Salón de aviación Le Bourget 1965, la URSS pone toda la carne en el asador

Los salones aéreos durante la Guerra Fría eran muy diferentes a los actuales. Por aquel entonces la Unión Soviética no tenía una participación importante en exhibiciones como Le Bourget o Farnborough. A ésto se le unía la dificultad de encontrar información, por lo que los modelos soviéticos eran casi desconocidos.

El salón de Le Bourget en 1965 iba a ser diferente. Por aquel entonces la situación internacional se había relajado, y en la URSS se había producido un cambio de líder. El gobierno de Brezhnev estaba interesado en aumentar su influencia y conseguir divisas, por lo que facilitó la exportación de aviones. En este contexto, la agencia TASS anunció en mayo de 1965 que en la edición de Le Bourget se expondría la mayor colección de aeronaves soviéticas hasta ese momento.

Los soviéticos cumplieron y enviaron 10 aeronaves: Il-62, Tu-124, Tu-134, An-12 An-24, Mi-6, Mi-8, Mi-10, y el planeador A-15. La gran sorpresa llegó el quinto día cuando un gigantesco An-22 Antei aterrizó para llevarse el "juego, set y partido".

La delegación que acompañaba a los aviones tampoco se quedaba atrás. Entre las 40 personas estaban los diseñadores Andrei Tupolev, Oleg Antonov y Mijail Mil; y el mismísimo Yuri Gagarin. Los modelos soviéticos se ofrecieron a precios más bajos que los occidentales. El Tu-134 con repuestos y herramientas salía por un poco menos de 2 millones de $, mientras que un An-24 costaba 800.000 $. Si se pagaba en efectivo se ofrecía un descuento, y también se aceptaba maquinaria de precisión y/o electrónica como parte del pago.

Los medios occidentales pudieron acceder al interior de todas las aeronaves salvo el An-22. Las opiniones fueron mixtas. Del Il-62 la revista Flight dijo que le faltaba sofisticación, y que muchos remaches no estaban bien instalados, lo mismo que las puertas. El Mi-8 sí que gustó a la revista; el prototipo V-8AP presentado tenía una configuración para aerolíneas con un armario para abrigos y aislamiento del ruido. Según la misma revista el vuelo era "llamativamente fino y confortable, con un nivel de ruido muy aceptablemente bajo".

Curiosamente, el An-22 no impresionó mucho a los periodistas de Aeroplane. No aportaba nada nuevo desde el pubto de vista tecnológico, y sólo era el mayor avión del mundo por peso - el Bristol Brabazon le superaba en envergadura. Tampoco tenía mucho potencial como avión comercial, aunque en el salón se habló de una versión de 720 pasajeros con un fuselaje más largo y dos pisos.

Il-62.

Prototipo del Mi-8.

An-12.

Il-18D.

Mi-6, a destacar el tamaño del ala.

An-24.

An-22.

El diseñador Oleg Antonov hablando con la prensa.

Mi-10.

Panfletos publicitarios de aeronaves.

Tu-124.

Tu-134.

Pese al esfuerzo la URSS no logró ninguna venta, aunque tampoco debería de sorprender si se tiene en cuenta el contexto político. De la misma manera, varios fabricantes occidentales ofrecieron sus aviones a la URSS y nunca se alcanzó un acuerdo. En cualquier caso, todos los modelos presentados operaron con éxito, y alguno incluso sigue en servicio.

Fuentes y enlaces de interés:

- Aviation Historian 65
- https://www.airliners.net
- Vídeo sobre el An-22 en alemán