El año pasado decidí comprar este libro para leer sobre el régimen sirio y como Assad llegó al poder. Seguro que los lectores más veteranos recuerda que Bashar nunca estuvo destinado a tomar las riendas del poder, siendo su hermano mayor Bassel el elegido. Al no tener aspiraciones en política, Bashar se formó como oftálmologo y se mudó a Londres, donde trabajó entre 1992 y 1994.
En enero de 1994 todo cambia porque Bassel fallece en un accidente de tráfico. Ante la situación, Hafez al-Assad, líder de Siria desde 1971 decide nombrar a Bashar como heredero. Tras varios años de preparación asciende al poder tras la muerte de Hafez en el 2000, donde sigue desde entonces.
Con este libro su autor fue finalista al premio Pullitzer. Sam Dagher ha trabajado en Oriente Medio durante más de 12 años, y cubrió la guerra en Siria desde la primavera de 2012. Durante dos años fue el único corresponsal occidental en Damasco.
Antes de empezar a hablar del libro hay que destacar que tiene casi 600 páginas con todo tipo de fechorías y crímenes, por lo que no es recomendable como lectura ligera. La introducción de cómo Hafez al-Assad llega al poder y se mantiene en él podría ser un pequeño libro aparte. El autor dedica mucho tiempo a explicar cómo funciona el régimen: la familia Assad son unos sátrapas que se apoyan en algunos sectores de la población (sobre todo alauitas) para mantenerse en el poder. Esta élite es la que disfruta del poder y dinero, que se reparte mediante contratos, licencias etc. Cuando hay una revuelta (como en los años 80) se aplasta de manera implacable, y se eliminan a los elementos moderados para que la oposición se radicalice y sirva como excusa para seguir bombardeando. El autor argumenta que es importante conocer el proceso, ya que fue aplicado primero por Hafez y luego por Bashar.
En la primera parte del libro el autor cubre la infancia y juventud de Bashar. Como ya se ha comentado arriba no estaba destinado al poder y pintaba poco en comparación con otros hijos. Cuando se convierte en heredero es enviado a recibir preparación militar, y la fanfarria que acompañaba a Bassel pasa a é (canciones, manifestaciones a favor etc).
Tras hacerse con el poder hay cierta esperanza de que haya una apertura, pero finalmente prevale la idea de gobernar con "la bota en el cuello", al estilo de su padre. Hay una serie de motivos, desde la invasión de Irak por EEUU al temor de perder el poder. Bashar utiliza la guerra en Irak para mostrarse un actor imprescindible en la región, e incluso deja pasar a yihadistas a Irak para desestabilizar el país y empeorar la situación en Estados Unidos. El autor también le acusa de estar detrás del asesinato del primer ministro libanés Rafic Hariri, que se oponía a la influencia siria.
Una vez que comienzan las "primaveras árabes" y la represión Bashar se ve obligado a decidir. Los sectores moderados del gobierno le piden que negocie para aplacar los ánimos, mientras que los radicales recomendaban mano dura. Entre los primeros estaba Manaf Tlass, miembro de un clan suní aliado de los Assad. Entre los segundos estaban los primos Makhlouf de Bashar y su hermano menor.
Manaf Tlass es un personaje clave en el libro porque era uno de los principales dirigentes sirios cuando la guerra estalla, siendo la mano derecha de Basher y general de brigada en la Guardia Republicana. Su padre Mustafa había sido ministro de defensa entre 1972 y 2004. Tlass intentó que Basher negociase con la oposición, pero cayó en desgracia y en 2012 se exilió en París. El autor del libro ha podido entrevistarle a fondo y ha proporcionado todo tipo de detalles sobre el funcionamiento del régimen y la toma de decisiones ante la revuelta.
Basher decidió aplicar el manual de Hama, aplicando las mismas tácticas que su padre en esta ciudad en 1982. Tras cercar las localidades donde se producían manifestaciones (por ejemplo Daraa) se bombardeaban o se abría fuego, a pesar de que los manifestantes eran pacíficos. Luego se echaba la culpa a agentes extranjeros, e incluso se colocaban armas en mezquitas para enseñarlas en televisión como pruebas contra "los terroristas".
El autor explica que inicialmente los manifestantes pertenecían a la sociedad civil, y eran pacíficos. Sí que había algunas diferencias entre generaciones, los más jóvenes querían pagar a Assad con su moneda mientras que los más mayores aún recordaban las matanzas de los 80. La aparición de elementos radicales se debe principalmente a países como Catar o Arabia Saudí, que potenciaron grupos próximos a ellos con armamento y fondos. Esto hace que el conflicto tenga tintes religiosos (chiíes contra suníes).
Las operaciones militares no se analizan en detalle, y el texto se centra en las negociaciones entre diferentes países y los crímenes cometidos por las tropas del régimen. La trayectoria y muerte de Assef Shawkat se cubre con detalle. Shawkat era cuñado de Basher al estar casado con su hermana. Tras la muerte de Hafez fue uno de los principales aliados de Bashir, y ocupó puestos de enorme importante, como director del Directorado de Inteligencia Militar (popularmente conocido como Mujabarat), vicejefe de estado mayor y viceministro de defensa.
Parece que Shawkat y Basher se distanciaron porque el primero no estaba de acuerdo con la política del gobierno frente a los manifestantes. Esto era peligroso para Basher porque Shawkat tenía contactos en Occidente y era considerado una alternativa. Por ello el autor cree que el atentado en el que murió junto a otros dirigentes sirios fue obra de Assad.
El libro sigue con la aparición de Estado Islámico (ISIS) y la intervención rusa, cruciales en el conflicto. El surgimiento de ISIS en Oriente Medio hace que muchos países vean a Assad como el mal menor. Estados Unidos sacrifica Siria para salvar Irak, que tiene importantes recursos petrolíferos. Además firma un acuerdo con Irán, el otro gran apoyo de Siria El autor acusa al régimen sirio de tener cierta convivencia con ISIS
El autor no explica con mucho detalle los motivos de la intervención rusa, pero con ella Putin pasa a ser el "Sheriff de la región". Putin se convierte en el ídolo de Assad, en un espejo en el que mirarse. El autor acusa al gobierno ruso de bombardear rebeldes en vez de a yihadistas de ISIS, y destruir todo tipo de infraestructura (hospitales, escuelas) para impedir que la oposición pudiese organizar las regiones que ocupaba.
En la última sección el autor resume las posiciones de los principales involucrados en el conflicto, explicando porqué Assad sigue en el poder. También critica a periodistas occidentales que se han mostrado partidarios de Assad, y explica la propaganda de la familia Assad.
Índice del libro. |
El libro daría para muchas horas de debate, y lo recomiendo a cualquiera que quiera profundizar en el conflicto. La sección de fuentes y bibliografía tambié puede ser útil. El autor ha tenido acceso a muchas fuentes sirias y occidentales (sobre todo diplomáticos), incluyendo a gente muy cercana a Assad. No creo que nadie haya explicado con tanto detalle el funcionamiento e idiosincrasia del régimen sirio, incluyendo las complejas relaciones familiares. El autor es consciente de que apoyarse en la información de Manaf Tlass puede ser un problema, por lo que asegura que toda ha sido verificada con otras fuentes.
Un problema que le veo al libro es que el autor está claramente enfocado contra Assad. -el título del libro es uno de los lemas de una milicia pro-Assad. No es de extrañar porque es un dictador, pero tiende a ser más magnánimo con sus colaboradores, sobre todo si han desertado o se han pasado a la oposición. Tampoco explica mucho la posición kurda, centrándose en los enfrentamientos entre alauitas/chiíes y sunitas.
Fuentes y enlaces de interés:
- Assad or We Burn the Country: How One Family’s Lust for Power Destroyed Syria, de Sam Dagher. Little, Brown US (2019), formato Kindle
- https://elpais.com
- Entrada blog: Operation Aleppo: Russia's War in Syria, de Tim Ripley
El dictador Putin, apoyando a otro dictador que masacra a su propio pueblo. Los rebeldes nunca lo olvidarán, como los chechenos no se olvidan del genocida Putin...tal para cual.
ResponderEliminarUn cachorrito acaba de lanzar una lágrima por tu pena...
Eliminarme acorde de esta secuencia:
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=_jEQchTqaKA&ab_channel=Astra
saludos
Los chechenos? Cuales? Los que están con Kadirov, de putas y en Mercedes?
EliminarO la mierda fundamentalista criada por Arabia Saudita?
O los muertos?
Tal para cual,😂😂😂😂 que mal te sienta el confinamiento,con assad Siria era uno de los países musulmanesde mayor desarrollo humano,hasta que llegó EE UU y sus lacayos patrocinando el terrorismo.Honor y gloria al ejército sirio y a las tropas rusas.
EliminarInteresante para comprender la realidad siria. Creo que nadie considera al régimen como positivo, por algo siempre se le identifica como 'un mal menor'...al lado de los rebanacuellos. Por otro lado, ser un país árabe entre Turquía, Israel e Irak no debe ser fácil. Me pregunto cómo lo resolverá Jordania.
ResponderEliminarUn saludo
yo a assad si lo considero positivo, prefiero una dictadura que contenga a los extremistas que un semillero de terroristas islamicos de todas las pieles.
Eliminarpara los democráticos que lo consideran negativo, pues que le den asilo a los rebanacuellos en sus países.
A Jordania la cuida Israel, por tal motivo la "shiia" no se atreve a meterse con el Rey de Jodania.
ResponderEliminarRecuerdo que hace un ano me he referido a esto con los mismos argumentos del autor de este libro.
recuerdo como las noticias en tv y periòdicos eran totalmente contrarios al actual gobierno sirio, de hecho continùan igual, sin embargo una gran porcentaje del ejèrcito es musulmàn de la rama sunita, pero pocos militares se pasaron a la oposiciòn (algunos "amenazados" por los radicales de acuerdo a la prensa gubernamental: sana, al masdar). todo esto es un asunto extremadamente complejo, el aplastamiento de la rebeliòn de la hermandad musulmana fue terrible y despiadada, el actual conflicto fue aprovechado por los opositores extranjeros cuando observaron que la juventud estaba inconforme y sobre todo tendiendose a radicalizarse religiosamente y un mal manejo de la economìa y una pèsima cosecha, aunado a ello el ejèrcito no estaba preparado para el tipo de guerra que tuvieron que soportar siendo muertos una alta cantidad de elementos. si hay muschìsimos periodistas occidentales que no estan de acuerdo con la polìtica de sus gobiernos y por eso apoyan a Assad.
ResponderEliminarla opinión de la tv, postura editorial de medios y/o periodistas es totalmente subjetiva y acorde a intereses fuera de siria,
Eliminar"no es lo mismo ser el gladiador dentro de la arena que estar mirando el espectáculo desde las gradas"
Nada nuevo bajo el sol.
ResponderEliminarEl único problema de Assad fue no darle la comisión a Occidente.
Por no aceptar obtuvo una Guerra paquete completo, destrucción y balcanización de su País.
Los Amigos Americanos cuidando el crudo en el Este, los invasores en el Norte y los inescrpulosos haciendo de la suyas del Oeste.
Bashar hizo lo que cualquiera hubiera hecho en su lugar, los cuentos de hadas mágicas y soluciones pacíficas quedan para mentes infantiles, la realidad es lo que es... Cruda.
También comprendo a Dagher, escribir de forma imparcial no vende...
Como diría Klein "Cosas del Capitalismo"..
Algún día hablará de Arabia Saudí, Qatar ó los Emiratos, tal vez, cuando ya no existan los contratos copiosos.
No decirle que sí a Estados Unidos es invocar todos los demonios del infierno contra tu país.
ResponderEliminarQue le pregunten a la comunidad cristiana de Siria que que opina de assad y el ejército ruso,si han sobrevivido es gracias a ellos.
ResponderEliminarHace unos años fui a misa en la iglesia maronita de Buenos Aires. En las intenciones el sacerdote pidió "exterminar la plaga fundamentalista". Ellos llevan siglos de convivencia con los musulmanes, no siempre pacífica pero jamás estuvieron a punto de desaparecer como con la llegada del estado islámico y otras bellezas wahabíes en Siria e Irak. Cuando fui la situación todavía era fea (2017), aunque no tan desesperada como antes de la llegada de los rusos.
EliminarEste panfleto de sesgado anti-ruso,irani y anti-Assad,descartando que no se puede tirar al contenedor de basura debido a la prohibicion de tirar productos toxicos,solo puede servir para dos cosas,una como fulcro para trabar puertas o dos como corrector para ciertas posturas de lloga,ya que tal compendio de periodismo de cloaca no merece ni tan solo intentar abrirlo aunque sea para que se airee de su hedor a cinismo intencionado.
ResponderEliminarLa guerra se podia haber evitado, es cierto que la gente protestaba pacificamente y
ResponderEliminarsolo pedian mejoras que se podian haber hecho con facilidad.
Pero fueron asesinados y reprimidos con crueldad, entoces se echaron en los brazos de quien les daba una oportunidad para sobrevivir.
Asi me lo contaba varias personas huidas de Siria, cuando les pregunte como era aquello.
Y empezo una uerra con malos o muy malos, no habia buenos a los que
Pobres sirios, se han comido una uerra horrible, con una represion horrible.
Parece muy en la línea de lo que se esperaría de un periodista occidental. Propaganda pero de nuestros signo.
ResponderEliminarCosas así me disgustan, porque probablemente el autor del libro tiene una idea clara de que la guerra de Siria ha sido un 'todas putas', con hechos terriblemente reprobables por todas las partes. Igualmente viene a vender una moto poniendo a parir solo a Assad? Desde hace varios años Assad era la opción menos mala para un país que ha sido arrasado.
Supongo que encontrar publicaciones que pongan a todo el mundo como los amorales que son no abundan.
Alguien habla de quuen incito las manifestaciones? Tengo entendido q la CIA estubo detras de las "primaveras arabes".
ResponderEliminarLa verdad no conozco del tema, pero supongo que habrá sucedido como en todas las revoluciones y subsecuentes guerras civiles: una parte de los que protestan tienen demandas legítimas y las demanda de manera relativamente pacífica, y otra más radicalizada deseando que todo se vaya al garete para tener la excusa de usar la violencia e implementar ideas más extremistas. Y por fin, potencias externas que buscan lucrar con la inestabilidad o caída del régimen, y empiezan a apoyar los grupos más radicalizados (en el caso de Siria, varios países con intereses muy díspares pero todos buscando que se caiga la República Árabe, por diferentes motivos: EEUU, UE, Israel, Turquía, Arabia Saudita).
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