Tras la Segunda Guerra Mundial (SGM), un gran número de cazas de pistón fue a parar a paises suramericanos, atraidos por los grandes números y precios asequibles. La mayoría optaría por cazas de EEUU, principal socio comercial en la región y una superpotencia tras la SGM.
En general el caza preferido era el P-47, con buenas prestaciones, disponible en buenos números y mejor cazabombardero que el P-51, otro modelo muy corriente en estos paises. Probablemente los precios no serían muy diferentes, porque durante la SGM un P-47 costaba bastante más que un P-51 (85.000$ vs 50.000 Curiosamente, los Mustang operados por la República Dominicana no fueron retirados hasta 1984, y se vendieron con mucho éxito a operadores privados.
Estos aviones incluso volverían a combatir en la guerra del fútbol, cuando los P-51 salvadoreños combatieron con –entre otros- Corsair hondureños. Parece que los aviones de la US Navy (Corsair y Hellcat) no fueron exportados con tanta facilidad, probablemente debido a la poca tradición de este cuerpo a exportar aparatos.
Argentina adquirió uno de los modelos más "exóticos". Se trata del Fiat G55, un caza equipado con un motor alemán que superaba en muchos aspectos a los famosos Fw-190 y Bf-109 de la época. Los pilotos de pruebas alemanes quedaron tan sorprendidos que incluso se pensó en la fabricación en serie en Alemania.
Fiat G55A monoplaza (Ciro Benito).
La adquicisición del G55 por parte de Argentina es bastante interesante y se remonta a los 40. Tras el fin de la SGM se levantaron las limitaciones a la hora de adquirir material moderno, por lo que el plan quinquenal de la secretaría de Aeronaútica decidió dotar a la fuerza aérea de “una aviación acorde con el lugar preponderante que ocupa esta Nación, comparada con los países que marchan a la cabeza en lo que a aviación se refiere”. Las negociaciones con Italia se iniciaron en 1946, cuando viajaron el Secretario de Aeronáutica y el Director del Instituto Aerotécnico.
El G55 es adquirido debido a la necesidad de adquirir aviones de entrenamiento. A principios de 1947 se había seleccionado el biplaza Fiat F46-2B, especialmente desarrollado para Argentina. El problema radicaba en que la situación de la economía italiana, muy delicada tras años de contienda y ocupación. Para financiar la construcción de estos aparatos se decidió adquirir un lote de aviones G55A Centauro. De esta manera Fiat obtendría los fondos necesarios y los argentinos un avión de altas prestaciones, que permitiría seleccionar a los pilotos más aptos para misiones de caza. El lote acordado fue de 30 G55A monoplaza y 15 G55B biplaza, siendo los primeros 16 G55A modelos fabricados para la fuerza aérea italiana.
Fiat G55B biplaza (José Roque Baretto).
Aunque Italia ofreció Aermacci C205 Veltro, no parece que hubieron pruebas oficiales o concurso con participación internacional. La selección probablemente la cercanía con Italia, origen de muchos inmigrantes en el siglo XIX y XX.
Los primeros 9 G55A llegaron en Junio de 1947 embalados y desarmados a bordo de un carguero. Una vez desembarcados eran enviados a la base aérea de El Palomar, donde se instalaban los sistemas y se realizaban vuelos de prueba. Una vez pasados con éxito fueron entregados al Grupo I de la Agrupación Aérea de Combate, basada en El Plumerillo (Mendoza). En Julio varios de estos aviones participaron en el aniversario de la independencia. El 10 de Septiembre arribaron los dos primeros biplazas.
El G55 operaba como entrenador avanzado junto a otros modelos. Primero se realizaban varios vuelos en el Northtrop 8A-2 biplaza, luego en el Curtiss Hawk 75º y de ahí al G55. A finales de 1947 los G55 acumulaban 427:10 horas y los G55B 32:45, entre los principales inconvenientes estaba la falta de repuestos.
En 1948 terminaron las entregas, y los G55 cambiaron de unidad. La Agrupación fue disuelta y pasaron al Regimiento 2 de Caza. En Enero de 1951 se reformó la estructura de la fuerza aérea y los G55 pasaron al Grupo I de caza, creado a partir del antiguo regimiento. En ese mismo año hubo una intentona golpista y varios oficiales de la unidad fueron dados de baja.
Recuperación de un Fiat G55A (José Roque Baretto).
El G55 era un avión popular entre los pilotos, que lo describían como un avión “ganador”, con mucha potencia y velocidad. En unas pruebas comparativas frente a un Spitfire Mk IX el Fiat resultó ser superior. El principal problema era que se trataba de un aparato construido en una guerra, y su mantenimiento era intensivo. El motor debía desmontarse cada 100 horas y muchos de sus componentes eran de difícil acceso debido a la configuración en V invertida. Las cañerías del radiador y tuberías del refrigerante tenían tendencia a romperse. Desde el principio los mecánicos observaron problemas con los neumáticos, zapatas y cintas de freno. Los problemas de mantenimiento se veían agravados por la falta de herramientos. Por ejemplo, no se disponía de un banco motor para realizar pruebas. La corta vida del aparato queda reflejada en el hecho de que los ejemplares accidentados en 1954 no superaban 315 horas de vuelo.
Los G55 seguirían operado hasta 1953, cuando participan en unas maniobras de la fuerza aérea. A partir de entonces, la falta de repuestos dificultaría muchos las operaciones. La orden oficial afirmaba “Que el material de los aviones Fiat G55 presentaba deficiencias estructurales provocadas por la fatiga de material, siendo reducido el porcentaje de aviones en servicio y a un costo elevado. Resulta que dicho material aéreo no satisface las exigencias que los requerimientos operativos y de instrucción exigen”.
Fuentes y enlaces de interés: - Fiat G55A/B Centauro & G-59-1A, Serie Fuerza Aérea Argentina Nro 10, de A. Baldini y S. Bontti, Fuerzas Navales (2006). Las fotos proceden de esta obra.