la salida de elementos aéreos (y probablemente terrestres), vitales en las operaciones africanas. Wavell, comandante en jefe del Middle East Command, se opuso a la decisión, argumentando que Alemania iba a intervenir en ayuda de los italianos, y que al contar con líneas de comunicación interiores, podrían concentrar sus recursos con más facilidad.
Aparte de Grecia estaba el tema de Turquía. Los británicos habían firmado un tratado de mutua ayuda y Churchill confiaba en poder crear un frente en los Balcanes con Grecia, Turquía y Yugoslavia, lo que se traduciría en unas 70 divisiones. La importancia de Turquía fue resaltada en varios informes del estado mayor:
“La defensa de Turquía es más importante que la de Grecia. El War Cabinet está de acuerdo en que si Turquía es atacada se debe de hacer todo lo posible para que resista, y dar toda la ayuda posible para que lo consiga.”
La situación se complicaba según pasaban los días. El 29 de Enero de 1941, el Air Chief Marshall Charles Portal, jefe de estado mayor de la RAF, avisó a Longmoore de que estuviese preparado para enviar 10-15 escuadrones a Turquía. Esto era más de lo aceptable, y Longmoore avisó de las consecuencias de mandar unidades a los Balcanes –que estarían cierto tiempo sin operar- cuando los italianos estaban en plena retirada en el desierto. Portal replicó que no era cuestión de impresionar a Turquía sino de evitar que los Balcanes cayesen en manos alemanas sin apenas esfuerzos.
Personal de la RAF desembarcando en Atenas (Copyright desconocido).
Churchill también comenzaba a dudar de la operación. Si Turquía aceptaba los escuadrones es muy probable que los griegos pidiesen más. Esta cuestión se resolvió cuando Turquía dejó claro que sólo lucharía si era atacada. Al mismo tiempo, Grecia reclamaba más escuadrones pero se negaba a aceptar personal terrestre para no provocar a los alemanes.
Con las operaciones yendo viento en popa, los británicos tenían una serie de opciones en el Mediterraneo. De hecho se estaba barajando una posible invasión de Sicilia, ataques a islas griegas e incluso el meter a Turquía en la guerra. Churchill, con el objetivo de clarificar las cosas, envió a Egipto en Febrero al secretario de asuntos exteriores, Anthony Eden; y al jefe de operaciones del estado mayor imperial, el general John Dill. Churchill les señaló que no se sintiesen comprometidos con las promesas hechas a los griegos, y que si las operaciones iban a terminar como en Noruega, que lo dijeran claramente.
Para sorpresa, Wavell no se opuso al traslado de unidades a Grecia, y Eden declaró que había buenas posibilidades de establecerse en Grecia y parar el avance alemán. Por otra parte, también se aviso que los recursos de la RAF en el teatro eran limitados y que no se podrían cubrir las necesidades de Turquía y Grecia a la vez. El 22 de Febrero los griegos –en vista de los movimientos alemanes- aceptaban el envio de una fuerza expedicionaría. Marzo iba a ser un mes febril para ambos bandos. Los alemanes comenzaron a concentrar unidades en Bulgaria, que se adhería al eje el 1 de Marzo, Yugoslavia lo haría el 25. Los británicos por su parte mandaron una fuerza expedicionaría de 58.000 soldados que no llegaría a desplegarse completamente.
En Grecia las cosas no iban nada mal para la RAF. En Marzo de 1941 había un equivalente de 8 escuadrones con 80 aparatos (200 si se incluyen las reservas). Los resultados en combates aéreos habían sido muy satisfactorios: se reclamaban 93 derribos confirmados y 26 probables al día 31. Las pérdidas habían sido de 4 Hurricanes y 6 Gladiators, pero se habían podido salvar 6 pilotos.
Gloster Gladiator del 112 Sqdn.
A primera vista la situación parecía buena, pero los mismos problemas que habían plagado a la RAF en Francia comenzaban a aparecer. El Air Vice Marshall John D.Albiac, al mando de la RAF en Grecia, consideraba que las misiones de apoyo a los griegos no eran tarea de la aviación, que debía concentrarse en objetivos estratégicos. No deja de ser una afirmación curiosa cuando se tiene en cuenta que sus fuerzas consistían en bombarderos ligeros y cazas de corto alcance. Sólo los Wellington –que operaban desde Egipto- ofrecían esta posibilidad. D’Albiac no cambió de opinión a pesar de que incluso el Rey de Grecia pidió más cooperación de la RAF. Incluso los militares británicos se pusieron de lado de los griegos
El 6 de Abril los alemanes cortaron de raiz cualquier tribulación británica. Con más de 1.000 aviones desplegados, se hicieron rápidamente con el control del espacio aéreo y machacaron todo tipo de objetivos. Un corresponsal haría la siguiente descripción de la batalla:
“Durante dos días he sido bombardeado y ametrallado por todos y unos pocos más. Los Stuka han destruido dos vehículos delante de mis narices y ametrallado un tercero… ha habido oleada tras oleada de aviones alemanes durante el día y la noche… los alemanes están utilizando un número fantástico de aviones, más de los que vi en Noruega en condiciones similares. Goering debe de tener un tercio de aviación y están barriendo todo lo que se pone por medio”.
El resto de la historia es similar a Francia o Noruega. La aviación griega y británica fue destruida en unos pocos días, y los británicos se vieron obligados a retirarse. El día 2 de Mayo se había completado. La campaña había costado a la RAF 209 aviones: 72 en combate, 55 en tierra y 82 en destruidos o abandonados en la evacuación. De las 163 pérdidas, 150 eran tripulaciones.
Fuentes y enlaces de interés:
- The right of the line, de John Terraine, Wordsworth military library (1998).
- http://www.elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?f=52&t=18042
- http://raf-112-squadron.org/112_sqn_gladiators.html (segunda foto)
- The right of the line, de John Terraine, Wordsworth military library (1998).
- http://www.elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?f=52&t=18042
- http://raf-112-squadron.org/112_sqn_gladiators.html (segunda foto)
el escritor britanico Roald Dahl pilotó un hurricane en Grecia y habla de ello en su libro "Volando solo", yo lo lei hace años y me gustó mucho. Ademas acompaña el libro con varias fotografias.
ResponderEliminarun saludo.