Experiencia de un tanquista soviético de T-62 en Afganistán

En la revista Tejnika y Voruzhenie de mayo de 2016 se publicó un interesante artículo sobre el T-62 en Afganistán. Su autor, Anatoly Sorokin, es un veterano de la guerra que contaba su experiencia con este tanque, utilizado por el Ejército Soviético en este país. El texto que sigue es una traducción de los aspectos más interesantes. Al final del artículo pondré algunos comentarios para dar contexto y complementar la información.

Anatoly Sorokin se graduó de la Escuela Superior de Tanques de Taskent en 1985. Allí utilizó principalmente el T-62, aunque ya se consideraba anticuado. Cuando completó la formación esperaba servir en el T-80, pero fue destinado a Afganistán, al batallón de tanques del 181° Regimiento Motorizado de Fusileros (181 RMF). Estaba basado en un distrito de Kabul y utilizaba T-62, siendo el T-62M1 y M1-2 las versiones más comunes.

Sorokin recuerda que el tanque T-62 fue adoptado por el Ejército Soviético en 1961. Fue desarrollado por la Oficina de Diseño de Uralvagonzavod (Nizhny Tagil) bajo la dirección de Leonid Kartsev. Hoy, en la literatura sobre tanques, las valoraciones del T-62 son a menudo son ambiguas. En varias obras se puede leer: "El uso del tanque en unidades mostró una aptitud relativamente baja para las operaciones de combate".

Sin embargo, el T-62 mostró sus mejores cualidades en el contingente desplegado en la República Democrática de Afganistán: Supervivencia, simplicidad de operación/ mantenimiento, y economía.

Desde noviembre de 1985 hasta marzo de 1986 Sorokin sirvió como comandante de la 2° pelotón de la 3° Compañía de Tanques, adscrita a un batallón antitanque independiente separado. Las secciones de este batallón controlaban los puntos de control 19-24 de la autopista Kabul-Jalalabad.

Entre marzo a diciembre de 1986 pasó a una compañía “de ataque” del 181 RMF, basada en Kabul. Como parte de ella participó en los combates en Bagram y en la carretera Kabul-Ghazni.

 Columna de T-62 soviéticos en Kabul, 1980.

El punto de control #19 era uno de los más potentes de la carretera desde Kabul hasta Jalalabad. Había dos tanques del pelotón de Sorokin, un pelotón de cañones AT de 100 mm del batallón antitanque independiente de la 108° División Motorizada. Además, contaba con dos morteros de 120 mm (de la Segunda Guerra Mundial). En el centro había una torre de adobe con un puesto de observación para artilleros en el techo. De las tres compañías regulares del batallón de tanques, dos estaban de guardia.

La 1° compañía estaba en ese momento adscrita al 2° batallón motorizado que protegía la carretera desde Kabul hasta la encrucijada de Bagram. Sus tanques estaban dispersos a lo largo de los puestos para reforzar las divisiones motorizadas. Dos pelotones de la 2° compañía fueron asignados a una división antitanque independiente, mencionada anteriormente.

Dos baterías del batallón antitanque estaban equipadas con cañones antitanque MT-12 de 100 mm. En esa época tenían una excelente precisión en tiro directo y una buena capacidad de perforación, pero en las montañas prácticamente inútiles: en primer lugar, debido a un pequeño ángulo de elevación, que no permitía disparar a las laderas de montaña; en segundo lugar, debido al corto alcance (8,5 km para las montañas es muy pequeño); en el tercero - debido a la baja maniobrabilidad del montaje: los afganos podían atacar desde cualquier lado y desplegarse en los flancos, ya que mover un MT-12 sin un tractor era casi imposible.

Las condiciones de uso de los vehículos equipados con AT-3 Sagger eran todavía peores. Estos estaban en servicio con la batería del 3° batallón. Por ello, sin el apoyo de los tanques estos puntos de control serían inefectivos.

El 1° pelotón de la 2° compañía fue asignada a la batería de obuses D-30 del batallón de artillería del regimiento, y fue situada en los puestos avanzados junto al asentamiento de Surubi. 

Apenas dos pelotones de la 3° compañía fueron utilizados en misiones de ataque, reconocimiento armado y similares.

Este fue el uso que se dio a los tanques en todas las unidades de infantería motorizados y otras formaciones del 40° Ejército: aproximadamente 2/3 usaron en puestos de vigilancia que protegían carreteras, objetos importantes, etc.

Generalmente los tanques hacían fuego directo. En ocasiones no había objetivos, y se disparaba en la dirección de donde venía el fuego enemigo. En el primer día en el puesto #19, el comandante de la compañía, capitán Greceaniuk, me explicó la situación. Me introdujo al personal y mostró los equipos del pelotón (o más bien los dos tanques de cuatro). En ese momento, comenzaron a caer cohetes sobre la posición. En opinión de () fueron 8 NURS. El más cercano ni siquiera cayó a menos de 50 metros, y el resto en general a 150-200 con una gran dispersión. Les respondimos con todo lo que había en el puesto: cañones AT de 100 mm, morteros de 120 mm y ametralladoras DShK. Sin embargo, los puntos de lanzamiento de los cohetes estaban lejos, y nuestros proyectiles no tenían el alcance necesario.

Cuando Sorokin llegó al puesto recopiló una tarjeta de disparos con un enlace a los puntos de referencia -había multitud-. Marcó los sectores, para cada referencia había valores de azimut y elevación. No todos los T-62 estaban equipados con telémetros láser; el de mando (834) disponía de uno, pero no funcionaba. Por ello utilizó uno portátil de los artilleros.

Los tanques no hicieron fuego indirecto en el periodo en el que Sorokin estuvo destacado. A larga distancia los cañones de ánima lisa tenían una gran dispersión, y para lograr resultados era necesario que la unidad entera disparase (compañía). En los puestos de control normalmente sólo había 1 o 2 tanques. La excepción era el puesto #18, a 8 km del de Sorokin. Disponía de un pelotón completo (4 tanques) pero sin unidades asignadas.

Cuando el autor sirvió en una compañía de ataque, no se hicieron operaciones a nivel compañía. Lo normal era que participasen 3-5 tanques, con un máximo de 7.

Por la noche, si no había luna, había mucha oscuridad. Los sistemas de visión nocturna del tanque eran casi inútiles por su corto alcance. El del artillero era de 800 metros, y el del comandante de 400. Los artilleros de la torre disponían de un nuevo equipo, con luna el alcance era perfecto (2-3 km garantizados), pero sin ella no servía. Por ello, en noches sin lula llena, los artilleros utilizaban bengalas de 120 mm, disponibles en gran número.

 

 T-62 soviético. Para aumentar la protección se han colocado eslabones en la torre.

La munición consistía al 100% en munición HE. También había proyectiles de fragmentación (shrapnel), pero el autor no pudo ver los efectos. En combate se utilizaban los explosivos porque se pueden utilizar tanto contra la infantería como otros objetivos. Contra el enemigo en campo abierto sólo tuvo que disparar una vez.

En una operación para aprovechar inteligencia se avanzó por el valle de Bagram durante varios días. En uno de los pueblos los tanques dispararon contra un muro con munición HE. La proximidad con el enemigo se podía juzgar por los gritos del Mulá. De repente, comenzó un fuego intenso con granadas y armas ligeras. Los afganos pasaron a atacar de una manera alocada, probablemente al estar fuertemente drogados. El Mulá les animaba. El grupo de Sorokin estaba formado por 3 tanques, varios BMP-2D y varios BTR-70. En general, tras unos disparos de los tanques, y ráfagas de 30 y 14,5 mm el ataque de los afganos se atascó. No se les persiguió cuando se batieron en retirada. Unos minutos más tarde, llegaron los Su-25 y atacaron la aldea con bombas y cohetes.

En los ataques solo se cargaba la munición situada en la parte delantera del vehículo, junto a los depósitos de combustible. Esto reducía los riesgos de detonación en caso de explosión, la ventaja era que los tanques casi nunca operaban solos, por lo que siempre había un camión Ural con una carga completa de munición.

El punto débil del T-62 era la recarga del cañón. El peso de la munición HE-FRAG de 115 mm era de 28 kg, y los cargadores –o atletas- no estaban siempre a la altura.  En una ocasión su tanque disparó a un poblado en la zona de Bagram. La acción se hizo con el tanque parado y las escotillas abiertas. La cadencia no fue superior a 2 dpm.

Sorokin participa en el verano de 1986 en la operación “Maniobra” como parte del 181 RMF. Sólo en montaña los T-62 recorren más de 600 km, incluyendo el paso de Salang, cuyo punto más alto se encuentra a 3.363 m sobre el nivel del mar.

Los tanques respondieron bien. A pesar de los 40°C que hubo entre Kabul y Jabal-Ussaradzha, y las interminables ascensiones, que eran cada vez más inclinadas según se llegaba al paso, no hubo problemas con la lubricación o refrigeración del motor. No hubo pérdida de potencia cuando el tanque operaba en un aire menos denso.

En las sinuosas montañas uno se daba cuenta de lo complejo que es conducir un tanque por las abruptas pendientes y bajadas.

Sigue

 

La transmisión manual requería un ritual especial - apretar dos veces el pedal del embrague principal para cambiar a una marcha más alta, y apretar dos veces el pedal del embrague principal con un acelerón intermedio en la transición a una marcha más baja. Esto hizo que fuera casi imposible cambiar de marcha en subidas y bajadas pronunciadas.

A esto debería añadirse que los frenos eran completamente ineficientes en condiciones de montaña. Además, hacía falta un control especial del ajuste de los controles de dirección.

Durante esta operación (en junio), la compañía perdió un tanque, destruido por una bomba cuando circulaba en columna. Por fortuna, se trataba de un T-62M1 con suelo reforzado en la parte delantera. Aún así la explosión provocó que el suelo se arquease hacia dentro; el conductor salió despedido por la escotilla abierta y cayó detrás del tanque, sufriendo un enorme hematoma. La parte trasera también fue perforada, y se encontró un trozo de metal que había pasado a través de la penetración. Si hubiese sido un T-62 simple las consecuencias hubiesen sido trágicas. El tanque no fue recuperado y simplemente dado de baja. No hubo más pérdidas de la compañía en las operaciones.

En esta misma operación una bomba explotó en el suelo de un tractor BTS-2, que como los T-62M1 disponía de un suelo reforzado en la parte delantera. Este quedó tan doblado que el motor presionó el techo de la transmisión, deformando los pernos de montaje. Por suerte el vehículo no tenía municiones por lo que no había nada que pudiese detonar. El tractor no era del regimiento. El autor no recuerda exactamente, pero la tripulación sufrió contusiones.

Las minas eran la mayor amenaza a las tripulaciones. En las marchas todo el mundo, salvo los conductores, viajaban sobre el vehículo. Si una mina explotaba, la tripulación salía despedida y sufriendo hematomas, concusiones y hasta fracturas, pero básicamente seguía viva. Aunque esto no siempre ayudaba.

 T-62M1 en una carretera.

En diciembre de 1986 cuando se operaban en Bagram, uno de los tanques pasó por un sector donde había minas antipersonales del tipo OZM. La carga inicial saltó, y la mina explotó justo a la altura de la cabeza del conductor. Murió instantáneamente.

El tren de rodaje masivo del T-62 no era malo aguantando minas anti-tanque. Lo normal era que cuando la mina explotaba, una parte de la oruga (7-8 eslabones) era destruida. La rueda de rodadura era arrancada, pero debido a su peso (260 kg) absorbía la mayoría de energía y el chasis no resultaba dañado.  Además no perdía la movilidad, podía perder hasta 3 ruedas si se mantenían la primera y quinta.

Entonces, después de reparar la oruga, el tanque continuaba. En la compañía había 3 de 13 tanques que presentaban marcas de haber sido minados. Se veía que el guardabarros había sido deformado hacia arriba. Por suerte, no hubo bajas, ni siquiera contusiones, ya que las minas eran para destruir la oruga.

Afortunadamente, el tanque del autor no fue minado, pero el comandante del pelotón sufrió una. Posteriormente le dijo a Sorokin que no sintió el golpe, que solo vio una rueda de rodaje volando (revisar).

Cuando Sorokin llegó al puesto de control en noviembre de 1985, uno de los tanques había sufrido un ataque, probablemente por una bomba. La explosión había deformado el suelo delantero del chasis hacia adentro, pero no había grietas. El conductor salió despedido por la escotilla abierta. Se salvó por eso, en caso no contrario no hubiese sobrevivido a pesar de la protección extra (el tanque era una variante del T-62M1).

Hay un caso que muestra bien la capacidad de supervivencia del T-62. El conductor de uno de los tanques recién entregados estaba circulando de Hairaton a Kabul, pero perdió el control y el T-62 cayó por un precipicio, dando varias vueltas de campana. El tanque pudo regresar a la carretera y llegar a Kabul con sus propios medios. El mecanismo de giro de la torre, radio, equipo eléctrico y estabilizador estaban averiados, pero podía seguir combatiendo.  No podía disparar en movimiento pero la mayor parte del tiempo se hacía parado. Sorokin entrenó el tiro en movimiento pero no recuerda utilizarlo en combate. La radio tampoco era muy necesaria, ya que normalmente los tanques seguían al tanque de mando de la compañía y pelotón, y se aplicaba el principio “Haz lo que yo estoy haciendo”.

 T-62 junto a soldados soviéticos.

Otros dos tanques tenían penetraciones en las láminas traseras del casco debido granadas HEAT. En uno de ellos el chorro había perforado la lámina, un ventilador y un radiador del sistema de refrigeración. También había afectado la tapa del cilindro. Pese a todo, ni siquiera perdió el ciclo en el cilindro, y viajó 4 horas más por el valle; era un buen invierno, aunque afgano. Posteriormente, tras reemplazar el radiador, meter refrigerante y sellar el orificio en la tapa con un taco de madera", surcó polvorientas carreteras en Afganistán durante mucho tiempo.

Durante su uso en Afganistán aparecieron algunos de sus puntos débiles.

La coraza del tanque fue desarrollada en su época para proteger contra munición perforante, y no protegía frente a las cargas huecas (por ejemplo, la granada RPG-7 - la más común), que perforaba en la parte más protegida - la frontal. El blindaje y la protección del suelo se mostraron débiles.

El pequeño ángulo de elevación del cañón y ametralladora coaxial no permitía disparar al enemigo a gran altitud, y dejaba al tanque desprotegido frente a ataques desde arriba, en especial en las estrechas gargantas. Además, sólo 1 T-62 del pelotón disponía de una ametralladora AA DShKM.

Los tanques eran de diferentes años, incluso modelos con las viejas cubiertas de transmisión, fabricados antes de 1975. De acuerdo a los documentos tenían 2 o 3 reparaciones mayores. En ellas se reforzó el blindaje de la torre y frontal del chasis, así como la protección del suelo del chasis en la parte delantera. Era poco común ver la instalación de la ametralladora DShKM, el autor sólo la vio en uno de los tanques de las dos compañías del batallón.
 
Sigue (última parte)

Desde 1983 los T-62 fueron remplazados por versiones más modernas y adecuadas para la guerra en Afganistán. En 1985 los T-62M1 y T-62M1-2 formaban el 90% de la flota.  Con ellos se pudo eliminar una parte de las deficiencias mencionadas anteriormente.

La defensa frontal de la torre fue reforzada con bloques de blindaje adicional (conocidos como cejas de Brezhnev). En una parte de los vehículos que se utilizaba en el frene, se colocaron ruedas de repuesto y bloques extra para mejorar la protección de la parte trasera de la torre.

En 1984-1985 se emitió una orden para los tanques T-62M que eran enviados a recibir una reparación mayor. Los bloques de blindaje en la torre (conocidos como "cejas de Brezhnev") debían ser retirados e instalados en los laterales de tanques operacionales. Para ello se añadieron sujeciones adicionales de 200 mm de ancho y 10 mm de espesor. En la 3° compañía (de ataque) del batallón había tres de estos tanques, uno de ellos el del comandante (#834).

En el tanque #831 el bloque de blindaje situado en la parte trasera izquierda de la torre desprendió tras una explosión en una mina antitanque (antioruga). El tanque #834 perdió el mismo bloque cuando se desplazaba por camino de montaña; la soldadura no aguantó. En su lugar, se fijó una sección de oruga con 8 eslabones. La montura se reforzó con un alambre de acero de 6 mm. El espacio entre la torre y las orugas se ocupó con un tanque de 60 litros de agua - muy necesario en Afganistán-, comida y otras cosas. Resultó ser un maletero improvisado.

En 1986 se retiraron los requerimientos sobre retirar los bloques de blindaje de los tanques que eran enviados a reparaciones. El autor llevó dos a un punto de recogida Hairaton, y no se quitaron los bloques.

Además, el tanque de mando de la compañía se instaló una pantalla (reja) entre los bloques traseros. Estaba fabricada con barras de acero en condiciones militares (en el frente) y servía para proteger contra munición HEAT.

En 3 tanques de la 3° compañía se aplicó un camuflaje experimental. Los colores eran diferentes en cada uno. El del 831 fue especialmente exitoso, era una combinación de diferentes tonos de marrón. Con el cañón inclinado hacia abajo prácticamente se fusionaba con el terreno. 

La parte delantera del suelo del chasis recibió protección extra, así como los “soportes” entre el techo y suelo del chasis. En realidad, la efectividad de los pilares no era suficiente para proteger al conductor, ya que el asiento estaba pegado al suelo y el impacto de la explosión se transmitía.

Para proteger al tanque de granadas HEAT se utilizaban pantallas de goma. El problema es que sólo quedaban intactas en los tanques estacionados en checkpoints. Los tanques que participaban en operaciones en el valle las perdían después de varias operaciones.   

Debido al incremento del peso en el T-62M1 y M1-2 (37,5 a 42,5 toneladas) se instalaron motores V-55U con 40 HP extra de potencia en comparación al V-55V.

En el T-62M1, la protección de la coraza frontal del chasis fue reforzada. En el T-62M1-2 no ya que se planeaba utilizar la pala BTU-55, que también actuaba como una pantalla anti-HEAT.

Sin lugar a dudas, la pala BTU-55 era un accesorio muy importante, sobre todo cuando se operaba en los valles. Permitía abrir el camino entre matorrales y muros de arcilla. Además, su uso evitaba daños en los faldones y en caso de necesidad, podía crear una posición para enterrar el tanque en media hora. Esto era muy importante en los puntos de control. Con los muros de arcilla había que tener cuidado, porque muchas veces había profundas zanjas detrás. Cuando se derribaba uno el tanque avanzaba, pero no más de 1 rueda de rodadura. Si no había una zanja se proseguía. La mayoría de vehículos (VTI y VCI) no podían superar todos los muros de arcilla.

En cambio, una desventaja serie del BTU-55 era el motor eléctrico ST-16M que alimentaba el motor hidráulico. Era pequeño, potente y ligero, pero no estaba diseñado para su uso continuo y se quemaba. Como resultado, la pala quedaba inoperativa. A veces en los ataques se utilizaban quitaminas KMT-7, pero no a menudo, ya que estaba disponible el BMR-1 (basado en el SU-122-54) con el KMT-7.

El uso de quitaminas no evitaba los impactos de mina al 100%. A mediados de los 80 los afganos utilizaban minas de plástico fabricadas en Italia. Disponían de espoletas neumáticas y no se activaban con una simple presión (ejercida por el quitaminas), estallando debajo de las orugas del BMR o debajo de los vehículos que seguían. También había minas activadas remotamente por radio. En el verano de 1986 una columna se desplazaba de Kabul a Ghazni. Una mina activada por radio alcanzó un BTR-60 en la sección situada delante de la torre, y 3 hombres murieron.

T-62M.

El mayor peso del T-62M1 y la menor altura libre (debido al suelo reforzado) reducía la persistencia en terreno viscoso. El autor sabe por propia experiencia que un tanque atascado podía ser remolcado con un tractor BTS, aunque lo más normal es que lo hiciese otro T-62 con ayuda de cables.

No se hizo ningún cambio en los controles del tanque.

Gracias a la experiencia en el uso de equipos se hicieron algunos cambios en la estructura de las unidades del 40° Ejército. Se integraron tanques en las unidades paracaidistas. La 103° División de Paracaidistas recibió un batallón independiente; y el 345° Regimiento de Paracaidistas una compañía independiente.

En una división de tanques el número de tanques equipados con palas pasó de 1 por compañía a 3. También se aumentó la proporción de tanques equipados con ametralladoras DShKM.

Al contrario que el contingente soviético, en los 80 el Ejército de la República Democrática Afgana estaba equipado con T-54 y T-55. Muchas veces, los periodistas enseñan los restos de estos tanques cuando informan de Afganistán y atribuyen maliciosamente o por error estas pérdidas al Ejército Soviético.

Para concluir, el autor quiere decir que los tanquistas que sirvieron en el T-62 tienen un buen recuerdo de este vehículo. Era simple y sin pretensiones, pero al mismo tiempo muy efectivo - mediante el uso efectivo de sus tripulantes y comandantes de subunidades.

Fuentes y enlaces de interés:

- Revista Tejnika y Voruzhenie (mayo de 2016).